El pasado 7 de diciembre de 2021 era enterrada en Budapest, entre honores y con un servicio religioso presidido por el cardenal Peter Erdö, la primera mujer con el cargo de parlamentaria en Hungría, Margit Slachta, nacida en 1884 y fallecida en el exilio en EEUU en 1974, donde descansaban sus restos.
"Ella conoció y representó el ideal del amor cristiano en lo público, en la acción, en las palabras y los hechos", proclamó el cardenal húngaro.
El país recuerda a Margit Slachta como activista de los derechos humanos, mujer pionera de la política, defensora de judíos perseguidos, defensora de los derechos de la Iglesia y la libertad religiosa frente a los comunistas.
Y religiosa, porque desde los 24 años pertenecía a una comunidad religiosa católica, y a los 39 fundó otra.
Recientemente se encontró y restauró un fragmento de metraje del momento en que fue elegida parlamentaria en 1920, la primera diputada del Parlamento húngaro, la Dieta. Tenía entonces 36 años y cumplía 12 como religiosa de la Sociedad de la Misión Social, una congregación de vida activa fundada por Edith Farkas. Allí aprendió la acción social religiosa.
Vídeo de Margit Slachta al salir elegida diputada saluda; imágenes de 1920 restauradas recientemente.
En esos años de activismo temprano había colaborado para lanzar la Unión de Mujeres Católicas, una organización para promover el derecho femenino al voto en Hungría (que se consiguió en 1918).
Tres años después de ser elegida diputada, fundó una nueva congregación, las Hermanas del Servicio Social (https://sssla.org), que en esa misma década de los años 20 se extendieron ya por Hungría, Rumanía, Eslovaquia, Canadá y Estados Unidos. Hoy siguen activas y tienen presencia también en Cuba, México, Filipinas y Taiwán.
Las Hermanas del Servicio Social desde su inicio trabajaban cuidando huérfanos, apoyando como parteras y enfermeras y creando escuelas de formación profesional. Bebían de la espiritualidad benedictina, colaboraban en apostolados sociales con benedictinos y sentían una especial devoción por el Espíritu Santo.
Margit Slachta joven, en 1920, al ser elegida diputada para el Parlamento húngaro.
Hungría, en la estela de la Alemania nazi
De 1920 a 1944, gobernó el país el almirante Miklós Horthy, hostil al comunismo. En 1938, el país, en la estela de la Alemania nazi, tramitó sus primeras leyes antijudías. Margit Slachta, que tenía entonces 54 años, las criticó desde su periódico, La voz del Espíritu. En 1940, con Europa inmersa en la II Guerra Mundial, Hungría se unió al bando alemán e italiano.
En otoño de 1940 se empezó la deportación de familias judías de Csíkszereda a Körösmezö, en la región de Carpathia-Ruthenia. Margit Slachta, que era una figura pública y conocida, escribió al párroco del lugar pidiendo información sobre la situación de los deportados. Su interés y visibilidad frenó esa primera deportación y esas familias fueron liberadas.
Kamenets-Podolsk: el inicio del Holocausto
Los alemanes volvieron a presionar al gobierno húngaro para retomar la deportación de judíos. En julio y agosto de1941 fueron deportados unos 18.000 judíos que residían en el país pero no tenían ciudadanía húngara a Kamenets-Podolsk en Ucrania, donde fueron asesinados en masa por los nazis. Kamenets-Podolsk fue el primer lugar donde se ensayó el exterminio sistemático masivo de judíos. Allí fueron asesinados unos 23.000 (los de Hungría, pero también muchos de Ucrania).
El 13 de agosto, Margit Slachta no sabía que mataban judíos en masa, pero sí que se deportaban familias enteras a la fuerza con comida para tres días y apenas algo de dinero de bolsillo. Escribió la esposa del Almirante Horthy, Ilona, insistiendo en que como cristianos era necesario oponerse a las atrocidades en masa, seguir los "sentimientos humanos e instintos naturales" y rebelarse ante esos actos contrarios "a los mandamientos de Dios".
En 1947, en un discurso ante el Parlamento húngaro -entonces ya bajo control comunista- Margit proclamó que en septiembre de 1941, habiendo oído rumores de matanzas masivas en Ucrania, ella se sumó a un grupo de húngaros que intentó llegar al lugar a investigar. En el grupo estaban ella, los obispos Endre Hamvas y Pakocs; un enviado del Papa en Hungría, Imre Szabo (que en 1951 sería obispo auxiliar de Esztergom); Gyorgy Aponyi y la condesa Erzsébet (Elisabet) Szapáry, que con la Cruz Blanca había organizado una red de ayuda a judíos y otros refugiados de guerra desde 1939.
