Juan José Padilla, el torero del pundonor y de la raza, el torero que es tan buen torero como persona, ha vuelto a saltar a un ruedo, y lo ha hecho como merecía después de su lucha sin cuartel contra el desánimo y la derrota: cortando dos orejas de mérito, una al primero y otra al cuarto, que le abrieron la puerta grande de la plaza a hombros de todos los toreros presentes en la plaza. Todo ello en su reaparición en Olivenza (Badajoz) tras la espeluznante cogida que le había costado un ojo cinco meses menos tres días antes, un malhadado día en Zaragoza.
Poco antes, cuando su reaparición ya se adivinaba en lontananza, el 16 de febrero, Juan José Padilla concedía una entrevista a la revista especializada Opinión y Toros. Sus respuestas no tienen desperdicio, y hoy que al torero vuelve a sonreírle la fortuna, no está de más que las escuchemos.
Le pregunta Pla Ventura, su entrevistador, por lo que se siente cuando se ve a la muerte tan cerca como la ha visto él.
- El sufrimiento es parte de la gloria y estoy mentalizado para pasar por este trance. Nos tocó sufrir el 7 de octubre, pero Dios ha querido que milagrosamente me pueda recuperar, reincorporándome a una vida normal y llevar a cabo mi profesión.
El torero tuerto no le regatea el agradecimiento a Dios:
- Doy gracias a Dios, y espero aprovechar el momento sin menospreciar otros encastes y a todos los compañeros del escalafón.
Preguntado si sirve de algo ser buena gente, como a él se le reputa ser, como él lo es, el torero responde:
- No trato de ser ni mejor ni peor, sino cumplir con mis obligaciones de ser humano e irme a la cama convencido en que he obrado bien y que Dios me corrija.
Repara el entrevistador en que las primeras palabras del diestro cuando fue fatalmente cogido en Zaragoza fueron “¡mis hijos!, ¡mis hijos!” y le pregunta por quién daría la vida. El maestro responde como tal:
- La vida no se da por nadie. Precisamente pedí a Dios que me dejara seguir luchando por y para ellos.
Le pregunta también Pla Ventura a qué santo se ha encomendado, y Padilla no se lo oculta:
- Trabajaré y lucharé por volver a pisar los terrenos de siempre con la ayuda del Altísimo y de San Martín de Porres.
Agradecido por su recuperación, todavía añade: “Solo he perdido un ojo y Dios me da la oportunidad de poder volver a expresarme y sentirme torero”. ¿La clave de su recuperación? Padilla no lo duda: “Vuestras oraciones”.