Católica de 45 años, madre de cinco hijos, sentenciada a muerte por una supuesta blasfemia contra el Islam, las medidas de seguridad en torno a Asia Bibi en la cárcel de Sheikhupura, cerca de Lahore (Pakistán) se han reforzado después de la operación militar que mató a Osama Ben Laden, según explica a AsiaNews el presidente de la Fundación Masihi, Harún Barkat Masih, que apoya a los cristianos perseguidos en el país y se mantiene en contacto con ella y su familia.
«Asia Bibi ha tenido problemas de salud», afirma Masih. «Permanece en aislamiento y cocina su propia comida para evitar ser envenenada». Su marido la visita con regularidad. Su rutina diaria incluye «oración y lectura de la Biblia». Masih explica que «está débil y vulnerable, pero ayuna con regularidad y reza por Pakistán y por los cristianos del país. Pese a su situación, permanece esperanzada y firme en su fe inquebrantable».
Desde el ataque que mató a Osama Ben Laden el pasado 2 de mayo, el «peor tipo de extremismo» se ha desarrollado en amplios sectores del país, según Masih, afectando a grupos que antes se consideraban «moderados». En ese ambiente, muchos se sienten atraídos por la recompensa del imán Yusef Qureshi, de Peshawar, que ofreció casi 6.000 dólares por la muerte de la madre católica, que lleva ya dos años en la galería de la muerte. El gobernador de Punjab, Salman Taseer, y el ministro de Minorías, el católico Shahbaz Bhatti, fueron asesinados en enero y en marzo respectivamente por haberse pronunciado a favor de la inocencia de Asia Bibi y haber pedido cambios en la ley de blasfemias, que se usa en el país para amedrentar a las diferentes minorías religiosas.
Aunque los acusados de blasfemia sean declarados inocentes o indultados por la justicia civil, al salir de prisión ellos, sus familias y propiedades pueden ser atacados por grupos fundamentalistas. La Fundación Masihi a menudo ha recurrido a trasladar a estas personas a otras partes del país y a darles una nueva identidad para protegerles. Todos los miembros del Parlamento Europeo firmaron una petición pidiendo al presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, que cambie la legislación. La movilización internacional y la experiencia de grupos como el de Masih hace prever la liberación tarde o temprano de Asia Bibi. «Su familia está ansiosa por llevarla a casa», afirma Masih. Pero tampoco allí estará segura... y muchos países temerían acogerla.
La situación de los cristianos en Pakistán parece benéfica comparada con la de Corea del Norte: en este régimen aislacionista quedan apenas unos 40.000 cristianos, de los que 30.000 son presos en campos de trabajo, según el misionero protestante Lim Chang-ho. «Se protegen de la única forma que pueden: se casan entre ellos y en secreto», explica.
n Hay quien piensa que esas cifras son optimistas. AsiaNews calcula que no hay ni 200 católicos en Corea del Norte, supervivientes de la guerra y la deportación.