Patrick Noonan, un ex soldado británico de 48 años, fue secuestrado el pasado mes de marzo por soldados rebeldes al Gobierno en el sur de Darfur (Sudán), mientras trabajaba para el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Su secuestro duró tres largos meses, un tiempo en el que fue probado en su fe cuando intentaron que se convirtiera al islam. Encadenado y desnudo, aislado en un zulo de aproximadamente dos metros por metro y medio, Patrick sobrevivió alimentándose de las naranjas y la leche de camello que le ofrecían.
“Soy un devoto católico y antes de ser secuestrado solía rezar por las mañanas y por la noche. Me fui a Darfur con el objetivo de ayudar a los más vulnerables y cuando me secuestraron sólo pensaba en mi familia, no hacía más que rezar. Fue sin duda mi fe la que me ayudó a salir adelante”, asegura este norirlandés, casado y padre de dos niños pequeños.
“Durante su cautiverio Patrick vio cómo uno de sus captores musulmanes rezaba junto a él. “Hablaba un inglés perfecto, era un devoto musulmán. Se ponía a rezar a mi lado y un día intentó que me convirtiera al islam: me ofreció dos mujeres e intentó convencerme para que los ayudara a combatir a los rebeldes. Lo intentó varias veces, pero yo le dije que creía en Jesucristo, que solo podía tener una mujer y que no podía luchar porque trabajo para las Naciones Unidas y soy neutral”, explica.
Los rebeldes de Darfur se alzaron en armas contra el gobierno central en 2003, quejándose de que Jartum había descuidado por completo la región. Jartum movilizó tropas y milicias en su mayoría árabes para sofocar los disturbios. Los combates han ido aminorando con los años, pero el conflicto tribal y los enfrentamientos entre las tropas gubernamentales y los rebeldes han seguido afectando a la región.
A pesar de su experiencia como soldado (Noonan había trabajado 23 años como soldado en el regimiento Príncipe de Gales y desde 2005 trabajaba para la ONU en Irak) después de dos meses de vivir a base de naranjas, sin apenas poder beber agua, cayó gravemente enfermo.
Asegura que sobrevivió gracias a “una experiencia que me convenció de que tenemos un ángel de la guarda”.
Lo relata así: "Alrededor de la tercera semana de abril me sentía muy débil. Ese día en particular me sentía especialmente débil, tenía dolores en el pecho y estábamos a una temperatura de aproximadamente 45 grados bajo el refugio de lona. Pensé que iba a morir y me quedé dormido, no sé cuanto tiempo. Me desperté de pronto con una voz en mi cabeza que me decía ‘esta gente no es lo suficientemente fuerte como para vencerme’. La semana antes de que me secuestraran, yo había hablado con mi tía en Dublín diciéndole que volvería a verla el fin de semana de San Patricio. Cuando fui liberado y llegó a Inglaterra, me enteré por mi madre de que mi tía había muerto el 4 de abril. Yo estoy convencido de ella fue la persona que me mantuvo viva, mi ángel de la guarda durante aquellos días de calvario”, relata.
Desde 2009, cuarenta trabajadores humanitarios han sido secuestrados en Darfur, incluido Noonan.