Todos le conocen en España tras de su paso por el Real Madrid desde el 2007 al 2009, y desde entonces como jugador del Inter de Milán.
Holandés de origen, fue muy criticado en su momento por su estilo de vida poco «centrado». También en su país ha sido conocido por su carácter presuntuoso y arrogante. O eso dicen. En su entorno más cercano, por el contrario, lo definen como «un chico normal, tranquilo, alegre y bromista». Lleve quien lleve razón, la conversión de Wesley Sneijder pilló por sorpresa a todos.
Tras casarse a los 21 años con su novia de la adolescencia, la modelo Ramona Streekstra, de la que se divorció en 2009, el futbolista comenzó una relación con la actriz y presentadora holandesa Yolanthe Cabau van Kasbergen. Con ella comenzó un camino de fe que le llevó a bautizarse en la capilla del Inter en Appiano Gentile.
Lo ha contado él mismo en una entrevista concedida al periódico holandés De Volkskrant: «En Appiano hay una capilla y me he bautizado allí después de un camino serio», confirma.
Gran parte del mérito en este cambio de vida radical es del capitán del equipo Javier Zanetti, también católico practicante, que hizo de mediador con el capellán del Inter de Milán: a cambio de una «full inmersion» de catequesis para Sneijder y una intensa serie de reuniones -incluso en la curia milanesa-, el bautismo tardó menos en llegar de lo esperado.
Y después, el matrimonio: Yolanthe y el futbolista se casaron en Castelnuovo Berardenga, en Toscana, en julio de 2010, tras el Mundial de Fútbol que ganó España.
Hoy en día, el futbolista del Inter vive a cien metros de la catedral de Milán, «que es preciosa», subraya, y él mismo cuenta: «Rezo todos los días y voy con Yolanthe los domingo a misa en diversas iglesias del centro de la ciudad. Los aficionados no me molestan jamás».
¿Vive Sneijder su religiosidad en el campo de fútbol? «La fe y el catolicismo es algo que me da fuerzas. A veces mis creencias me mantienen firme y decidido, a veces rezo para tener más fuerzas», explica en la entrevista.
«Cuando no me siento bien, rezo y rapidamente consigo alejar el malestar».
«No rezo nunca en el campo de fútbol, pero antes de cada partido busco el tiempo para hacerlo, con discrección, en el hotel o en los vestuarios», reconoce el futbolista del Inter.
Durante el Mundial de fútbol contó que rezaba con Yolanthe el Padre Nuestro antes de cada partido. Además, bajo su camiseta siempre se nota un rosario que lleva al cuello, por una vez no como amuleto para desear buena suerte, sino con plena convicción: «Critican mi experiencia religiosa, pero para mí es muy importante. No soy un exhibicionista», puntualiza.