José Mª Alsina, superior de los Hijos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ha entrevistado para la revista Fons Vitae al padre Pascual Cervera, Coordinador General del Movimiento Corpus Christi, un movimiento para sacerdotes que participan de la espiritualidad de Madre Teresa de Calcuta. Cervera habla de sus 22 años de relación con Madre Teresa.
También hablan de las conexiones entre Santa Teresa de Calcuta y Santa Teresita de Lisieux, dos mujeres a la vez pequeñas y muy grandes, cuando se cumplen 125 años de la muerte de Santa Teresita y 25 años del fallecimiento de Madre Teresa.
- ¿Cómo conoció usted a la Madre Teresa?
- La primera vez que «vi» a la Madre Teresa fue en un libro que compré en un viaje que hice a Australia. Allí nació en mí la curiosidad de conocerla a ella y a sus monjas. En ese viaje, en una parada que hicimos por casualidad en Bombay, me quise acercar a la casa de las Misioneras de la Caridad. Era el tiempo de los monzones, las lluvias torrenciales. Me recibió una hermana con una gran sonrisa y me llevó a un cuarto en el que había una enorme cantidad de bebés. Las Hermanas los cuidaban con gran esmero y algunos estaban esperando a las familias que los iban a acoger. Salí de allí con una gran alegría...
»Cinco años después, en 1980, supe por el periódico que Madre Teresa llegaba a Madrid para fundar la primera comunidad en el barrio del Candil en Leganés. Me acerqué al lugar donde se encontraba. Me sorprendió cuando llegué allí que fue ella quien me recibió en la puerta. Con toda naturalidad me invitó a ayudarles a mover muebles, preparar la casa... Me pidió que la llevara a la recepción que le hacían en la parroquia del lugar.
»En el viaje le preguntaba sobre qué quería decir cuando hablaba de «dar amor». Ella me dijo que sirviendo a los demás por amor se daba amor. Al llegar al lugar en el que le esperaba la «gente importante» (como ella les llamaba) se bajó del coche y mirando a un joven mendigo me dijo con alegría: «Allí hay uno de los nuestros». Se acercó al mendigo y con todo cariño le miró y vio que tenía una mano escondida detrás de la espalda. Le preguntaba y yo le traducía... '¿Cómo te llamas? ¿Te duele esa mano?' Se la mostró y con toda delicadeza se la acercó. Me quedé con la cara de aquel hombre y el cariño de la Madre y empecé a entender lo que era «dar amor».
- ¿Cómo surgió su deseo de ser sacerdote?
- De joven nunca me lo había preguntado. Solo recuerdo que en el colegio un sacerdote jesuita me lo sugirió. Nunca más me volví a acordar de aquello hasta que pasaron los años.
»El descubrimiento de Teresa y de las Misioneras de la Caridad, su modo de rezar ante la Eucaristía, su trato con los más pobres, su espiritualidad fue abriéndome a la llamada del Señor. En un encuentro de voluntarios con Madre Teresa en Roma en 1982 empecé a planteármelo. Allí, un sacerdote, el el P. Joseph Langford MC, me habló del sacerdocio y me dio un libro sobre el movimiento del Corpus Christi, movimiento de sacerdotes asociados con la espiritualidad de Madre Teresa.
»Al volver a España pensé que igual el Señor me estaba llamando al sacerdocio. Hice un retiro y volví a Roma para hablar con el P.Langford. De nuevo, otra vez en España, me encontré que había llegado la Madre Teresa y le expuse mi pensamiento de ser sacerdote. Madre Teresa se alegró mucho y me dijo que no me preocupara, que ella me iba a ayudar. La acompañé al Seminario de Toledo donde dio una charla.
»Yo no sabía a dónde ir. ¿Madrid, Toledo, Roma? La Madre Teresa me dijo que hablara con el obispo auxiliar de Madrid y que «le hablara como si fuera mi padre». Le expuse con sinceridad mi situación y el obispo me dijo que lo mejor era que fuera a Roma para estar más libre de mis ataduras de trabajo, familia... De Roma, la Madre me llevó al Bronx en Nueva York y me acompañó al Seminario porque ella quería comenzar en aquella diócesis una asociación para sacerdotes. Al cabo de cuatro años me ordené sacerdote en la Catedral de San Patricio por la imposición de las manos del cardenal O'Connor.
- Una vez ordenado sacerdote, ¿cuál fue su primer encuentro con Madre Teresa?
- Después de ordenarme fui a Calcuta. Al encontrarme con ella me besó las manos y me dijo «La divina providencia ha hecho que hayas llegado porque el sacerdote que nos iba a dar el retiro se ha enfermado». Yo no me veía capaz, le dije que no me sentía preparado. Ella sin titubear me dijo: «Full stop» (no hay más que hablar), porque comprendía que el sacerdote está preparado para llevar a Cristo. Siempre he recordado este momento a lo largo de mis años de vida sacerdotal.
- ¿Qué consejos le daba Madre Teresa como sacerdote?
- Ella nos insistía en que teníamos que estar bien formados y preparados porque teníamos la misión de llevar a Jesús a las almas y de ayudar a las hermanas Misioneras de la Caridad.
» Hablaba siempre de la importancia de la «disponibilidad». Recuerdo que estando en Nueva York me llamó por teléfono para decirme que me necesitaba y si podía ir a Albania (un país que estuvo sometido al comunismo feroz durante 40 años) porque había fundado allí una comunidad y no tenían sacerdote. Ella lo arregló todo para que al día siguiente el cardenal de Nueva York me recibiera. Ante la pregunta de mi obispo si yo estaba dispuesto a ir dije que sí.
