El 6 de junio de 2010 fue beatificado en Varsovia, y Paul Hensler está convencido de que antes de cuatro años será elevado a los altares como modelo de virtudes heroicas para la Iglesia universal.

Hensler acaba de escribir y producir un documental sobre Jerzy Popieluszko, que en el Vaticano vieron en octubre y se difundirá a principios de 2013: Jerzy Popielusko, mensajero de la verdad tiene como finalidad que no pase algo que Hensler experimentó en carne propia. Combatió en Vietnam en 1966, pero sabe que la mayor parte de los jóvenes norteamericanos actuales apenas podrían ofrecer algunas coordenadas sobre aquella guerra. Paul ofreció su experiencia como asesor militar para El cazador y Apocalipsis Now, y ahora intenta que los jóvenes polacos no olviden a quien debe ser su modelo.


Jerzy Popieluszko nació en 1947, entró en el seminario en 1965, se ordenó sacerdote en 1972 y en 1980 empezó a trabajar en la parroquia de San Estanislao de Kostka, en Varsovia, justo cuando el sindicato Solidaridad empezó a convertirse en un quebradero de cabeza para el régimen comunista polaco.

Durante la ley marcial decretada por el general Wojciech Jaruzelski, las Misas por la Patria mensuales de Popieluszko congregaban decenas de miles de personas, que le convirtieron en objetivo a batir por el Partido, que le señaló con el dedo.

En 1984, cuando contaba 37 años de edad, tres agentes del gobierno pararon su coche, le golpearon hasta la muerte con una piedra, le ataron de pies y manos, le colocaron pesos en las extremidades, y lo tiraron al Vístula, convirtiendo en mártir a su enemigo (un millón de personas asistieron a su funeral) y engrandeciendo su figura hasta límites que nunca habrían deseado: por su tumba han pasado desde entonces dieciocho millones de personas.
Hensler concedió una entrevista a First Things sobre la importancia de la figura de Popieluszko en nuestros tiempos: "Fue un gran héroe olvidado, y creo que cuando la gente oiga hablar de su historia, su fama crecerá". No se refiere, obviamente, al interior de la Iglesia o a la misma Polonia, donde está muy presente, sino al conjunto del mundo occidental, donde ha ido cayendo en un ostracismo que espera contribuir a remediar, en particular "entre los jóvenes que nacieron después de la Guerra Fría".

Una de las "cosas maravillosas" que sucedieron tras su asesinato fue que "no se disparó un solo tiro ni hubo disturbios, no hubo represalias contra la policía comunista: los polacos siguieron lo que él les había pedido, derrotar al mal con bien".

"El colapso del comunismo en Polonia lo produjeron polacos que primero eran católicos, luego polacos y en tercer lugar anticomunistas", y a las misas de Popieluszko asistían judíos, ateos, protestantes, agnósticos que escuchaban "su mensaje sencillo de patriotismo, paz y no violencia": "El país entero estaba unido en torno a este mensaje", y pudo forzar a las autoridades del régimen a encarcelar a los asesinos.

Hensler explica que acude con frecuencia a pedir la ayuda de Popieluszko: "Soy veterano de Vietnam y enfermé a consecuencia de mi estancia allí. Tengo 64 años, he desarrollado una diabetes aguda y he perdido mi pierna izquierda. Soy también un católico ardiente, voy a la iglesia todos los días si puedo, y mis oraciones van al padre Jerzy Popieluszko para que me guíe, y creo que muchas veces lo hice con la esperanza de compartir un día esta historia".

¿Por qué lo ha financiado ahora? "La Iglesia ha comprendido que la Iglesia en Polonia dio nacimiento a un héroe, y la Iglesia tiene hoy una desesperada necesidad de héroes. El padre Jerzy era joven y vibrante y puede volver a despertar el amor a nuestra fe: un sacerdote católico joven, de 37 años, delgado y enfermizo, que ayudó al fin del comunismo de la manera más humilde".

Su historia, añade, es hoy "relevante en Libia, relevante en Siria, relevante en países como Myanmar/Birmania, Corea del Norte o China: confío en que otro padre Popieluszko -otro joven activista, otro joven sacerdote- vea este documental en alguna esquina oscura donde no haya libertad, donde haya opresión. Y espero que le ayudará a conducir a su gente o a su país a la libertad y a su fe"