Unos dolores por contracciones a medianoche le indicaron a Melanie Pritchard que estaba comenzando su parto. Si todo iba bien, su bebé podría tener como fecha de nacimiento el 28 de julio de 2010. Melanie telefoneó a su madre para decirle que su esposo Doug la llevaba al hospital.
Esa llamada telefónica fue la última acción que Melanie recuerda, ya que luego de ese momento comenzó una odisea dramática de 3 días que casi le quitó la vida y la vida de su hijo por nacer.
Pritchard, de 34 años de edad, es una católica conocida a nivel nacional en los Estados Unidos de América, defensora de los no nacidos y vocera de la modestia y la castidad. Su trabajo con las organizaciones pro-vida y pro-familia de Arizona ha sido descrita como “legendaria”.
Ella y su esposo Doug llegaron al hospital en las oscuras horas de la madrugada. El trabajo de parto estaba progresando en forma constante y normal. Ella pidió una epidural para ayudar a sobrellevar el dolor. Al salir el sol, las contracciones comenzaron a aumentar y el médico le rompió aguas.
Entonces sucedió lo impensable.
Melanie indicó a su marido que ella sentía que algo andaba mal. Le dijo a Doug que sentía como que perdía el conocimiento. Las enfermeras la reubicaron en un intento por determinar la causa de su desvanecimiento, aunque sus signos vitales no indicaban que algo anduviera mal.
De repente, Melanie se desplomó a su lado con ligeras convulsiones. Su ritmo cardíaco y la presión arterial murieron. Para horror de Doug, él también vio que el ritmo cardíaco de su hijo por nacer del corazón cayó precipitadamente. Cuando el rostro y la piel de Melanie se volvieron azules, Doug se dio cuenta que el corazón de ella había dejado de latir.
Un equipo de médicos y enfermeras llevó rápidamente a Melanie a la sala de operaciones, en un intento de salvar la vida del bebé con una operación cesárea.
Doug hizo apresuradamente algunas angustiantes llamadas telefónicas a sus familiares y amigos, pidiéndoles oraciones para Melanie y el bebé. Un amigo de la familia Pritchard, Mark Henry, de Catholic Online, escuchó la difícil situación de Melanie y envió el aviso a los grupos de medios de comunicación católicos que una joven madre necesitaba ayuda divina en su batalla por su vida.
La Radio Corazón Inmaculado, Comunicaciones San José, LifeSiteNews y muchos otros medios de comunicación respondieron a la petición, enviando inmediatamente el pedido de oración a través de Internet o de la radio.
“Muy pronto la noticia del estado crítico de Melanie se extendió como un reguero de pólvora digital con pedidos de ‘recemos por Melanie’ que iban como un virus online. La fuerza devastadora del ‘recemos’ para salvar a Melanie había comenzado en serio”, dijo Henry.
“Literalmente hablando, las personas estaban saliendo de su encierro para orar por ella, aunque algunos no la conocían”, dijo Kari Holt, la hermana de Melanie.
Las personas que no habían entrado en una iglesia durante años se vieron obligadas a entrar y orar por la joven madre que lo necesitaba.
“Esto estalló a través de la radiofonía católica, a través de las parroquias y en los conventos, casas parroquiales, seminarios y escuelas; iluminó Facebook, Twitter… encontró su camino hacia personas como yo, los que nunca habíamos oído hablar de Melanie antes de esa fecha”, dice el apologista católico Patrick Madrid en el prólogo al libro de Melanie sobre su experiencia cercana a la muerte.
En un plazo de 15 horas, unas 150.000 personas estimadas estaban orando por Melanie. Ese mismo día Melanie fue la persona número uno en Google en Arizona, su Estado natal. Ella fue la top 10 en Twitter en todo el mundo.
La exitosa operación cesárea trajo al mundo a una saludable niña con cabello rubio y ojos azules. Doug la llamó Gabriella, o Ella para abreviar. Melanie llevaba ya clínicamente muerta durante 10 minutos. Le aplicaron resucitación cardiopulmonar y 4 veces golpes de corriente con un desfibrilador antes que el equipo médico lograra resucitarla.
Los médicos le dijeron a Doug que Melanie había sufrido una embolia de líquido amniótico. El líquido amniótico se había escapado de su vientre, había viajado en su torrente sanguíneo y le había causado un paro cardíaco cuando llegó a su corazón. También sufrió una hemorragia interna masiva por la operación cesárea, la pérdida de cinco litros de sangre. A los médicos también les preocupó la posible lesión neurológica, porque ella había estado sin oxígeno durante mucho tiempo.
Con su hemorragia catastrófica, tres importantes operaciones quirúrgicas consecutivas de emergencia, insuficiencia cardiaca y pulmonar, y una posible lesión cerebral, las probabilidades estaban abrumadoramente en contra de Melanie.
Los médicos le dieron una oportunidad de cero por ciento de supervivencia.
A Doug le dijeron que “se despidiera” del amor de su vida.
“Te amo y siempre te amaré. Brady y Ella [el hijo y la hija recién nacida] son hermosos y te amo. Si tienes alguna fuerza para luchar, entonces lucha… prométeme que seguirás a tu ángel de la guarda allí donde te lleve. Donde él te lleve estarás donde Dios te necesita”.
Mientras tanto, los que en todo el mundo creen en el poder de la oración asaltaron el cielo pidiendo un milagro.
Los médicos dicen que lo ocurrido en las siguientes 24 horas desafía toda explicación médica. De repente, Melanie comenzó a respirar por sí misma. Dejaron de aplicarle todos los medicamentos, excepto los que eran para calmar su dolor. Y luego, ante el asombro de todos, ella empezó a hablar.