»Ese mismo día cogí el avión a Roma y de Roma fui a Albania. Me encontré con un país muy pobre, las gentes vagaban sin saber dónde ir, no había iglesias, todo estaba destruido... Empecé a celebrar la Misa en las montañas, en las iglesias que las habían convertido en gimnasios, almacenes... Los sacerdotes habían sido martirizados.
»Recuerdo una de las Misas en la que las gentes se acercaban con devoción desde las montañas, la seguían de rodillas porque no conocían la Misa después del Concilio y yo la celebraba en inglés. Al levantar el cuerpo de Cristo cantaron el himno «Christus vincit» (que es la sintonía de Radio Vaticana). Me emocioné. Mi disponibilidad me abrió a esta experiencia maravillosa de admirarme de la fe de aquel pueblo tantos años perseguido. Allí aprendí lo de estar dispuestos que nos repetía Madre Teresa: «Be ready to expect the unexpected» ("estad preparados para esperar lo inesperado").
José María Alsina (izquierda) en su conversación con Pascual Cervera sobre Madre Teresa, Santa Teresita y el sacerdocio.
- ¿Qué piensa que le diría hoy Madre Teresa a los sacerdotes que se pueden hoy encontrar desconcertados, cansados o desanimados en su ministerio?
- La Madre Teresa siempre nos hablaba de la importancia de ser conscientes del don que habíamos recibido. Ella siempre nos animaba y nos exhortaba a valorar el regalo inmenso del sacerdocio que nos acompañaba siempre. Un sacerdote siempre es sacerdote y tiene en sus manos el poder de llevar a Jesús a los demás. Ella siempre nos decía que teníamos que ser santos, hacer las cosas con sencillez y llevar con alegría a Jesús a los demás. Los tiempos difíciles son una oportunidad para ser santos.
»No me olvidaré de una Misa que celebré en Calcuta en el Hogar de los Moribundos. Delante de mí estaba la Madre Teresa con un moribundo en sus brazos. Era una viva imagen de La Piedad: la virgen con Jesús en sus brazos. Muchas veces me viene al recuerdo esta imagen cuando celebro la Eucaristía y esto me ayuda a seguir adelante. El sacerdote es el que pone a Jesús en los brazos de María, el que pone a la humanidad herida en las manos del Padre. Eso sucede en todas las Misas, por eso vale la pena seguir siempre adelante.
»Madre Teresa siempre fue para nosotros, los sacerdotes, una verdadera Madre. Recuerdo cuando comenzamos nuestro trabajo en el barrio del Bronx que nos llamaba por teléfono por la noche para preguntar si estábamos bien y algunas mañanas nos traía el desayuno a nuestra casa, preocupada por nosotros. Ella desde el cielo seguro que también sigue haciendo de «Madre» de los sacerdotes. Por eso es bueno que a ella se encomiende todo sacerdote que pasa dificultad y seguro que le ayudará.
- ¿Cuál es el mensaje de Madre Teresa para estos tiempos?
- La Madre Teresa, ante el mal que contemplaba con sus ojos en el rostro de los más pobres y abandonados, tanto material como espiritualmente, no se quejaba. Se «arremangaba» y se ponía a servir con amor. La fuerza de su entrega la encontraba en su unión con Jesús presente en la Eucaristía.
» Esto lo podemos hacer todos allí donde estamos, donde el Señor nos ha puesto; con nuestra oración fiel, con nuestro servicio desinteresado a los que tenemos más cerca. Son tantas las necesidades. Pienso siempre en la actualidad y la importancia de aquellas palabras de Madre Teresa: «El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el fruto del servicio es la paz».
Santa Teresa de Lisieux, Teresita del Niño Jesús: se cumplen 125 años de su muerte.
- Estamos en este año en que coinciden los 125 años de la muerte de Teresita de Lisieux con los 25 de Madre Teresa. ¿Qué relación tenía Madre Teresa con Santa Teresita?
- Madre Teresa tomó el nombre de «Teresa» en la congregación de las Hnas. de Loreto en la que ingresó por Santa Teresita de Lisieux, por ser patrona de las misiones. Si nos acercamos a la espiritualidad de Madre Teresa vemos muchos aspectos «comunes» con Santa Teresita. Yo destacaría los siguientes:
a) El deseo de saciar la sed de Jesús que dirigía la espiritualidad de las dos santas.
b) La importancia del amor puesto en las obras más pequeñas. Ella decía: «No siempre podemos hacer grandes cosas, pero sí podemos hacer cosas pequeñas con gran amor».
c) La experiencia de la noche oscura, que para Santa Teresita fue de 18 meses antes de su muerte y en Madre Teresa de 40 años según conocimos por sus cartas después de su muerte.
d) Su vocación misionera y su amor a los sacerdotes. Tanto una como otra ardían en deseos de llevar a Jesús a todos y fueron verdaderas «Madres» para los sacerdotes.
e) Y, por último, como un aspecto central común a estas dos santas, su amor al Corazón de Jesús. Decía Madre Teresa: «Por nacimiento, soy albanesa. Por ciudadanía, soy india. Por fe, soy una monja católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. Por mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús» Pienso que Madre Teresa es la «encarnación del espíritu de Santa Teresita de Lisieux» para nuestro tiempo con la característica apostólica del amor a los pobres de los más pobres.
- ¿Una frase de Madre Teresa con la que podemos concluir nuestra entrevista?
- «A los niños y a los pobres, a todos los que sufren y están solos, bríndales siempre una sonrisa alegre; no solo les brindes tus cuidados sino también tu corazón. Tal vez no podamos dar mucho, pero siempre podemos brindar la alegría que brota de un corazón lleno de amor».