Serge Abad-Gallardo, de 68 años, francés de padres españoles y arquitecto, ingresó en la masonería en 1983 y la abandonó en 2013 a raíz de su conversión religiosa. Ha escrito varias obras sobre la verdadera naturaleza de la masonería y nos anuncia la próxima sobre el poder político de las logias.
Antes de charlar un poco sobre todo ello, no podemos menos que comentar el fallecimiento a los 88 años de edad, el pasado mes de noviembre, de su amigo Maurice Caillet, médico y también antiguo masón, quien descubrió la fe y publicó la experiencia de su descubrimiento del amor de Dios para alertar de la ruina espiritual que supone la militancia en las logias.
-¿Cuándo conoció al doctor Caillet?
-En octubre de 2014. Mi primer libro, Por qué dejé de ser masón, luego publicado en España, se había publicado en julio. Al poco tiempo, vi en un escaparate de una librería de Lourdes un libro de Maurice Caillet (Yo fui masón). No pensaba que otra persona hubiera escrito sobre la masonería y sobre el problema de la incompatibilidad entre ser masón y ser católico. Compré el libro, lo leí, y me di cuenta de que Maurice Caillet había vivido acontecimientos semejantes a los que yo había vivido.
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»Intenté ponerme en contacto con él, pero había cerrado su sitio web por los insultos y amenazas que había recibido. El Señor siempre nos da señales, de modo que, no sé cómo, a los pocos días encontré otra dirección web de Maurice Caillet. Contacté con él, le dije que había publicado un libro tratando de una experiencia similar a la suya, y que una organización católica me había invitado a dar dos conferencias en Vannes, cerca de donde Maurice vivía (él vivía en Quiberon, Bretaña). Le invité a un almuerzo el día antes de la conferencia. Vino con su esposa, y yo con la mía.
-¿Sintonizaron bien?
-Desde el primer momento del encuentro nació una gran amistad entre nosotros. Maurice era un hombre de gran valor, con mucha inteligencia y sensibilidad. Y su esposa, Claude, tenía un humor muy agradable. El almuerzo fue un momento muy agradable, y desde ese momento fuimos amigos.
-¿Cómo vivía él su fe?
-Era una fe, a mi juicio, peculiarmente sencilla y auténtica. Creo que Maurice comprendió la omnipotencia de Dios por la experiencia que tuvo de haber sido anticlerical, pecador, ¡y ver cómo Dios había cambiado su alma! Tenía una fe muy comprometida con la liturgia católica tradicional.
-¿En qué se parecen y en qué se diferencian sus experiencias en la masonería?
-Lo que me llamo la atención fue que teníamos diferencias profundas en nuestras experiencias, y al mismo tiempo muchas más semejanzas. Maurice no fue bautizado antes de encontrar la fe, y lo fue cuando adulto. Yo fui bautizado cuando bebé. Esta era la diferencia. Sin embargo, muchas más fueron las semejanzas: tanto Maurice como yo éramos anticlericales, y sin fe, cuando éramos masones. Los dos fuimos grandes pecadores, y además felices de serlo, tan ciegos estábamos ante el amor del Señor.
»Fuimos masones durante unos 25 años, practicando los dos el Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Ambos fuimos Venerable Maestro de Logia, y pertenecimos a los altos grados (yo hasta el grado 12 de los altos grados, y Maurice hasta el grado 18 de los altos grados). Y ambos fuimos arrancados de las tinieblas de la logias masónicas por el Amor de Dios. ¡Y los dos encontramos la fe en Lourdes!
-¿Cómo así?
-Él llevó a su esposa, que tenía problemas de salud. En aquella época, Maurice era masón y no creía en Dios, pero pensaba que llevar a su esposa a Lourdes podía provocarle algún tipo de reacción psicosomática. No pasó nada con su esposa... y sin embargo Maurice entró en una iglesia donde un sacerdote decía la misa... ¡y en un segundo, creyó! Fue a ver al sacerdote y pidió el bautismo.
