En medio de la conmoción por la pandemia de coronavirus que mantiene al país en vilo y distraído, el lobby LGBT italiano intenta aprobar una ley que podría condenar a penas de cárcel a los padres que rechacen el adoctrinamiento en ideología de género, a quienes critiquen el homosexualismo o a las personas que ayuden a otras a abandonar una atracción no deseada por el mismo sexo. Es la denominada "ley Zan", que recibe su nombre de Alessandro Zan, activista gay diputado del Partido Democrático.
Una auténtica "bomba contra la libertad de expresión y contra la libertad de pensamiento de quien no se pliegue al diktat homosexualista", según el senador de la Liga Norte Simone Pillon. El articulado que convierte en "odio" cualquier crítica, por ejemplo, a la cada vez más extendida costumbre de que drag queens ejerzan de cuentacuentos en los colegios para niños de educación infantil, una polémica que estalló no hace mucho con casos sonados de actividades obligatorias en centros educativos de Roma y Bolonia .
En el mismo sentido se han manifestado líderes del movimiento provida y pro familia. "¿Se podrá decir que los vientres de alquiler son una práctica abominable?", se pregunta Massimo Gandolfini, líder del Family Day: la reforma en curso del Código Penal "es una medida que crea un super-ciudadano hiper-protegido en virtud de su orientación sexual... Un procedimiento intrínsecamente liberticida" que extiende el concepto de discriminación a toda disconformidad con la agenda LGBTI.
En opinión de Pino Morandini, presidente del Movimiento por la Vida, la reforma en curso es "un medio para adaptar la ley al sentimiento jurídico de los detentadores del poder, como sucede hoy en China y en Corea del Norte y como sucedía en la Unión Soviética hasta finales de los años 50".
Por su parte, el juez Giacomo Rocchi, del Centro Studi Rosario Livatino, tras enumerar una serie de actos que la ley consideraría discriminatorios y castigaría con penas de cárcel (entre otros, que un colegio católico rechazase activistas LGBTI como profesores, o que una competición deportiva femenina no permitiese la inscripción como mujeres de hombres trans), afirma que su articulado "no solo castiga penalmente toda diferencia de trato, sino que ni tan siquiera se podría hablar de esas diferencias, todas ellas consideradas discriminaciones, y menos aún defender su necesidad u oportunidad".
Entre las víctimas de la ley se encontrarían también las personas con atracción no deseada por el mismo sexo que buscan ayuda ante su insatisfacción vital, o quienes hacen público su abandono de la vida gay. (La revista Science publicó en agosto pasado un estudio masivo que muestra la inexistencia del popularmente denominado "gen gay".) Es el caso de Luca di Tolve, un antiguo activista LGBT autor del libro Yo fui gay y que afirma con ironía que, si se aprueba la ley, tendrá que volver a Arcigay (organización emblemática del lobby gay italiano) "para ser reeducado".
Quedaría desde luego en riesgo su actual obra de testimonio contracorriente a través de conferencias públicas, cursos y encuentros, donde da cuenta de su vida nueva y feliz como cristiano, marido y padre y de su actual obra de ayuda a personas con orientación homosexual indeseada para que encuentren su camino.
Las denuncias de #restiamoliberi alertan en toda Italia contra la ley liberticida. "Marco y Silvia enseñaron a sus hijos que se nace hombre o mujer. Condenados por homofobia", reza el cartel, advirtiendo del carácter punible que la ley Zan otorga a toda discrepancia con la ideología LGTBI, automáticamente convertida en delito de odio.
Luca di Tolve se ha unido a la campaña #restiamoliberi [sigamos siendo libres] lanzada para detener la ley mordaza cuya tramitación, que iba a iniciarse el 31 de marzo, se ha visto detenida por la suspensión de la actividad parlamentaria a causa del coronavirus. Pero eso solo es un alto en su curso legislativo. Andrea Zambrano entrevistó a Luca en La Nuova Bussola Quotidiana:
-Di Tolve, con esta ley usted sería oficialmente denunciado como homófobo...
-¡Y tendría que volver al Arcigay para ser reeducado! [se ríe]. ¿Nos damos cuenta a qué punto hemos llegado?
-Su página web, ¿correría el riesgo de ser cerrada?
-Tendría que desaparecer e ir a vivir a Estados Unidos, pero amo a mi país y no quiero abandonarlo por culpa de estos tipos, que no saben que lo único que están haciendo son cosas que son unas peores que las otras...
-Estos tipos, ¿son políticos y activistas gais?
-Todo el que promueva una mordaza para quienes denuncien el diktat del homosexualismo lo es. Y ahora quieren hacerlo ley.
-¿Qué piensa del hecho de que se planease la tramitación parlamentaria justamente en los días en que todos estamos centrados en afrontar la epidemia del coronavirus?
