Durante la pandemia del coronavirus, casi todo el mundo se encontró que su ritmo de vida cambiaba, con confinamientos y con actividades canceladas. Y entre las personas que vivieron un parón y dedicaron más tiempo a reflexionar está Cristina Scuccia, que se hizo famosa como la joven monja ursulina que en 2014 ganó el concurso musical televisivo The Voice Italia, y antes asombró a todos cantando “No One” de Alicia Keys.
Aunque realizó su profesión perpetua en septiembre de 2019, ha colgado los hábitos, ya no es consagrada. Dice que fue resultado de pararse a pensar durante el confinamiento.
Llevaba 15 años en vida religiosa, en la que entró con 19 años. Ahora dice que desde hace poco vive en España, donde trabaja como camarera y sigue dedicando tiempo y trabajo a la música. Añade que mantiene la fe en Dios, y que eso le ha ayudado estos años, especialmente con la muerte de su padre por coronavirus.
El pasado fin de semana contó estas cosas entrevistada en en el programa televisivo italiano Verissimo, con un traje rojo de pantalón y maquillada.
Ella explicó a la presentadora Silvia Toffanin que su experiencia en la “La Voz abrió el camino para un cambio evolutivo, pero la decisión vino con el covid que me obligó a detenerme y mirar dentro de mí”.
"Yo ya no estaba bien"
“La exposición mediática, con el tiempo, fue el motor de muchas interrogantes. Entré en una crisis, no podía descifrar quién era, comencé un camino con una psicóloga”, detalla. Añade que "me preocupaba terminar debajo de un puente, siempre se los repetía a mi psicóloga".
“A partir de cierto momento, yo ya no estaba bien. Es como si mi maduración personal se quedara estrechada por el hábito y sus reglas”, comentó Cristina. “No entendía quién era yo. Nunca he renunciado a Dios, pero no me encontraba a mí misma dentro de mi hábito”, agregó.
Ella no considera que el éxito musical dañara su vocación. “El éxito no ha socavado la vocación sino que ha favorecido un camino de crecimiento”, ha afirmado.
Cristina insistió: “Sigo creyendo en Dios y no tengo intención de abandonar el camino de fe”. Y sobre sus años dedicados a la vida religiosa, añadió que está “agradecida por todo lo vivido hasta ahora”. Una vez fuera de la congregación, la fe le ha seguido acompañando y le ha ayudado ante la muerte de su padre, añade.
Quería llevar el Evangelio a las periferias
Nacida en 1988 en Vittoria, en Sicilia (Italia), Cristina Scuccia ingresó a las Ursulinas de la Sagrada Familia a los 19 años. Participó en 2014 en el concurso La Voz con permiso de sus superiores, lo ganó y puso a todos los presentes a rezar un Padrenuestro. Consideró el concurso, y después su presencia en ámbitos musicales, como una oportunidad de llevar la "alegría del Evangelio" a las periferias.
Desde la renuncia de Sor Cristina, la Congregación de las Hermanas Ursulinas de la Sagrada Familia no ha difundido ninguna comunicación sobre el tema.
Esta congregación se dedica especialmente a la evangelización de los adolescentes. Cristina se formó en su noviciado en Brasil, donde veía que la música católica y cristiana vendía cientos de miles de discos. Ella usaba sus dotes musicales allí para trabajar con los niños de la calle.
Según reveló en 2014 la revista italiana "Chi", la madre de Cristina leyó que Claudia Koll, actriz conversa que impulsaba una academia, estaba preparando un musical sobre la fundadora de estas ursulinas, sor Rosa Roccuzzo. Así Cristina, que poco antes estaba alejada de la fe y era bastante rebelde, interesada por el musical, supo de la congregación con 19 años, reconectó con Dios y con la Iglesia y creyó tener vocación.
El cura que animó a la congregación
Tras su etapa de noviciado en Brasil, volvió a Italia y contactó con el padre Raffaele Giacopuzzi, director del Good News Festival, el festival de la canción de inspiración cristiana que organiza cada año la Pastoral Juvenil de la diócesis de Roma. Este sacerdote explicó en 2014 a Aleteia que fue él quien convenció a sor Cristina para participar en The Voice, al ver su gran talento.
"Me llamaron para invitarla a participar, y yo hice la petición a sus superioras, para respetar todo y no crear falsas expectativas", explicó el sacerdote. "Lo bonito es que las ursulinas, al gestionar esta academia de artistas cristianos, donde Cristina creció y maduró su vocación, eran desde el principio favorables, aunque me preguntaron: ¿pero, según tú, vale la pena?"
El sacerdote se mostró a favor de que ella fuera a The Voice porque "ella ha estudiado, ha hecho academia de canto, y sabe lo que hace. Además ha tenido contacto con gente que viene del mundo del arte y del espectáculo, así que sabrá cómo luchar, en qué ring se encuentra». Se refería a su formación con Claudia Koll, quien lo sabía todo sobre las vanidades del mundo del espectáculo. Giacopuzzi añadía que Cristina, fuera del escenario, «es una persona tímida y reservada, que no busca exhibirse ni hacerse notar».
En 2014 y 2015 Cristina Scuccia, tras sorprender en La Voz, acudió a varios programas de televisión y concedía entrevistas sobre la necesidad de usar los talentos que Dios da para llevar "la alegría del Evangelio" a las periferias.