-¿Y en su caso?
-Por lo que a mí respecta, fui a Lourdes porque mi hijo tenía problemas. Y yo también. No es el lugar de desarrollar todo esto, pero para decirlo rápidamente: el Mal entró en nuestras vidas. Lo que yo pensaba en aquella época era que no podía hacer mal rezarle a María. Y lo hice. Y cuando terminé de rezar, me caí al suelo de repente, pero sin hacerme ningún daño. Y la imagen de María que se encuentra en la Gruta me pareció como iluminada desde el interior. Como no comprendí lo que ocurrió, pensé que tenía una enfermedad grave.
-¿Qué le dijo el médico?
-Los análisis resultaron buenísimos. Y el psiquiatra que vi me dijo que no tenía ninguna clase de enfermedad. La única explicación que quedaba era sobrenatural. Fui a una abadía para hacer un retiro espiritual que me aconsejó una amiga. Y al entrar en mi celda monástica, vi a Jesús crucificado y me caí de rodillas llorando por el amor que Él nos da, y que sentí muy fuerte en mi corazón en aquel momento.
-Estaban, pues, hermanados por muchas experiencias...
-Lo particular de nuestras conversiones es, primero, que no nos conocíamos, y segundo, que fue algo inesperado, ni pensábamos en algo así.
-¿Dejaron la masonería por las mismas razones?
-Podemos decir que fueron las mismas razones. Primero nos dimos cuenta de que la masonería es una trampa. Segundo, en el momento en el que nuestro corazón fue tocado por el Amor de Dios, comprendimos que no es posible ser sinceramente masón y auténticamente católico. Esto lo demuestra Maurice en sus libros, y yo también en los míos. He publicado varios libros en Francia que lo demuestran: Secreto masónico o verdad católica, también La conversión de un masón. Cómo Dios me arrancó de las tinieblas de las Logias y asimismo El final de la vida. Las maniobras masónicas por el "derecho a morir".
»Y también Serví a Lucifer sin saberlo, publicado en España y en Chile. Todos mis libros son un testimonio directo sobre la masonería y contienen confirmaciones de lo que digo por extractos de rituales o enseñanzas masónicas auténticas.
- ¿Le han llegado testimonios de personas en situación parecida a la de ustedes, o que sigan dento de la masonería pero se cuestionen lo que son y hacen?
-¡Muchos! Las personas renuncian a la masonería por varios motivos. Muchos dicen que es porque "el envoltorio es muy diferente de lo que hay dentro de la cajita del regalo". Por decirlo de otra manera, que la doctrina masónica no es lo que prometen los masones. Otros se van porque ven que la masonería tiene objetivos secretos diferentes de lo que se dice en la logia. Y, por fin, algunos me han escrito porque o bien eran católicos y se dieron cuenta de que la doctrina masónica les lleva a la apostasía de su fe, o bien se convirtieron a la fe católica... ¡y entonces comprenden que no se puede ser masón y católico! Me acuerdo, por ejemplo, de un masón que vive en Toulouse, que contactó conmigo para que fuese su padrino en su bautismo católico. ¡Lo fui, desde luego!
-En sus libros menciona el carácter satánico de la masonería. ¿En qué consiste?
-Como dijo Ricardo de la Cierva en el excelente libro Masonería, satanismo y exorcismo, "el diablo no necesita recibir culto para conseguir sus fines. Todo lo que él tiene que hacer es evitar que el hombre siga a Jesús; Satán lo sabe perfectamente". Es precisamente esto lo que la masonería hace: ¡nos aleja de Jesús! En mis conferencias (en Francia, por supuesto, pero también en España, Italia, Polonia, Benín o Chile) y en algunos de mis libros demuestro que la masonería es hija de Satán y que los maestros masones son descendientes espirituales directos de Caín, y por consiguiente de Satán, que inspiró a Caín.
-Pero hay obediencias masónicas que creen en Dios...
