Roberto Mancini ha obrado el “milagro” en Italia. Tras entrar en una selección de fútbol en plena reconstrucción y que no había logrado ni clasificarse para el Mundial de 2018, el exdelantero de la Sampdoria y la Lazio, entre otros, ha conseguido llevar a este joven equipo a proclamarse campeón de Europa al imponerse en la final en los penaltis a Inglaterra y además en el estadio londinense de Wembley.
De este modo, engorda aún más su ya gran palmarés en el que atesora 6 Copas de Italia, 2 Serie A, 2 Recopas de Europa y 1 Supercopa de Europa como jugador. Como entrenador ha logrado 4 Copas de Italia, 3 Serie A, 1 Premier League y 1 Copa de Turquía. Y ahora suma una Eurocopa como seleccionador.
Las lágrimas del entrenador italiano tras acabar el partido han dado la vuelta al mundo. Y especialmente emotivo fue su abrazo con Vialli, uno de sus asistentes y compañera suyo cuando eran futbolistas. Ahora lucha contra un cáncer de páncreas y Mancini públicamente ya había dicho que estaba rezando mucho por él.
Porque el entrenador de esta Italia campeona se declara católico y persona de fe. Y no ha dudado en hablar de Dios en distintas entrevistas. Tampoco de Medjugorje, un lugar de gran importancia en su vida espiritual.
“Espero haber sido un buen educador para mis jugadores. Hoy la gente quiere la inmediatez, pero en mi carrera he estado rodeado de gente que me ha tenido paciencia. Por eso digo que hay que saber esperar y trato de ser muy paciente con mis hijos. En estos días de europeos tengo ganas de decir que la pasión es muy importante. Pero lo que realmente importa en la vida es el amor”, respondía el entrenador sobre los valores que ha intentado transmitir a sus jugadores.
“La fe siempre ha estado en mi familia”, afirmaba Mancini en una entrevista, donde confiesa que “una hora en misa es mejor que cualquier otra hora”. Y preguntado quiénes eran sus grandes referentes no dudaba en la respuesta: “Yo tenía dos ídolos, Michael Jordan en el deporte y el Papa Wojtyla en el mundo”.
En una de sus muchas entrevistas en los que ha tocado el tema de la fe afirmaba: “Soy un creyente católico, practicante. Crecí en el oratorio debajo de la casa, fue una gran suerte”.
El seleccionador asegura que allí ejercía de monaguillo y que también fue en el oratorio donde empezó a jugar al fútbol, una carrera que le ha permitido jugar al más alto nivel y jugar y entrenar en grandes clubes de Europa. “Dios siempre ha estado en mi vida. Porque nací y crecí en mi parroquia. Iba a misa todos los domingos y era monaguillo, hasta que fui a jugar a Bolonia a los 14 años”. En esta adolescencia dejó un tiempo de ir a misa, pero luego volvió a esa fe de su infancia.
Roberto Mancini, entrenador de Italia, en el centro de la imagen bajo la copa
En una entrevista en el programa A sua immagine en la RAI1, contaba una anécdota sobre su infancia: “Para el día de mi primera comunión, el párroco movió la hora del partido del que era mi equipo en ese momento. Al final no lo logramos, pero convencimos a nuestro sacerdote de retrasar un poco el inicio de la ceremonia. ¡También marqué dos goles en ese partido antes de la comunión!”.
Tal y como recoge Famiglia Cristiana, la parroquia de la infancia que siempre menciona Mancini es la de San Sebastián en Jesi. En 2014, cuando falleció don Roberto Vigo, el cura que estuvo allí durante más de medio siglo, el entrenador se apresuró a acudir al funeral, recordando cómo justo en el campo contiguo a la iglesia él también pateo por primera vez una pelota. Con el mismo entusiasmo y espíritu agradecido participó recientemente en una misa en sufragio por Boskov, el mítico entrenador de la Sampdoria, oficiada por Don Mario Galli, el excapellán de aquel equipo.
Roberto Mancini, en una peregrinación a Medjugorje
Precisamente, este sacerdote que atendía espiritualmente a la Sampodria fue el primero en hablarle de Medjugorje, un lugar que cambió para siempre la vida de este entrenador, y que a lo largo de los años ha visitado en numerosas ocasiones, conociendo incluso personalmente a los videntes.
