En la pasada Vigilia Pascual, se bautizó en la catedral de Barcelona, a los 25 años, el periodista Miquel Vera, que cubre desde la Ciudad Condal la información política catalana para el diario ABC. En Catalunya Cristiana describió su proceso de descubrimiento y crecimiento en la fe.
Explica que durante 10 años fue como un cristiano clandestino, que se dejaba caer en las iglesias pero procuraba que no se le viese.
Sus padres se casaron por lo civil y no le bautizaron a él ni a su hermano. Pero desde los 14 años a Miquel le llenaba de curiosidad la vida de una hermana de su abuela que era monja.
"Yo iba a misa entre semana y a última hora. Me daba vergüenza. Asistía a misa como escondido, de incógnito, no quería contárselo a nadie. Me ponía en la última fila, o junto a una columna. Ni yo mismo entendía por qué hacía aquello", recuerda.
Miquel Vera, en una foto humorística en su
año colombiano
Al ir creciendo, cada vez asistía de forma más asidua a la misa. Para formarse, leía las publicaciones diocesanas Catalunya Cristiana y la Hoja dominical, que explica las lecturas del domingo. Intentaba entender la misa y la fe leyendo por su cuenta.
"Con el tiempo me di cuenta de que creía en Dios y lo fui diciendo a la familia y a mis amigos en la universidad. En la facultad tuve “debates encendidos” de quienes se oponían a Dios y a la Iglesia. Yo defendía, a mi manera, la doctrina de la Iglesia, lo que había aprendido como autodidacta", explica.
Durante años fue un explorador solitario de la fe, observando desde el umbral. Pero en cierta ocasión leyó una frase de Benedicto XVI que le hizo actuar. La frase decía: “No puedo construir mi fe personal en un diálogo privado con Jesús, porque la fe me la da Dios a través de una comunidad creyente que es la Iglesia”. "Esta frase me sacudió. Sentí que debía formar parte de la comunidad, que no podía esconderme más, viviendo las misas de incógnito".
Además, al finalizar la carrera de Periodismo en la Universitat Autónoma de Barcelona, obtuvo una beca de la Agencia EFE y pasó un año como periodista de EFE en Bogotá. En Colombia aprendió mucho profesionalmente. Aprendió también otra forma de vivir la fe, muy libre y alegre.
Miquel Vera en Colombia con Diego Jaramillo, famoso sacerdote
y predicador del ministerio Minuto de Dios
"Allí se vive la fe abiertamente, no como en Barcelona, escondidos en el ámbito familiar. Quise formar parte de la Iglesia, no esconderme más", decidió.
¿Y qué se hace en el siglo XXI cuando se busca algo? Se mira en Internet. "Entré en la web del arzobispado de Barcelona y cliqué la opción ¿Quieres ser bautizado? Allí encontré a un sacerdote lleno de sencillez y ternura, mosén Felip-Juli Rodríguez, director del Servicio diocesano para el Catecumenado. Fue en octubre de 2017". Hoy mosén Felip-Juli es director del Seminario.
Miquel con Lech Walesa, el fundador de Solidarnosc y Premio Nobel de la Paz
No hay muchos adultos que hagan catecumenado para bautizarse en Barcelona. "Éramos un grupo de seis. Gente muy distinta. El proceso catecumenal me ha enriquecido la fe sin perder la esencia", explica.
El catecumenado formal le ayudó mucho porque él, admite, "tenía muchos prejuicios".
La idea era bautizar a los catecúmenos el domingo después de Pascua, pero coincidía con las elecciones y él, como periodista, tenía que cubrirlas. Así que el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, accedió a bautizarlo (incluyendo confirmación y Primera comunión) en la Vigilia Pascual en la catedral, a él solo. "Concelebraban muchos sacerdotes. No los conté".
Así, él, que acudía a misa a escondidas y se quedaba oculto en las filas de detrás, fue el objeto de todas las miradas en la catedral, en la Misa más solemne del año. Por una vez, el periodista fue la noticia. Acabó su época de catecúmeno clandestino y empezó su vida como cristiano público. Ahora puede pedir públicamente milagros que faciliten la política catalana y su trabajo para explicarla. ¡Dios todo lo puede!