Finalizado el US Open de 2022 concluye también lo que muchos ya han acuñado como la "Era Serena": derrotada en la tercera ronda ante Ajla Tomljanovic y con 23 Grand Slam en su haber, Serena Williams ha cumplido la retirada de la pista que anunció a principios de agosto.
Para muchos, se despide la mejor tenista de la historia hasta la fecha. Un título que, sin embargo, aún ostenta Margaret Court, al menos en número de títulos: nadie, ni si quiera en el tenis masculino, ha logrado superar aún los 24 Grand Slam de la tenista australiana. Williams se despide con 23, Nadal lleva 22 y Djokovic 20.
Además de por su pericia, a sus 80 años, Court sigue dando que hablar. Con motivo de la despedida de Williams, la australiana reconoció en una reciente entrevista para el diario británico The Telegraph que la ha "admirado como jugadora. Pero no creo que ella me haya admirado nunca".
¿El motivo? Quizá el mismo por el que nadie le dirigió la palabra en el Wimbledon de este año; por el que "mucha prensa y televisión de hoy en día ni menciona" su nombre; por el que "los Abiertos" de Francia o Estados Unidos no le hayan invitado a celebrar su 50 aniversario del primer Grand Slam o por el que la recién retirada Williams no haya expresado en ningún momento un rastro de admiración por ella, como si sucede en sentido contrario.
Ella no lo duda: "Creo que mucho se debe a que defiendo mis creencias. He sufrido mucho bullying. Pero deberíamos poder decir lo que creemos. No tengo nada contra nadie. Yo respeto a todos".
Y es que Court no ocupa los titulares por sus méritos, sino por su fe y postulados: como cristiana pentecostal se opuso en 2012 al "matrimonio" homosexual en Australia y manifestó su rechazo público a la aerolínea Qantas por su apoyo a la legislación.
También tuvieron especial repercusión sus declaraciones en torno al ámbito deportivo: "El tenis está lleno de lesbianas. Incluso cuando yo jugaba ya había un par, pero un par que mandaba y llevaba a las jóvenes a las fiestas y esas cosas".
El precio de la coherencia
El lobby LGTB ni olvida ni perdona: a sus 80 años, explica como aún hoy sigue pagando el precio por "defender" sus creencias y es "intimidada". Y no solo ella, pues como cuenta a The Telegraph, el lobby impide a determinadas empresas ofrecer su financiación para la labor asistencial y caritativa de Court con los más necesitados debido, simplemente, a su propio nombre.
Y eso es precisamente lo que quieren borrar. Por eso, a día de hoy, sigue habiendo campañas del lobby LGBT para que se cambie el nombre del Margaret Court Arena de Melbourne Park en reacción a supuestos "ataques constantes".
"Bueno, consiguieron todo lo que querían en el matrimonio y lo demás", responde Court. "Entonces, pienso, '¿Por qué, cuando deberías estar tan feliz de tener eso, todavía te desquitas con las personas que no tienen las mismas creencias?' Eso es lo que no entiendo", expresó.
También cree que "a la gente le preocupa que vaya a predicar el Evangelio o algo así. Pero me encanta ayudar a los jóvenes. He ayudado a personas a superar la depresión, he ayudado a reparar vidas rotas. Hay muchas personas en el deporte que necesitan ayuda, pero es como si tuvieran miedo de que alguien sea cristiana. Qué triste", lamenta.
Margaret Smith-Court (derecha) vencedora sobre Billie Jean King, en 1970.
Una conversión siendo "la número uno"
Sin embargo, la fe que profesa y que le ha llevado a fundar incluso su propia iglesia, -la pentescostal Victory Life Centre, en Perth- no es "de toda la vida".
Nacida en 1942 en una familia pobre, empezó a jugar al tenis colándose por el agujero de la valla de una pista en Albury (Nueva Gales del Sur) usando como raqueta un trozo de madera. Quienes la veían no tardaron en apreciar su talento, comenzó a ir al gimnasio, a asistir a clases y pronto superó a sus rivales masculinos en los entrenamientos.
Con 18 años obtuvo su primer Open de Australia, el primero de seis consecutivos y de una carrera que, 62 años después, no ha sido igualada.
"Me convertí en cristiana cuando era la número uno en el mundo. Nunca lo cambiaría. Es lo que yo creo y lo que dice la Biblia. Ahora tengo 80 años y he sido bendecida con una familia maravillosa y una iglesia maravillosa. Entregamos 100 toneladas de alimentos a la comunidad cada semana. Me encanta. Amaba mis días de tenis, creo que fue un regalo de Dios y amo lo que hago hoy", admite.
A sus treinta y un años, Court lo había ganado todo, se había retirado, había tenido un par de hijos, y había vuelto para ganarlo todo de nuevo. En 1977 se retiró de forma definitiva.