Los sacerdotes Jesús Silva, Patxi Bronchalo y Antonio María Domenech se citan cada semana en un nuevo capítulo de Red de Redes, el programa de catequesis de la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) que se toma muy poco en serio a sí mismo, pero muy en serio la doctrina de la Iglesia.
Este miércoles, Silva, Bronchalo y Domenech lanzaron un capítulo especial, en el que se sometían mutuamente a examen y -por el camino- dejaban un puñado de reflexiones muy pertinentes sobre la confesión, la sensibilidad o la grey virtual.
Aquí recogemos las preguntas -y respuestas- que aparecen en el episodio:
1) ¿Quién es el más quejica de los tres?
Para Domenech, el más quejica es Jesús Silva, quien se defiende -primero- y después reflexiona: "Sí es verdad que muchas veces vivimos instalados en la queja, y esta es, en el fondo, una actitud de falta de agradecimiento al Señor". Bronchalo añade que la falta de agradecimiento nos puede llevar a "vivir en la exigencia, y no en la alabanza".
2) ¿Quién es el más sensible?
Para Silva, el más sensible de los tres curas de Red de Redes es Domenech, que se confiesa: "Es cierto. Me acaban de decir que este es el último vídeo de una de las personas que trabaja en los vídeos [detrás de las cámaras] y he reaccionado llorando". Más allá de la anécdota, el sacerdote señala que "ser sensible no es malo, porque el Señor habla al corazón, y cuanto más dispuesto lo tengamos para recibir sus palabras, mejor reaccionaremos como respuesta".
Domenech también lamenta la actitud de quien "se pone una coraza para que nada le afecte", pero Bronchalo advierte: "Hay que distinguir ser sensible de ser sensiblero, o ñoño, que es una exaltación del sentimiento". "La sensiblería -añade- es ensalzar lo que me pasa: es querer ser el niño en el bautizo, el muerto en el entierro y el novio en la boda".
3) ¿Quién de los tres confiesa más?
Los tres coinciden en que quien pasa más tiempo en el confesionario es, de nuevo, Domenech. "A mí me han llegado a llamar 'sacramentalista', porque pienso -como un profesor que tuve- que todo aquello que en la vida cristiana no termina en la confesión o la comunión, no sirve", explica.
Bronchalo reflexiona, a continuación, sobre la necesidad de que el sacerdote dedique tiempo a estar disponible para la confesión: "La gente va a confesarse en la medida que los curas nos sentemos". Domenech define el círculo vicioso que ocurre si no es así: "Como no viene nadie, no me siento, y como no me siento, no viene nadie".
4) ¿Quién utiliza más el móvil?
Según Bronchalo, quien más usa el móvil es Domenech, pero no en calidad de influencer, sino para atender a muchas personas a través de llamadas o mensajes. "Desde pequeño me ha llamado la atención el acompañamiento espiritual, y Dios pone en el corazón lo que quiere que hagas", dice el sacerdote catalán.
En este punto, Silva destaca la importancia de la "grey virtual" a la que los tres atienden a través de las redes sociales, y cuenta el caso de dos parejas que contactaron con él a través de Instagram y que ahora forman parte del grupo de novios de su parroquia. "En redes sociales también hay un trabajo pastoral, y creo que hacen falta más influencers católicos, sobre todo laicos: necesitamos que estéis", dice.
5) ¿Quién lee más? ¿Y quién es el más viajero?
La respuesta a ambas preguntas -consensuada- es Silva. Viaja -dice- para despejarse y para dar conferencias, y reconoce leer mucho: "La lectura hace que tu depósito intelectual, espiritual y humano se vaya llenando, y -como decía Jesús- de lo que está lleno el corazón habla la boca". Para empezar a leer, recomienda fijar un tiempo para ello, y comenzar por algo que a uno le enganche, pero ir incorporando poco a poco lecturas que -aun sin atraerte- consideres importantes.
Puedes ver aquí el último episodio de Red de Redes.
Los tres sacerdotes terminan -en esta línea- con tres recomendaciones literarias. Domenech recomienda al público leer Las moradas, de santa Teresa de Jesús; Silva recomienda cualquier obra del psicólogo Bernardo Stamateas -como Gente tóxica o Emociones tóxicas-, y Bronchalo recomienda leer con ánimo contemplativo El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien.