Es una más entre las 36 religiosas de clausura de un alejado convento benedictino en los Estados Unidos. Como el resto de sus hermanas de religión, vive en la clausura, viste un modesto hábito negro, no lleva maquillaje y tiene el pelo muy corto oculto por el velo tradicional, mimetizada entre otras monjas.
Pero la hermana John Mary tiene una historia que la diferencia de las otras. Y es que Laura Adshead (su nombre real, "en el siglo") hoy podría haber sido la Primera Dama británica si hubiera seguido adelante su relación amorosa con el hoy primer ministro David Cameron, de quien fue novia en los 90.
La historia de la hermosa rubia de 44 años y actualmente una de las monjas que trabajan en una aislada granja del convento de Saint Benedict, en EE.UU., ha sido publicada por el diario inglés The Daily Mail. Adshead estudió en el prestigioso Colegio de Mujeres de Cheltenham y, posteriormente, en la Universidad de Oxford, donde conoció a David. Fueron novios durante un año y medio entre 1990 y 1991, mientras él ya “militaba” en la sede central del Partido Conservador, ella era una de las secretarias del entonces primer ministro John Mayor.
Al tiempo, y tras dejar la relación con la joven en 1991, Cameron empezó a desempeñar un papel cada vez más activo y protagónico en el Partido Conservador y conoció a Samantha Sheffield (su actual esposa), y se casó con ella. Laura dejó su trabajo en la sede del Gobierno británico para estudiar en Escuela de Negocios Wharton en Filadelfia. Allí ocupó el cargo de directora general de la exitosa agencia de publicidad Ogilvy & Mather y estuvo a punto de ser contratada como estrella de la serie de televisión “Mad”.
“Yo pensaba que mi vida iba a progresar normalmente. Que conocería a alguien, me casaría, tendría hijos, pero ese no era el camino que Dios me había marcado”, reconoce. “Siento que he intentado muchas cosas en la vida que se supone que te hacen feliz. Ese viaje me llevó al alcoholismo y la adicción a las drogas”, precisa.
¿Cómo es un vida hoy en día? Como la de las otras benedictinas de su convento: se levanta cada día a las 2:00 de la mañana, va a misa, lava los pisos de la capilla, ordeña las vacas y lava los utensilios y ollas que las otras monjas usan para fabricar manteca. "Ella realmente es muy fiel a la abadía", comentó una de las monjas al Daily Mail.