Akiko Tamura tiene 37 años y una brillantísima carrera a sus espaldas como cirujana torácica, especialidad que viene desarrollando desde hace cinco años en la prestigiosa Clínica de la Universidad de Navarra.
Sus amigas también la definen como "la reina de la fiesta y los Gin Tonics", y la propia Akiko dice de ella misma al Diario Vasco que "soy una persona muy activa, pensé que era lo contrario al prototipo de monja de clausura".
Esta madrileña de padre japonés y madre navarra comenta que "aunque yo no me lo creía, existe lo que se conoce como `llamada´".
"El cambio más radical en mi vida ha sido dejar que Dios la llevase más que yo...", señala al diario Abc.
"Este Jueves Santo iba en mi coche tan tranquila y de repente, en medio de mi corazón noté claramente que Dios me pedía ser carmelita descalza. Ni oí voces ni vi visiones, solo sentí una paz y un amor de Dios bestial".
"Me he dedicado a salvar cuerpos y ahora quiero salvar almas" subraya con suavidad esta cirujana de ascendencia japonesa.
"Al principio mi familia me preguntaba ´¿Qué vas a hacer en un convento? ¿Perder todo tu talento?´". Pero Akiko confiesa que a ella no se le hubiera ocurrido lo de meterse a monja pero que «es el plan de Dios».
El sábado pasado ingresó en el convento de las Carmelitas Descalzas de Zarautz (Guipúzcoa).