¿Se imagina a Joaquín Sabina hablando de la Virgen con verdadera devoción o a José Saramago acudiendo a encuentros de lectura de la Biblia? Pues exactamente así de chocante ha sido la conversión radical de Joshua Horn, ateo militante y presidente de la Secular Free Thought Society (Sociedad Secular de Libre Pensamiento), asociación de estudiantes de la Universidad de Arizona conocida por su abierta posición ateas y anticlericales.
Crecido en una familia de rito baptista muy estricta, Horn se alejó de la fe al final de su adolescencia, cuando trabó contacto con estudiantes que no compartían su religión. Empezó a estudiar textos científicos a los que anteriormente no había tenido acceso.
Poco después de un mes se había convertido al deísmo, y enseguida llegó su transición al ateísmo: «Estaba enfadado y había asumido una especie de mentalidad de víctima», explica Horn.
«Era bastante hostil a la religión en general, y me había prometido a mí mismo como misión personal demostrar que todas las religiones eran falsas», reconoce en una entrevista concedida al diario State Press
Si quería ver Pokemon, a cambio tenía que tener una hora de conversación con sus padres. Su infancia la vivió en una escuela cristiana privada que negaba la evolución, y tenía que acudir a la iglesia al menos tres veces a la semana. Era un niño modelo que impresionó al profesorado y al clero con su inteligencia natural, su aplastante dominio de la lógica y su ferviente devoción religiosa.
Pero todo cambió al llegar al instituto, donde la realidad era mucho más diversa que el ambiente cerrado de familias baptistas en el que se había movido hasta entonces. Su curiosidad innata y su afán por aprender se despertaron y empezó a devorar textos académicos: religiosos, filosóficos, matemáticos, científicos... «Mis padres pensaron que me habían lavado el cerebro en el instituto», cuenta Horn.
«Decidí investigar por mi cuenta todo lo que me habían prohibido».
El Joshua ateo militante llegó a la Universidad de Arizona sediento de nuevos conocimientos y con ganas de seguir demostrando «que todas las religiones eran falsas».
Entró en la Secular Free Thought Society (Sociedad Secular de Libre Pensamiento) y su pasión y fervor por la causa de la razón contra el dogma manipulado le encumbraron como su nuevo presidente en cuestión de poco tiempo.
Solía acudir a los debates universitarios con un arsenal de argumentos y contraargumentos basados en sus extensas lecturas, listo para destruir verbalmente a quienquiera que se pusiese delante de él.
«Solía vivir realmente para el debate y para cambiar la mentalidad de la gente», explica Ryan Jungbluth, un amigo cercano de Horn y también católico converso.
En efecto, la inteligencia de Horn «puede ser casi mortal», afirma Alam Fahad, amigo de Horn desde la secundaria y testigo durante los años de sus transformaciones ideológicas. Alam fue criado como musulmán, pero también ha convertido al catolicismo. Tanto Ryan como Alam deben parte de su conversión a la influencia de Joshua.
Tres meses después de llegar a la presidencia la vida de Joshua cambió totalmente mientras leía la Letanía del Sagrado Corazón. «La mejor manera de explicarlo» comienza, «es que no sólo sentía y experimentaba algo, sino que sentía y experimentaba algo concreto y una manera completamente nueva de vivir. La única palabra que puedo usar es un sentido místico, no me había sucedido nunca. Nunca había experimentado algo así antes, y yo diría que lo que sentía era místicamente a Jesucristo», asegura.
«Ha sido una nueva forma de experimentar la realidad, por lo que no existe ninguna analogía con cualquier otra cosa que haya vivido, lo que lo convierte en algo muy difícil de explicar», lamenta.
En un primero momento no le gustó el cambio: «Estaba enfadado por lo que me había sucedido. Asustado y sin consuelo alguno. No podía creer que fuera posible...», reconoce.
«Sucede y te das cuenta de que es algo que te obliga a cambiar de inmediato la vida, y todos los caminos que habías emprendido». Y el primer paso fue dejar la Free Thought Society al día siguiente.
Como le sucediera a Antony Flew cuando anunció su conversión (le llamaron loco y víctima del Alzheimer), la misma suerte corrió Joshua Horn.
«Incluso ha habido sugerencias de que estaba mal de la cabeza», asegura. «Me lo esperaba, he vivido una intensa experiencia interior y este grupo se basa totalmente en la negación de ello. He decidido seguir adelante con mi vida», concluye.
Hoy, dos años más tarde, Horn ha seguido adelante con su vida y en consecuencia con su conversión al catolicismo ha decidido ser voluntario en el All Saints Newman Center (http://www.asucatholic.org/), también lee a los Padres de la Iglesia y a santo Tomás de Aquino, y se ha convertido en catalizador de nuevos conversos.
«Aristóteles dijo que el propósito de una flauta es ser bien tocada. Yo creo que el propósito de una buena historia es que ser contada», asegura.