De este modo, Mancini revela que “nuestro capellán en Génova con la Sampdoria me habló de Medjugorje hace muchos años. Fue en los años en los que era casi imposible ir, así que estamos hablando de la década de 1980, en el 82 o el 83”. Y pasaron muchos años antes de que fuera hasta allí a pesar de que había leído libros sobre esta aldea bosnia.
Finalmente fue a Medjugorje por primera vez el 25 de marzo de 2012, festividad de la Anunciación siendo en aquel momento entrenador del Manchester City. Un mes antes el periodista Paolo Brosio le había dado unos rosarios bendecidos en Medjugorje.
Fue entonces cuando se produjo un hecho extraordinario que contó el propio Mancini. Tuvo un extraño sueño en el que se le apareció Vicka, una de las videntes de Medjugorje, a la cual no conocía.
“Nunca la había visto. Es decir, nunca la había conocido, pero antes de ir se me apareció en un sueño, no tengo la menor idea de por qué. No lo sé, fue algo realmente extraño”, contaba.
“En aquel sueño –prosigue el seleccionador italiano- yo estaba en una habitación con algunas personas y la vidente Vicka estaba conmigo. Ella sonrió mirándome a los ojos, tanto que de repente me volví para ver si estaba mirando a alguien más. Pero de repente, Vicka se se dirigió hacia mí y en ese momento ya no tenía dudas. Vino a mi encuentro, se acercó, me miró de nuevo directamente a los ojos. Luego me dio un beso en la frente. Sentí la sensación del contacto físico de una persona que, sin embargo, nunca había visto ni conocido en la vida".
Cuando poco después fue a Medjugorje pudo conocer a la vidente Vicka. “Al entrar en la casa, Vicka nos recibió abrazándonos y saludándonos con especial cariño. Habló con Camilla y Federica y luego nos sentamos en un rincón y les expliqué en detalle la sensación que tuve cuando recibí su beso en este sueño que se sentí tan real. Vicka me miró atentamente y sonrió como si ya lo supiera todo y me dijo: ‘Es Nuestra Señora la que hace todo, nos abrimos el corazón y Ella nos dice qué hacer’. Entonces comenzó a rezar por nosotros, incesantemente y con entusiasmo".
Mancini, con su mujer e hija, junto a la vidente Vicka
Muchos han relacionado este viaje a mitad de la temporada de 2012 a Medjugorje con la espectacular remontada que el Manchester City acabó haciendo y que culminó con el título de la Premier League. Su equipo estaba ocho puntos por detrás del Manchester United a seis jornadas del final.
Después del viaje a Medjugorje, comenzó una remontada que culminó en la última jornada y la victoria de la Premier League el 13 de mayo de 2012, fiesta de Nuestra Señora de Fátima. Mancini repitió varias veces: “La fe me ha ayudado mucho en la vida, no en el trabajo, porque creo que el Señor y la Virgen tienen cosas mucho más importantes que resolver. Sin embargo, estoy convencido de que quien reza con fe recibe ayuda”.
Sin embargo, José Duque, uno de los responsables técnicos de aquel Manchester City, nacido cerca de Fátima, sin embargo, notó la coincidencia de la fecha del desafío decisivo y le hizo comprender que “Nuestra Señora nos ayudaría. Estoy convencido de que Dios ayuda al que reza”.
En varias ocasiones y según su propia experiencia Mancini ha declarado en varias ocasiones que sí cree en los sucesos de Medjugorje. “Este lugar tiene algo especial, le habla a tu alma. Si todos nos comportáramos como las personas que viven y trabajan en Medjugorje, todo sería diferente. Muchos dicen que no tienen tiempo para rezar, yo también, pero debemos hacer lo que nos dice Nuestra Señora: ser constantes, porque entonces uno se da cuenta de que ya no puede prescindir de él. De la curiosidad que me llevó a Medjugorje por primera vez, pasé a una hacerlo más consciente. He conocido y hablado con personas que me han enseñado algo. La confrontación con el dolor también te hace crecer”.