-Que es el modo de actuar del mundo LGBT, siempre: trabaja en la oscuridad, como sucede en las dark rooms, sabe que si este proyecto de ley sale a la luz media Italia se rebelará.
-¿Qué se puede hacer?
-Oponerse, está claro. Pero también denunciar que en otros países esto no sucederá nunca.
-¿En quién piensa?
-Pienso en Estados Unidos, que son verdaderamente una tierra de libertad. Nunca se permitiría una ley que limitase la palabra a quien es contrario a la dictadura gay.
-Estados Unidos también está a la vanguardia para la terapia que usted propone. ¿Es científica?
-Claro que sí. A pesar del clamor de la opinión común, el dato cierto es que no se puede frenar a la ciencia, y en Estados Unidos son muy conscientes de ello.
-¿Qué quiere decir?
-Que en Estados Unidos nadie se ha permitido nunca detener las terapias reparadoras, que han tenido resultados óptimos. Y tampoco controlar a los médicos, psicólogos, psiquiatras y profesionales independientes, impidiéndoles que siguieran adelante con sus investigaciones, porque en el país hay un gran respeto a la libertad de expresión, al contrario de lo que sucede en Europa o en Italia, donde incluso quieren promulgar leyes que controlen y decidan qué tiene que decir un profesional o un médico o un periodista.
-¿También a los jóvenes que acuden a ustedes se les ha obstaculizado el acceso a la información?
-Sin duda. Son personas que viven en un enorme sufrimiento, con mucho miedo a que alguien los "arroje" a las páginas de los periódicos. Quieren amordazarme a mí, pero también a todos los jóvenes que sufren por su condición de homosexualidad indeseada.
-¿Reconoce esta falta de libertad?
-Sí. Es expresión de lo que veía dentro del mundo gay; es esa impotencia de poder hablar, que fue uno de los motivos que me hicieron chocar con el ideal, empezando así mi camino de alejamiento. Esta falta de libertad de expresión tiene también objetivos económicos.
-¿Por qué?
-Porque no se quiere decir la verdad, no se quiere aceptar que se pueda decir: "Yo fui gay".
-¿Son nuevas las terapias reparadoras?
-No necesariamente. Como afirma el doctor Roberto Marchesini, "hasta los años 80 era normal que cualquier psicoterapeuta, de cualquier orientación, aceptara ocuparse de las personas que sufren a causa de una orientación homosexual indeseada, pues lo consideraban como el resultado de un sentimiento de inferioridad respecto al mundo masculino". Mucho expertos famosos han tenido grandes éxitos en este campo: Adler, Bergler, Lacan, Bieber, Baars.
-¿El enfoque terapéutico es, sobre todo, psicológico?
-Psicoanalistas como Irving Bieber y Charles Socarides se convirtieron, a partir de los años 60, en famosos exponentes de una corriente psicoanalítica que consideraba que la condición homosexual podía ser modificada o mitigada a través del psicoanálisis. Homosexuality: a Psychoanalytic Study of Male Homosexuals de 1962 de Irving Bieber y The Overt Homosexual, publicado en 1968 por Charles Socarides, son los textos de referencia principales de esta escuela. Hay otras contribuciones en este sentido por parte de psicólogos como Robert Cronemeyer, autor de Overcoming Homosexuality, de 1980, y John Lawrence Hatterer, autor de Changing Homosexuality in the Male, de 1970.
-Hasta llegar a Nicolosi...
-Quien asistió a miles de personas con atracción homosexual indeseada durante casi 35 años, en su clínica californiana de Encino, hasta su muerte repentina en 2017.
-¿Existen asociaciones de profesionales que defienden las terapias reparadoras?
-Sí. Por ejemplo, la asociación estadounidense Alliance for Therapeutic Choice and Scientific Integrity se autodefine como "una organización profesional, científica y multidisciplinar que se dedica a preservar los derechos de las personas a acceder a formas de psicoterapia que honren sus valores".
-Pero la American Psychological Association ha prohibido la terapia reparadora, ¿no?
-No. No existe ningún tipo de prohibición de la terapia reparadora, o de terapias cuyo fin sea disminuir la atracción homosexual indeseada por parte de la APA. Se ha limitado sólo a desaconsejar estos enfoques terapéuticos, no por cuestiones científicas, sino a causa de posiciones políticas e ideológicas.
-¿Es verdad que algunos estados americanos las han prohibido?
-No. Ningún estado americano ha prohibido a la población adulta el acceso a dichas terapias, o que profesionales de la salud las pongan en práctica. Durante la administración Obama, algunos estados (entre ellos, California) prohibieron a los menores acceder a dichas terapias y a los profesionales de la salud mental a proponer dichas terapias a los menores.