El prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, considera que existen las condiciones para introducir la causa de canonización de Salvadora del Hoyo Alonso (Dora) por lo que ha solicitado testimonios sobre la primera numeraria auxiliar de la Obra.
Así lo ha hecho Echevarría a través de un edicto publicado en el ingreso de la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz (Roma) en el que pide la contribución de quienes tengan testimonios significativos o escritos sobre Dora del Hoyo.
En el comunicado, el prelado señala que después del fallecimiento de Dora en 2004 "comenzaron a manifestarse señales claras de la sólida y extendida fama de santidad" que llevaron a centenares de personas a enviar espontáneamente a las autoridades del Opus Dei "relaciones escritas y firmadas", enviadas de manera espontánea por fieles de la Prelatura que han vivido con Dora testimoniando su "ejemplar vida cristiana".
Por los testimonios recibidos, y de acuerdo con las normas vigentes, el prelado asegura que ha llegado a la "conclusión de que existen las condiciones para introducir la Causa de canonización de Salvadora del Hoyo Alonso (Dora)".
Finalmente, monseñor Echevarría invita "a todos los fieles de la Prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei que consideren tener noticias útiles en relación con la Causa, tanto a favor como en contra, así como escritos de Dora del Hoyo o documentos referentes a su persona y obra, a que los den a conocer con entera libertad, permitiendo así que las investigaciones alcancen su fin y la verdad resulte plenamente esclarecida".
Dora del Hoyo Alonso nació el 11 de enero de 1914, en Boca de Huérgano (León, España). Sus padres, cristianos ejemplares, la educaron desde pequeña para ser una buena hija de Dios. En Bilbao, el 14 de marzo de 1946, pidió la admisión en el Opus Dei. Desde el primer momento, Dora supo corresponder con fidelidad a la llamada divina. Destacaba en ella la devoción eucarística -la Santa Misa era el centro y la raíz de su vida interior-, un tierno amor a la Santísima Virgen y a San José, y el recurso confiado a su Ángel Custodio. El 27 de diciembre de 1946, por invitación de San Josemaría, se trasladó a Roma, donde vivió hasta el final de su vida.
Supo descubrir el significado santificador y apostólico que se esconde detrás de cada acción aparentemente trivial, conjugando el espíritu de servicio y la competencia profesional. Desde Roma colaboró en la formación de mujeres del mundo entero y contribuyó a la labor apostólica del Opus Dei en todos los ambientes de la sociedad.
Falleció el 10 de enero de 2004. Sus restos mortales reposan en la Cripta de la Iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, Viale Bruno Buozzi, 75, Roma.
Sobre Dora, Monseñor Javier Echevarría ha dicho en 2010: “Dora tuvo una gran importancia para el Opus Dei, por su fidelidad y por su trabajo perfectamente acabado, adornado con su humildad de hacer y desaparecer. Fue discípula de la escuela de la Virgen, según el espíritu de San Josemaría. Por eso ha sido tan eficaz hasta el final de su vida. No quiso ninguna gloria, ninguna consideración y entregó el cien por cien, toda su vida.
Fue una mujer de fe. Era la primera Numeraria Auxiliar, y se fió de lo que Dios le pedía a través de San Josemaría. Vivía la esperanza, que le llevaba a saber que el Opus Dei se dilataría y llegaría a ser lo que hoy contemplamos. Y todo eso, por su amor a Dios, tan grande que le impedía estar pendiente de ella misma: giraba en torno al Señor y a las demás. Tenemos una gran intercesora, a quien debemos mucho agradecimiento. Aprendió de nuestro Fundador que lo más importante es servir, servir y servir, al Señor y a las almas.”