La primera aparición oficial en Vaticano de Sor Verónica Berzosa tuvo lugar el 15 de octubre. En el convenio sobre los Nuevos Evangelizadores, organizado por el dicasterio a cuya guía se encuentra monseñor Rino Fisichella, el de la Nueva Evangelización precisamente, también estaba ella.
Ella, una religiosa española conocidísima en su país, desconocida todavía en esta parte de los Pirineos. Pero famosísima en Youtube. Sor Verónica Berzosa, cuyo nombre civil es María José Berzosa Martínez, nació en una población cercana a Burgos el 27 de agosto de 1965. A los 18 años ingresó en el convento de las Clarisas Franciscanas. Y de este convento salió en el año 2009 para fundar su propia comunidad. Arrastra cifras impresionantes: en poco tiempo ha reunido 200 hermanas en una época de escasez de vocaciones; ha fundado una nueva comunidad que se llama Iesu Communio y ha dejado a las franciscanas con pocas vocaciones y afligidas por el problema del envejecimiento; tiene ya dos conventos. Sobre todo ha contado con el apoyo, lo primero de un hermano obispo, y luego de una buena relación con el actual arzobispo de Madrid, el cardenal Rouco Varela; pero quién la estima más que nadie es el obispo de Burgos, monseñor Gil Hellin.
"¿El Obispo? Es más que un estimador, es un fan de la hermana", cuentan en voz baja en los austeros palacios de las congregaciones vaticanas. Y todo esto puede explicar la aprobación sprint de la comunidad por parte del cardenal esloveno Franc Rodé el 8 de diciembre de 2010, cuando todavía era Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada. Fue uno de los últimos actos del cardenal antes de dejar su cargo a principios de este año.
De sor Verónica se aprecia su capacidad para hablar a las jóvenes: no es una casualidad que haya sido "maestra de novicias". Y luego la gran espiritualidad, la fidelidad a un modo de ver la Iglesia tradicional, hecho de oración y más oración; la fe sin dudas ni vacilaciones. Para Iesu Communio el modo de ver la realidad y la fe es muy simple: todo es obra de Dios. Es una certeza en un Occidente polarizado en el que las hermanas trabajan mucho en el campo social. No es un misterio que el cardenal Rodé tratase de todas las maneras posibles de limitar el empeño social de las monjas y de los frailes. Para él había que volver a la oración. Y Iesu Communio hace esto.
Además, la situación jurídica es particular. Las hermanas tienen dos casas: una en Lerma y otra en La Aguilera. Hay una sola abadesa, es decir, Sor Verónica, mejor la Madre Verónica. Y también en este caso encontramos una singular excepción a la regla que prevé una superiora en cada casa. Tiene una explicación muy fácil: tienen un vigilante de excepción. De hecho la dirección espiritual ha sido confiada al padre Raniero Cantalamessa, que es un capuchino predicador de la Casa Pontificia y conocido, mas bien conocidísimo, en Vaticano y en todo el mundo como predicador carismático, y localizable, no es una casualidad, por medio de una página web plurilingüe. La Madre Verónica sigue avanzando: no hace caso de las críticas, sobre todo de las relacionadas con la calidad de la formación de tantas hermanas de orígenes de lo más diverso y heterogéneo. Todo es obra de Dios, como ha dicho diversas veces en Vaticano, y los números le dan la razón. Y además está de su parte el descubrimiento de la ley fundamental de la comunicación en el mundo de hoy: ella y las monjas permanecen calladas ante los periodistas. No hablan, no conceden entrevistas. Nada. Solamente un comunicado oficial, hace algunos meses, para contar "lo que el Señor ha hecho en nuestra comunidad" y como "Dios ha trabajado para superar nuestras fragilidades". Luego el silencio. Mejor, la ley del silencio descubierta por sor Verónica. En España funciona a la perfección y los periódicos están llenos de artículos sobre las monjas.