Melanie lloró cuando Doug le ayudó a sostener por primera vez a la recién nacida Ella, apenas 48 horas después del nacimiento por cesárea. Y ante el asombro de todos, Melanie fue dada de alta del hospital sólo 6 días después que había comenzado la odisea.
Para Melanie, sin embargo, su supervivencia no es ni siquiera la parte más sorprendente de la historia. “Cuando me desperté de la muerte me dije a mí misma que el milagro de mi supervivencia era enorme, pero cuando me enteré de la cantidad de personas que oraron por mí, pensé ‘que ese fue el mayor de los milagros’”, dijo Melanie en una entrevista con LifeSiteNew.com.
“Una cosa es que este milagro me ocurra a mí, pero escuchar luego cómo esto afectó a tanta gente, ese es el milagro más grande”.
Trabajar en un ministerio que ayuda a llevar a los corazones errantes a Dios, Melanie encontró irónico que el tiempo en que ella movió a la mayoría de los corazones a Dios – inspirando a miles a elevar una plegaria al cielo – ella no habló una sola palabra, ella estaba en silencio y completamente inconsciente.
“Cuando yo era joven, acostumbraba tener este pequeño deseo con el Señor. Yo decía: ‘Señor, ¿me puedes hacer como San Pedro? ¿Me puedes dar un poco de lo que le diste a él el día de Pentecostés, para que lo que yo diga o haga pueda convertir a 3.000 personas por día?”.
Melanie cree que Dios respondió a su manera a su “pequeño deseo”, con el drama increíble de su prematura muerte y el renacimiento médicamente inexplicable.
“Creo sinceramente que este momento no era para mí. Yo siempre he dicho: ‘úsame, Señor, en la forma que quieras y cuando quieras’”.
“Ese período de 24 horas fue para la familia, para los amigos y para las personas que estuvieron expuestas a esta historia. El Señor me ha usado para abrir los ojos, para ayudarles a entender que ellos deben apoyarse y confiar en él, y sólo en él”.
“Fue para que Dios mostrara lo poderoso que es él”.
En los días y meses que siguieron a su regreso a casa, el cuerpo de Melanie estuvo atormentado por el dolor. Ella sufrió varias infecciones. Estaba paralizada mentalmente por el temor constante de la muerte.
Ella dice que el difícil proceso de recuperación fue una verdadera prueba del mutuo compromiso de ella y de Doug en el matrimonio. Como defensora del matrimonio como una “especie de amor libre, total, fiel y fecundo”, dice que todo lo que ella y su marido sabían del matrimonio a través de un “conocimiento-intelectual”, de repente tuvo sentido para ellos en la esfera del “corazón”.
“Todo lo que estábamos enseñando acerca del plan de Dios para un matrimonio lleno de alegría se volvió realmente verdad”.
“Incluso en medio de este sufrimiento, Doug y yo todavía encontrábamos alegría. Hemos descubierto que todavía se puede encontrar alegría en el matrimonio, incluso en las profundidades de esta clase de sufrimiento”.
“El ‘amor sacrificial’ y el ‘don de sí mismo’ que habíamos estado enseñando cobró vida realmente en nuestro matrimonio”.
Melanie cree que su castidad prematrimonial y la de Doug fue la escuela de formación que los preparó para “sobrevivir” en el difícil camino hacia la recuperación, explicando que en realidad la castidad es “el aprendizaje que se lleva a cabo para convertirse en dueño de uno mismo”. Dijo que la castidad requiere “sacrificio, sufrimiento y mucha preparación”.
A modo de ejemplo, dice que durante su recuperación nunca le preocupó que Doug “corriera a la computadora para mirar pornografía” o que le “hiciera trampa”, porque él ya se había “convertido ya en un artista del dominio de sí”.
Dijo que en medio del dolor y el sufrimiento experimentado durante la recuperación, ellos pudieron “vivir” su matrimonio y apreciar su belleza.
La experiencia ha sido un viaje de auto-descubrimiento para Melanie, que dice que ve cómo se ha pasado de ser una mujer fuerte e independiente, a una mujer que ahora se permite ser débil y vulnerable. Ella dice que ha aprendido a bajar la guardia y a permitir que otros estén a su servicio y cuiden de ella.
Ella está convencida de que ella tiene más para compartir con el mundo que nunca antes, ahora que ha llegado a ver por qué Dios le permitió pasar por esta experiencia y cómo debe relacionarse con su ministerio de predicación a los jóvenes.
“Con un golpe al corazón, Dios tiene el poder de hacer nuevas todas las cosas”
“Nuestro Dios es Dios de milagros”.
“Él puede quitar los ojos que han visto pornografía, la sexualidad que se ha roto y deshecho en pedazos, los corazones rotos y maltratados y hacer nuevas todas estas cosas”.
“Él puede rehacer total y completamente a las personas en un instante porque así de poderoso es él”.
Melanie cree que los jóvenes se ven obligados por su historia porque les permite “penetrar” en el “poder de Dios” y de lo que es capaz de hacer en la vida de alguien en un período de 24 horas.
“Si él puede despertarme de la muerte, puede hacer tus ojos completamente nuevos, puede hacer tu corazón completo, puede cambiar la vida en un instante si simplemente estamos un poco dispuestos a para caminar bajo su dirección”.
Melanie ha descrito en detalle su viaje físico y emocional en su libro, “The Day I Died: Finding Hope in Suffering” [El día que fallecí: hallando esperanza en el sufrimiento]. Está disponible en Vitae Press y a través de su página web.