El sacerdote Luis de Moya quedó tetrapléjico en 1991 a consecuencia de un accidente de automóvil. No quiso que esa circunstancia, por grave que fuese, mermase su vocación sacerdotal, y ha escrito diversos textos contando su historia o reflexionando sobre su significación moral y espiritual. En El sentido del dolor reunió tres de ellos: Sobre la marcha, publicado un tiempo después del accidente, donde analiza lo que pasó y sus repercusiones en su vida; Vía Crucis con María, una meditación sobre la Pasión de Cristo vista con los ojos de su Madre; y una conferencia sobre el valor del sufrimiento que pronunció en Santiago de Compostela.
Sobre ese sentido del dolor que unifica su obra hemos conversado con Don Luis:
El sacerdote Luis de Moya quedó tetrapléjico tras un accidente en 1991.
-Usted escribió un libro sobre El sentido del dolor. ¿Qué le impulsó a ello?
-El deseo de continuar con mi actividad de sacerdote. No dejar que la limitación física frenara en mí la tarea emprendida hacía años de dar a conocer las grandezas de Dios, en particular que Dios es Padre bueno de los hombres en toda circunstancia.
-Tras el accidente que sufrió en 1991, ¿qué fue lo más difícil de asumir de su nueva vida "sobre ruedas”?
-Posiblemente la necesidad de depender de un modo muy tangible de los demás.
-Han transcurrido muchos años desde que despertó después de ese fatídico accidente. En ese momento, ¿fue consciente de las nuevas pruebas que debía afrontar?
-Inmediatamente. Nada más recobrar el conocimiento me di cuenta de que había perdido la movilidad y, por tanto, todo lo que ello suponía.
-¿Qué sentido tiene el dolor para un católico, un cristiano? ¿Por qué permite Dios el sufrimiento?
-Un católico, un cristiano, como cualquiera, tanto ama como está dispuesto a sufrir por quien ama. Como Jesucristo, que nos muestra su amor en la Cruz: sufriendo.
-¿Qué lecciones puede extraer un cristiano de la contemplación del Vía Crucis?
-En realidad el viacrucis es una permanente lección para un cristiano en cada una de sus estaciones. En este sentido escribí unas reflexiones hace algunos años.
-¿Qué les diría a los políticos que utilizan el dolor para defender la eutanasia? ¿Qué le diría a un enfermo que desea morir?
-Que Dios no pone a sus hijos, los hombres, en situaciones insufribles. Para cada momento Dios nos brinda su ayuda para vivir esa situación de un modo digno en su presencia. También en las situaciones más dolorosas que podamos imaginar. Por otra parte, ésta es mi experiencia desde el año 1991.
-Hoy en día, la visión de que solo se puede ser feliz teniendo unas buenas condiciones económicas y de salud se encuentra muy extendida. ¿Cómo combatir esta concepción nihilista de la vida?
-Cualquier situación, por favorable que sea en esta vida, está destinada a terminar, y por tanto no es verdadera felicidad. La verdadera felicidad sólo es posible en la otra vida, que nunca termina.