Youssif es de origen musulmán. Sus padres le enseñaron "los rudimentos de la religión: a rezar, a ayunar, a temer a Dios… Pero nunca lo encontré suficiente, siempre tuve necesidad de ir más allá en la espiritualidad, de comprender a Dios. Y nunca me hablaron de Dios".
La búsqueda
Cuando tenía en torno a los 13 años, conoció a un amigo evangélico y le acompañó a alguna de sus celebraciones. Le gustaron: "Encontraba muy agradable tener una relación personal con Dios. Pero eso creó muchas preocupaciones en mi familia. Al ser un adolescente, obedecí y dejé de practicar esa religión".
El siguiente paso de Youssif en su búsqueda espiritual fueron los cultos raelianos, pero eso tampoco le llenaba: "Así que lo dejé todo y me convertí en agnóstico. Lo que me gustaba de ser agnóstico es que seguía teniendo fe en Dios, pero cuanto más lejos estaba, más me convenía, porque no importunaba mi forma de vivir. Discutía mucho con las personas religiosas, pero eso no me molestaba siempre que no me forzasen, que no intentasen convencerme de cosas que yo no quería creer", confiesa a Découvrir Dieu.
Cuando se casó, Youssif lo hizo con una chica católica: "Ella siguió yendo a misa. Discutíamos mucho al respecto, lo que creo que aportó mucho a mi fe".
Al cabo de cuatro años de matrimonio, sucedió algo que completó ese camino: "Nos invitaron a un fin de semana cristiano para parejas. Aquel fin de semana viví realmente la experiencia de conocer a personas que tenían la fe, que creían en Dios y que tenían la certeza -eso se sentía en su oración- de que Dios escuchaba su oración. ¡Justo lo que yo echaba de menos cuando era musulmán!"
El hallazgo
Conocer de esa forma directa al Dios cristiano supuso un antes y un después para Youssif: "Descubrí un Dios que está cerca de nosotros, tan cerca que se preocupa de las cosas más pequeñas y frágiles de nuestro ser. Eso realmente me transformó y salí de aquel fin de semana con la certeza de que Dios me amaba. Era, por otro lado, todo lo que sabía de la religión católica: que Dios me amaba personalmente".
¿La primera consecuencia? "Lo primero que cambió en mi vida fue la libertad. Me sentí libre de pensar de forma diferente a los demás, y con una relación con Jesús que hoy es bastante sencilla".
Jesús, concluye, "es Aquel a quien puedo decir: 'Amigo, en serio, no puedo más, mi vida no va bien, tienes que intervenir, tienes que hacer algo'. Y sé con certeza que me escucha y que encontrará una solución. La encontramos juntos, porque Dios respeta nuestra libertad. Pero cuando las cosas no van bien, en cualquier caso voy a la Adoración, tomo la Biblia, le digo 'Ayúdame' y cuando la abro estoy seguro de que Dios me responde".
Publicado en ReL el 14 de octubre de 2020