Rebecca ha experimentado durante estos meses unos sufrimientos y dificultades en un momento en el que debería abrirse paso la alegría, la esperanza y la vida. Está embarazada, aunque su experiencia está marcada por una gran presión para abortar por parte de la sanidad pública española por un único motivo: su hijo por nacer tiene síndrome de Down.
"¿Usted quiere un niño con retraso mental y deforme?", le llegaron a preguntar los médicos que la atendían. Frente a esta presión abortista que se produce en estos diagnósticos, Rebecca ha encontrado el apoyo incondicional de RedMadre, que le ha prestado toda la ayuda necesaria. Incluso algunas voluntarias han llegado a acompañarla a las ecografías.
Tan sólo en 2020, en plena pandemia, RedMadre ayudó a más de 50.000 mujeres que solicitaron su ayuda, y que gracias a ella decidieron no abortar y seguir adelante con sus embarazos.
Esta mujer paraguaya residente en España ha contado su dura historia en un reportaje de Sandra León en Libertad Digital. Rebecca no ha tenido nunca una vida fácil. Siendo una niña fue violada en su país, y en la adolescencia sufrió otro intento de violación. Estos sucesos le marcaron profundamente, hasta tal punto que decidió que nunca tendría hijos. Pero entonces llegó este inesperado embarazo.
En un primer momento –asegura- el mundo se le vino encima, pero rápidamente vio que quería tenerlo. Rebecca recuerda que “la hermana de mi pareja me dijo que tenía que abortar. Tuvimos una discusión muy fuerte y creo que esa fue la primera vez que desperté mi lado maternal, porque ya entonces le defendí con uñas y dientes”.
El apoyo vital de RedMadre
Esta situación provocó la ruptura con su pareja, por lo que finalmente esta joven se enfrentó sola a todo lo que esperaba por venir. Fue entonces cuando alguien le recomendó que fuera a RedMadre, y una de sus voluntarias, Esperanza, fue con ella a la primera ecografía.
"Estuvimos casi 40 minutos en la sala, porque no se le veía bien el corazón. Después, descubrieron un bultito que indicaba que podría tener síndrome de Down", explica
Este fue el inicio de un calvario en el sistema público de salud. Rebecca relata que los médicos le dijeron que sería derivada a una cardióloga y que además debía someterse a una amniocentesis. La voluntaria de RedMadre objetó ante el médico y abogó por esperar. “La respuesta de los médicos fue que lo mejor era hacerlo cuanto antes para ver qué decisión quería tomar”, afirma.
RedMadre atendió en 2020 a casi 50.000 mujeres, tanto con ayuda material como psicológica y emocional.
Pero Rebecca en ese momento tenía muy clara su postura: "es mi hijo y, venga como venga, le voy a aceptar". Pero lo que no esperaba era la terrible respuesta de la doctora: "me dijo… ‘Desde mi punto de vista, este niño tiene síndrome de Down. ¿Usted quiere un niño con retraso mental y deforme?’ Esas fueron sus palabras".
Rebecca asegura que esta fue la primera de un sinfín de invitaciones y presiones para abortar bajo el eufemismo de “interrumpir” el embarazo. Ella lo cuenta así: "me han repetido hasta la saciedad esa frase y yo siempre digo que interrumpir se puede interrumpir la luz, porque la apagas y luego la puedes volver a encender. A un bebé no se le interrumpe, a un bebé se le mata".
Al final, aunque no sabe por qué accedió se realizó a amniocentesis, bajo promesas de que era una prueba invasiva pero “con bajo riesgo”. Un día después le confirmaron que el bebé tenía síndrome de Down y además una cardiopatía grave. De nuevo, otra invitación a abortar. “Si quieres interrumpir tu embarazo, puedes presentarte el lunes sin cita previa”, le dijeron, pero obviando cualquier otra alternativa que no pasara por acabar con la vida de su hijo.
Sola, desesperada y confundida, la presión pudo con ella y tras salir llorando pasó por un puente del sur de Madrid y pensó en suicidarse. “Cuando estaba a punto de lanzarme, una pareja joven, de unos 16 o 17 años, empezó a hablar conmigo y a preguntarme qué me pasaba. Me hicieron entrar en razón y me ayudaron a bajar, pero la situación seguía siendo la misma”, señala a Libertad Digital.
"Me están destruyendo psicológicamente"
Ir al hospital provocaba en ella una ansiedad que la impedía dormir. De hecho, confirma que hasta la semana 24 la siguieron presionando para abortar. Pero entonces Rebecca estalló: "cuando vino el médico y me dijo que todavía podía interrumpir mi embarazo, empujé la mano al residente que me estaba haciendo la ecografía, me levanté de la camilla, me estiré la blusa con rabia y les dije: ‘Estoy harta de ustedes, estoy cansada, me están destruyendo psicológicamente. Son médicos y creo que, como en mi país, hacen un juramento para salvar la vida. Desde la semana 12, soy consciente de todos los problemas que tiene mi hijo, pero, venga con una mano o con un solo ojo, yo le voy a aceptar, así que déjenme en paz y respétenme’".
Esta joven afirma que desde entonces nunca más le han dicho nada de abortar, pero por el contrario ahora es tratada con total indiferencia. Es más asegura que está “marcadísima y el trato es de indiferencia y frialdad. El médico prácticamente ni me habla cuando voy a consulta. No me quieren decir cuánto pesa mi bebé o, si les pregunto cómo va, me evaden todas las preguntas”.
De nuevo, RedMadre ha sido su gran sostén, y gracias a esta plataforma puede ir a un cardiólogo que le da un análisis completo, con lo bueno y con lo malo.
Está cerca de dar a luz y sabe que Bastian podría morir. "Puede que muera dentro de mí, al nacer, o que viva tan solo unos meses, pero la cardióloga me ha dicho que también hay niños que, tras varias operaciones, hoy tienen 9 años. Y ahí está la diferencia. Su trabajo es informar objetivamente de las dos cosas, no solo de una. Informar y respetar tu decisión, cosa que en mi caso no han hecho en ningún momento", añade
"Una chica en mi misma situación, pero que esté sola, que no conozca ninguna red, que no tenga ese apoyo, a la que nadie le aliente y le explique que puede salir adelante, es evidente que va a abortar. Hasta yo, que por mis creencias no lo contemplaría nunca, me lo llegué a plantear", confiesa Rebecca refiriéndose a la importancia de RedMadre.
Desde la asociación –asegura la joven- le han dicho "que no me preocupe de nada, que, cuando el bebé nazca, ellas se encargan de llevarme un carrito al hospital y lo que me haga falta".
Por ello, anima a todas las mujeres que puedan pasar por su misma situación que pidan ayuda: “tienen que saber que de todo se sale y que un bebé te puede curar hasta la herida más profunda que tengas en el corazón. Que digan sí a la vida, porque no hay mejor cosa que ser mamá y creo que no hay mejor forma de defender el sexo femenino que la maternidad", sentencia”.