En una entrevista concedida por el diario de la Conferencia Episcopal Italiana, L´Avennire, el prefecto de la Congregación para los Obispos -la que selecciona a los candidatos episcopales para su nombramiento papal- el cardenal canadiense Marc Oullet, trazó el perfil del obispo que hoy, más que nunca, la Iglesia necesita.

Se trata de un obispo que sea al mismo tiempo teólogo y apologeta, defensor público de la fe: "Hoy, sobre todo en nuestras sociedades secularizadas, necesitamos obispos que sean los primeros evangelizadores, y no simples administradores de las diócesis. Es decir, que sean capaces de proclamar el Evangelio; que sean, no sólo teológicamente fieles al magisterio y al papa, sino que sean también capaces de exponer, y llegado el caso, defender la fe públicamente".

Y resulta, según opina el vaticanista Sandro Magister, que el mismo prelado "pertenece plenamente a este perfil de obispo teólogo y defensor fidei".

¿Y quién es este cardenal que dirige esta "oficina neurálgica" en el gobierno de la Iglesia? Canadiense de Quebec, 67 años, perteneciente a la Compañía de los Sacerdotes de San Sulpicio, Ouellet ha formado parte del equipo de la revista internacional de teología Communio, fundada entre otros por Joseph Ratzinger y Hans Urs von Balthasar, en cuya escuela se ha formado.

Durante muchos años ha ido y venido entre Canadá y Colombia, como profesor de seminario y educador. Después se trasladó a Roma como docente de teología sistemática en la Pontificia Universidad Lateranense, cuando era rector el futuro cardenal Angelo Scola, también él perteneciente al equipo de "Communio".

En 2001 fue nombrado secretario del pontificio consejo para la unidad de los cristianos. Al año siguiente arzobispo de Quebec y primado de Canadá. Desde 2003 es cardenal.

En su Quebec natal, el cardenal Ouellet ha sido testigo directo de uno de los derrumbes más repentinos del catolicismo en el último siglo. Esta región, que hasta mitad del Novecientos tenía una fortísima impronta católica, es hoy en día una de las más secularizadas del mundo.

Como arzobispo, Ouellet se ha batido con energía para volver a dar voz y cuerpo al cristianismo en su tierra, siendo tan apreciado por Benedicto XVI que éste lo llamó a Roma, primero como relator del sínodo de los obispos de 2008 y luego, desde 2010 de forma estable, como prefecto de la congregación para los obispos.

Entre los cardenales de la curia romana, Ouellet es seguramente el más cercano al papa Joseph Ratzinger, con el que se reúne de forma regular una vez a la semana. Es también quizás el único con el cual el papa se confía sin reservas.