-El Dios en el cual cree la masonería (hay logias "laicas" y logias deístas) no es el Dios Trino de los cristianos. Cito siempre un texto de un Gran Maestro de una logia deísta -la más reconocida como deísta incluso por los mismos masones- que lo demuestra.
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-¿Percibió usted personalmente ese culto satánico?
-Percibí el carácter satánico de la doctrina masónica. Hablo de la doctrina porque, por supuesto, los masones no son satanistas, sino que alaban a Lucifer (o sea, a Satán) sin darse cuenta. Para entender esto hay que analizar los rituales masónicos con los ojos de la fe católica. ¡Y entonces todo queda claro!
-Abandonar la masonería, ¿es un riesgo?
-A veces es un riesgo, según lo que haga después quien abandone la masonería. Lo menos malo que le sucede al ex-masón es que pierde a todos sus "hermanos", aunque algunos se hubieran declarado sus amigos. Esto me sucedió a mí y también a Maurice Caillet. ¡Cuando me cruzo con un masón en las calles de mi ciudad, me vuelve la cabeza!
»Pero si el que sale de la masonería da conferencias o escribe libros desvelando los secretos masónicos -como hicimos Maurice y yo mismo- entonces se arriesga a venganzas. No hay más que verlo: Maurice y yo perdimos nuestro empleo de altos funcionarios. Es muy difícil despedir un funcionario en Francia, y sin embargo los masones lo consiguieron. Y los tribunales, en los que hay muchos masones, rechazaron nuestros recursos.
-O sea, que lo de la venganza no es un mito anti-masónico...
-La venganza masónica no es un mito. En el ritual se habla de matar a quienes la masonería considere como traidores. Hay varias maneras de matar a una persona: socialmente, profesionalmente, económicamente, psicológicamente, etc. Lo peculiar que vivimos Maurice y yo fue que dijimos a nuestra logia que teníamos fe en Dios, pero en el Dios de los cristianos, y no en ese ídolo que ellos llaman el Gran Arquitecto del Universo (que es una 'fuerza cósmica' que no tiene nada que ver con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Les dijimos además que la masonería considera a Jesús como un profeta (como los musulmanes), y no como Dios e Hijo de Dios. Y que por estas razones no podíamos quedarnos en la masonería.
»Y, sobre todo, tanto Maurice como yo denunciamos fraudes de masones colocados en la política o en los mercados. No nos perdonaron que volviéramos a la Iglesia... ¡pero menos todavía nos perdonaron que denunciásemos a los masones que eran políticos deshonestos!
-¿Qué importancia tienen hoy las ideas y las logias masónicas en la Unión Europea?
-Las ideas masónicas están muy incorporadas en los países y en el gobierno europeo. Por ejemplo, las cuestiones del matrimonio homosexual (que es una idea puramente masónica, puesto que en el grado de Maestro, y más en los Altos Grados, se enseña que el ser perfecto es andrógino), el divorcio que se facilita cada vez más, la eutanasia (que todavía no llegó a Francia, pero no tardará; los diputados masones hicieron que se votase una ley cuyo artículo primero la permite).
»En un libro que será publicado en 2023 demuestro que hay un 35% de diputados masones en el parlamento, que pertenecen a una asociación secreta que se llama "fraternidad parlamentaria" y que influyen en el voto de las leyes del Estado. Esto sin contar con los masones que son diputados y no pertenecen a esta asociación. ¡De modo que se puede estimar en un 40 o 45% de masones diputados! Además, según las declaraciones del masón que creó esta "fraternidad parlamentaria", fue creada para influir secretamente, y directamente, sobre la Asamblea Nacional, y permitir que las leyes masónicas sean votadas. ¡Desde luego, demuestro también que las leyes de Francia se preparan primeramente en las logias masónicas!
»A mí me parece que esto es totalmente antidemocrático. Y pasa igual en España, y en varios países en donde he viajado: ¡la masonería tiene el poder político y la prensa!