El demonio es cada vez más poderoso, su industria está cada vez más organizada y su intervención "extraordinaria" en el día a día es cada vez menos extraordinaria. Es la tesis que pronunció el exorcista, teólogo y fundador de la Doloran Fathers Society, Chad Ripperger, en la icónica Catedral de San Patricio de la ciudad de Nueva York, a comienzos de mes.

El también doctor en Filosofía y psicólogo explicó que si bien el número de posesiones demoníacas tiende a estabilizarse durante las últimas décadas -las cifras que afirma manejar las elevan al 0,5% de la población, lo que corroboran algunos estudios- mencionó cómo otras formas de influencia demoníaca como la obsesión diabólica "están aumentando drásticamente".

Al hablar de la obsesión diabólica se refiere a todo ataque a la psique en el plano mental, intelectual, del conocimiento, mediante ideas obsesivas que no son de origen natural. También menciona el incremento de otro de los ataques del demonio, la opresión o influencia, en referencia a ataques que "descomponen el cuerpo" y se manifiestan, por ejemplo, con "enfermedades carentes de explicación natural". 

La pornografía, vehículo del satanismo

A la hora de plantear el incremento de ambos fenómenos, Ripperger menciona varios factores.

Uno directamente asociado es la pornografía y los contenidos relacionados, en los que no es  raro que sus autores hayan sido "enseñados por los satanistas" para lograr un mayor efecto adictivo.

`El objetivo principal es impulsar la destrucción del matrimonio mediante el colapso de la moral sexual´, dice el exorcista Chad Ripperger.

Las cifras hablan por sí solas: mientras que los datos consultados por el exorcista elevan al 90% los jóvenes de 16 años ven pornografía online, en España uno de cada cuatro lo hacen antes de los 12 años.

"La falta de virtud hace que sea difícil luchar contra la obsesión. Somos extraordinariamente débiles", afirmó.

En este sentido, explica que mientras que cada vez son más los que hacen el mal y que "todo pecado mortal es una puerta abierta a la posesión", los miembros de la Iglesia son "menos santos" y eso refuerza la influencia del mal.

Así, explica que si antes de comienzos de los años 60 "el tiempo medio para liberar a alguien de la posesión total era de uno a dos días o quizás una semana"; desde entonces no es raro que el tiempo necesario para la liberación supere los dos años.  

 “El mundo es mucho más malvado y los demonios son mucho más poderosos. El segundo componente es cómo funcionan los exorcismos, lo que llaman ex opere operantis", explica. (Una fórmula por la que la recepción de una gracia depende de la disposición del que realiza el acto). "Significa que la santidad de los miembros de la Iglesia determina lo efectivas que son mis oraciones cuando entro a la sesión [de exorcismo]. Eso nos dice que hay un problema fundamental con los miembros de la Iglesia. No son tan santos como lo eran sus homólogos del pasado", explicó.

Baal: Destruir la sociedad destruyendo el matrimonio

Ripperger agrega que tanto él como sus colegas exorcistas observan un segundo factor causante "del drástico aumento de opresión", y es el incremento de la brujería y del satanismo (en su ponencia, detalla los tres niveles de involucración satanista).

Tanto el satanismo como el servicio que presta a sus fines  la pornografía y los pecados contra el sexto y noveno mandamientos confluyen en la explicación del exorcista sobre las obras de Baal, de los primeros en la jerarquía demoníaca.

"Su trabajo es corromper la moral en la cultura a través de la impureza. Lo primero que se puede ver en muchos países que comienzan su decadencia es un colapso en la moral y su relación con el sexto y noveno mandamiento", explica.

Lo ilustra con el asombroso incremento de la convivencia extramatrimonial o el adulterio.

Ripperger estima que en las últimas cinco décadas, las parejas convivientes [al margen del sacramento] se ha multiplicado por 19. Es decir, las 430.000 que se estimaba que convivían en los Estados Unidos de 1960, eran en 2015 unos 8,3 millones. Las cifras gubernamentales elevan aún más esta cifra, que se habría triplicado en dos décadas, pasando de 6 a 17 millones, lo que supone el 7% de la población adulta total. 

Para el exorcista, la cifra es una muestra de cómo "el objetivo principal de Baal es impulsar la destrucción del matrimonio mediante el colapso de la moral sexual".

Reclutados para la guerra espiritual

Con todo, el teólogo afirma que "una de las principales razones por las que Dios permite la intervención de los demonios en el día a día es la de santificarnos".  

"Cuando los combatimos y nos convertimos en instrumentos de justicia para ellos es meritorio a los ojos de Dios y eleva nuestro lugar en el cielo. Porque al cielo llevarás contigo dos cosas, tu estado de gracia y tu virtud", agregó.

Para Ripperger, todo se trata de "una batalla" en la que los fieles deben tomar parte. "Cuando Adán y Eva comieron del fruto en el Edén, salieron de la estructura de autoridad de Dios e ingresaron a la estructura de poder de Satanás. A partir de ese momento, todos y cada uno de nosotros fuimos reclutados para esta guerra espiritual".

Pese a lo desalentador de que "incluso la Iglesia parezca estar en crisis", el teólogo recuerda que "no importa lo mal que se pongan las cosas. Se pondrán mal por un tiempo, pero [el infierno] no prevalecerá".

"Si los demonios han ganado terreno y las cosas son tan malas como son, también sabemos por las Escrituras que donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia. El quid de la cuestión es que si eres fiel a la gracia, tus probabilidades de convertirte en santo existen, están ahí. Y Dios quiere eso", concluyó.