Aunque Hungría era aliada de Alemania, una vez el grupo llegó a Ucrania no se les dejó acercarse al lugar, excepto Imre Szabo, al que permitieron adentrarse más. Lo que averiguó bastó para convencerse todos de la masacre masiva y redoblaron sus esfuerzos para que Hungría no deportara a nadie más. Y, efectivamente, se detuvieron las deportaciones.
Ahora Margit hablaba con más claridad y radicalidad sobre las deportaciones. En 1943, en plena guerra mundial, acudió a Roma a hablar con Pío XII de la situación de los judíos en la vecina Eslovaquia, región aliada de los nazis, de mayoría católica. Algunos piensan que eso ayudó a la Santa Sede a maniobrar para que Eslovaquia detuviera las deportaciones durante el año 1943. Ese mismo año clausuraron el periódico de Margit, pero ella se las arregló para seguir publicando ediciones clandestinas.
Los nazis toman el control de Hungría
En marzo de 1943 los alemanes tomaron el control político de Hungría y retiraron del gobierno a Horthy en octubre. Entonces iniciaron la deportación sistemática y masiva de cientos de miles judíos húngaros.
Margit Slachta y sus religiosas y colaboradores ocultaron tantos judíos como pudieron en sus comunidades y escuelas de formación profesional. Se calcula que escondieron al menos a 1.000 y que aportaban alimentos diarios a unas 2.000 personas.
Su red clandestina fue muy eficaz. Margit sufrió golpes y violencia en persona ese año de dura ocupación nazi, pero los nazis húngaros sólo encontraron a un grupo, el que escondía Sára Salkaházi, a la que echaron desnuda al Danubio helado con las 5 personas que escondía en ese lugar. Sára Salkaházi fue la única religiosa de la congregación a la que atraparon y mataron. Fue beatificada como mártir en 2006.
La sede de las hermanas en Budapest fue reconocida como Casa de Vida por la Fundación Raoul Wallenberg en 2017, en un acto al que acudió el obispo Janos Szekely.
En Israel, el Instituto Yad Vashem reconoció el esfuerzo de Margit en favor de los judíos perseguidos y desde 1985 la cuenta como Justa entre las Naciones.
Diputada valiente frente a los comunistas
Después de los nazis, vinieron los comunistas. En las elecciones de 1945, las del final de la guerra, volvió a ser diputada. El 31 de enero de 1946, con tropas soviéticas y líderes comunistas por doquier, un Parlamento sin libertad votó declarar que el país sería ahora una República. Sólo un diputado votó en contra, frente a todos: era Margit, que argumentaba que eso debía decidirlo el pueblo húngaro en libertad.
Después dedicó su presencia en ese primer Parlamento a intentar defender la libertad religiosa frente a las leyes comunistas.
En 1947 se presentó con un partido que quería ser independiente en un sistema comunista, la Liga de Mujeres Cristianas. Consiguieron cuatro escaños en la Dieta. La función de las pequeñas fuerzas "independientes" en el régimen era un paripé.
En 1948 el Parlamento, siguiendo directrices del Partido Comunista, votaba a favor de confiscar las escuelas católicas. Todos lo celebraron levantándose a cantar el himno... excepto Margit, que permaneció ostentosamente sentada.
Por su actitud desafiante y sus discursos valientes contra el régimen, la sancionaron expulsándola del Parlamento 2 veces por seis meses.
Finalmente, en verano de 1949 se fue del país con su hermana, primero a Austria y luego a Estados Unidos. Desde allí siguió trabajando con sus hermanas de congregación por los pobres y ayudó a los húngaros exiliados que huían de la represión de 1956. Moriría en Buffalo, Nueva York, el 6 de enero de 1974.
Reconocimiento en 2021
En diciembre de 2021, al volver su cuerpo a Budapest, el alcalde de la ciudad, Gergely Karácsony, del partido de izquierda-verde Párbeszéd, la alabó como "una de las personas más íntegras del siglo pasado, testimonio de que la defensa valiente de la dignidad humana no es en absoluto prerrogativa de los varones. Desde hoy, su cuerpo descansará en suelo húngaro. Espero que su espíritu haya vuelto con ella, también".