Davide Pagliarani, sacerdote italiano de 47 años, será durante los próximos doce años el nuevo superior de la Hermandad de San Pío X.
Tras una semana de ejercicios espirituales, la congregación fundada en 1970 por el arzobispo Marcel Lefebvre (1905-1991) se halla reunida en el seminario matriz de Ecône (Suiza) hasta el 21 de julio para su cuarto capítulo general. Este miércoles se anunció la elección del padre Pagliarani, quien sucede al obispo Bernard Fellay tras 24 años como superior general.
Pagliarani fue ordenado sacerdote en 1996 precisamente por monseñor Fellay, y ha tenido destinos en Rímini (Italia) y Singapur, antes de ser nombrado superior general de Italia y posteriormente, en 2012, rector del seminario Nuestra Señora Corredentora en La Reja (Argentina).
Tras aceptar su cargo, el padre Pagliarani pronunció la Profesión de Fe y reiteró el juramento antimodernista, instituido por San Pío X para todos los sacerdotes en 1910 y suprimido en 1967. Posteriormente los 41 miembros del capítulo entonaron un Te Deum de acción de gracias.
Momento del juramento del padre Davide Pagliarani como superior general de la Hermandad de San Pío X.
El nombre del padre Pagliarani sonaba desde hacía semanas como uno de los posibles sucesores de monseñor Fellay, en cuanto expresión de un cambio que numerosos sacerdotes de la congregación consideraban necesario tras los dos mandatos del obispo suizo. La otra opción con más posibilidades era la reelección de Fellay con dos asistentes nuevos, cargos desempeñados actualmente por los sacerdotes Niklaus Pfluger y Alain-Marc Nély. La elección de los nuevos asistentes tendrá lugar este jueves. (Actualización: los elegidos fueron el obispo Alfonso de Galarreta, hispano-argentino de 61 años, como primer asistente, y el padre Christian Bouchacourt, francés de 59 años, como segundo asistente.)
La elección de Pagliarani, un hombre considerado en ámbitos de la Iglesia italiana –con la que ha tenido contacto por su cargo– como “inteligente y diplomático”, implica dos cambios significativos en las relaciones de la Hermandad de San Pío X con la Santa Sede.
Sacerdote, y no obispo
Por un lado, sitúa de nuevo a un sacerdote, y no a un obispo, como superior general, reforzando el carácter puramente sacramental (administrar los sacramentos de la Confirmación y el Orden) y no jerárquico con el que monseñor Lefebvre y el antiguo obispo de Campos, monseñor António de Castro Mayer, consagraron cuatro obispos en 1988 sin mandato de la Santa Sede.
Entre 1982 y 1994 el superior de la FSSPX fue el sacerdote alemán Franz Schmidberger, y en los dos periodos posteriores, 1994-2006 y 2006-2018, lo fue uno de los obispos consagrados, Bernard Fellay. La elección otra vez de un sacerdote, a quien deberán obediencia en cuanto miembros de la congregación el propio Fellay y los obispos Bernard Tissier de Mallerais (autor de la biografía de monseñor Lefebvre que el Papa Francisco ha leído dos veces) y Alfonso de Galarreta, recalca el mensaje de que la FSSPX (Fraternidad Sacerdotal San Pío X) no pretende crear una jerarquía jurisdiccional paralela a la de Roma.
Desde 2017, y tras el Jubileo de la Misericordia, por disposición de Francisco los sacerdotes de la Hermandad de San Pío X pueden recibir confesiones y celebrar matrimonios. Aunque la Santa Sede sigue considerando que carecen de misión canónica, Benedicto XVI levantó en 2009 la excomunión decretada en 1988.
Potenciación de la unidad interna
En segundo lugar, el padre Davide Pagliarani llega al cargo con la misión, que habrá de concretarse en las jornadas posteriores del capítulo general, de potenciar la unidad de la congregación más allá de las diferentes perspectivas en torno a las relaciones con la Santa Sede.
El proceso de conversaciones doctrinales abierto durante el pontificado de Benedicto XVI concluyó en 2012 sin conseguir un acuerdo que devolviese a la Fraternidad a la normalidad canónica. Pese a todo, se estableció de facto un status quo informal que ha permitido mantener abiertas las vías de comunicación y decisiones como las de Francisco respecto a los dos citados sacramentos, como también su intervención ante el arzobispado de Buenos Aires para que la FSSPX pudiese inscribirse civilmente como una institución de la Iglesia católica, o el nombramiento oficial por la misma Santa Sede de monseñor Fellay como juez para un caso concerniente a uno de sus sacerdotes.
Sin embargo, este proceso de conversaciones y de vaivén de informaciones sobre acuerdos y desacuerdos, al obligar a los sacerdotes a tomas de posición en asuntos de gran trascendencia personal, ha suscitado en muchos de sus miembros el deseo, trasladado al capítulo y concretado en esta elección, de un giro en la dirección de la Hermandad que haga más hincapié en la unidad interna y en su misión principal, así recordada por el padre Pagliarani en su primera entrevista como superior general, de formar sacerdotes.