“Queridos amigos: ¡Por fin llegué a la misión a la que me envía el Señor! Estamos en la zona oriental del país, en una llanura inmensa, en medio de un mar interminable de caña de azúcar, que nos rodea por los cuatro costados. Es la llanura más extensa de todas las islas del Caribe”. Con el entusiasmo de un niño se expresaba el padre Cristopher Hartley Sartorius a su llegada, en 1997, a su misión en República Dominicana. Después de años de estudios en Roma y Toledo, discernimiento y espera, este cura formado en Toledo veía por fin cumplido su sueño: ser misionero.

Así comienza la primera de quince cartas en las que en el discurrir de los años fue contando el misionero, a sus amigos y benefactores, su experiencia brutal en medio de aquellos campos de caña que, como envueltos en un papel celofán de agencias de viaje y vacaciones de ensueño, esconden en su interior la realidad oscura y dolorosa, podrida e injusta, de los trabajadores de la industria azucarera, un núcleo poblacional formado en su mayoría por haitianos traídos engañados o incluso a la fuerza, explotados como animales y tratados como a esclavos, según se podía leer en las sucesivas cartas del padre.
Los amigos y familiares del padre pudieron ser testigos en la distancia de una historia que cada vez se acercaba más a la delgada línea que separa una situación dramática de pobreza de una de crisis humanitaria. Hasta que la cruzó. A partir de ahí, una brutal campaña difamatoria contra el misionero que no se vio exenta de veladas amenazas de muerte primero, y explícitas después: “Díganle a ese reverendo que un día va a parecer en un carril de lodo con la boca llena de moscas”.

Las quince cartas que escribió Christopher Hartley Sartorius contando su experiencia en la misión, han sido recogidas en Esclavos en el paraíso (LibrosLibres) firmado por Jesús García, reportero de éxito ya reconocido tras sus obrasMedjugorje y ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?, que utiliza las misivas del padre como hilo conductor de una historia que por momentos te hiela los nervios.

Como la de Roberta, una niña de diez años que fallece a causa del sida sin que sus madre le haya transmitido la enfermedad; o historia de Bubona, a la que literalmente se la comieron viva las ratas en aquel colchón mugriento al que los más audaces llamaban cama, hacen que te hierva la sangre hasta el punto justo de ebullición en el que solo el amor descomunal del Evangelio, vivido en la persona de un misionero, puede templar los nervios del lector.

Roberta y Bubona pueden ser para el lector los rostros de los miles de braceros que se levantan en cada página de este libro a las cinco de la mañana y se van a trabajar hambrientos, sin haberse llevado un bocado al estómago; que regresan doce o trece horas después con una miserable funda de arroz con la que alimentar a sus mujeres e hijos, un pedazo de pan, un puñado de lentejas o, sencillamente nada, mientras se han pasado todo el día, bajo el sofocante sol Caribe o la torrencial lluvia tropical, para hacer rica de escándalo a la familia propietaria de los campos de caña.

En medio de ellos, entre los renglones de esta epopeya del siglo XXI, la Iglesia en la persona de un misionero que no cedió a las amenazas, a las presiones, a los miedos, y que con la Doctrina Social de la Iglesia por bandera, dio la cara por esas gentes a las que había sido enviado.

No lo hizo a golpe de tratado sindicalista, sino de Evangelio. Evangelio vivo, no muerto, puro y transparente, que se viste de coraje y caridad para dar de comer al hambriento, de beber al sediento, ropa al desnudo y libertad al cautivo.

Así lo certifica el cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto y los Sacramento –y quien fuera obispo del padre Christopher- en el prólogo del libro: “Ahora, cuando tanto estamos hablando de evangelización, de Nueva Evangelización, cuando tal vez estemos teorizando más que haciendo por la Nueva Evangelización, este libro nos dice de manera sustancial, viva y estimulante, qué es eso de la Nueva Evangelización y cómo se lleva a cabo”.

El libro Esclavos en el paraíso recoge estas quince cartas y una exhaustiva crónica de los acontecimientos en la citada parroquia de San José de los Llanos desde la llegada del padre Christopher en 1997, hasta su marcha en 2006, así como testimonios de los que mejor le conocieron.

Pero que nadie se lleva engaño. No es este un libro de enaltecimiento de la mal entendida Teología de la Liberación, sino más bien una profunda catequesis sobre la doctrina social de la Iglesia, derivada de los textos conciliares y de la espiritualidad de Juan Pablo II, Papa que en la homilía de ordenación del propio Christopher Hartley Sartorius, celebrada el 8 de noviembre de 1982 en Valencia, dijo a los ordenandos: “Comprometeos en todas las causas justas de los trabajadores”.

El libro, editado por Libros Libres, confirma a Jesús García como reportero de referencia de información religiosa, en el marco de la Nueva Evangelización. Con un lenguaje asequible para lectores de toda condición social, sus textos son capaces de penetrar en los corazones como una navaja tanto por los temas elegidos como por la forma de comunicarlas. Sus dos primero libros no fueron un espejismo, sino el inicio de una carrea que alumbra muy alta.

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Título: Esclavos en el paraíso OcioHispano
Autor: Jesús García  
Editorial: LibrosLibres  
Páginas: 317 páginas  
Precio 20 euros