Un temporal que dio pie a una actitud y gesto "audaz" y "contracorriente" del Papa Benedicto XVI en una tórrida noche de agosto de 2011 en Cuatro Vientos con ocasión de la JMJ 2011 es, según el prestigioso vaticanista Sandro Magister, "el elemento que más ha develado el sentido profundo de su pontificado".
En el "diluvio de homenajes" por el séptimo aniversario del pontificado de Joseph Ratzinger, apunta Magister, nadie a dicho nada respecto a lo que sucedió frente a un millón de jóvenes y justo en el medio de un violento temporal, señalando que el actual Papa "será recordado más por las homilías que por las encíclicas"... y "por sus gestos audaces, a contracorriente".
El experto en asuntos vaticanos y eclesiales, recuerda que "era una noche tórrida en Madrid, en agosto de 2011. Frente al papa Benedicto, en la explanada, un millón de jóvenes, con una edad promedio de 22 años, desconocidos. Imprevistamente un remolino de agua, de relámpagos y de viento se abate sobre todos, sin ninguna posibilidad de cubrirse. Vuelan por el aire manojos de focos, vuelan lejos carteles, también el Papa se moja. Pero él se queda en el lugar, frente al explosivo regocijo de los jóvenes por el inesperado espectáculo no programado que brinda el cielo".
"Cuando cesa la lluvia, el Papa pone al costado el discurso escrito y dirige a los jóvenes pocas palabras. Invita a mirar no a él, sino a ese Jesús que está presente en la hostia consagrada sobre el altar. Se arrodilla en silencio y en actitud de adoración. Lo mismo ocurre en la explanada: todos se arrodillan sobre la tierra mojada, en medio de un silencio absoluto, durante una buena media hora".
El periodista italiano comenta en un artículo publicado en www.espressonline.it que "al evaluar este papado, pocos han comprendido la audacia de estos gestos contracorriente. Pero cuando Benedicto XVI los cumple y los explica, lo hace con la actitud apacible de quien no quiere inventar nada propio, sino simplemente ir al corazón de la aventura humana y del misterio cristiano".
"De Joseph Ratzinger se han discutido las doctas exposiciones en la universidad de Ratisbona y en el Collège des Bernardins de París, en el Westminster Hall de Londres y en el Parlamento Federal de Berlín. Pero un día se descubrirá que el mayor distintivo de este Papa son las homilías, al igual que antes de él lo han sido para san León Magno, el Papa que detuvo la invasión de Atila", continúa Magister.
Las homilías, apunta, "son las palabras de Benedicto XVI que no se tienen en cuenta. Las pronuncia durante la Misa, peligrosamente cercano, entonces, a ese Jesús que está vivo y presente en los signos del pan y del vino".
"A la fe nula o escasa de tantos hombres de hoy, en las Misas banalmente reducidas a abrazos de paz y asambleas solidarias", Benedicto XVI "le ofrece la fe sustancial en un Dios que se hace realmente próximo, que ama y perdona, que se hace tocar y comer".
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