Luca di Tolve es autor del libro Yo fui gay (Libros Libres), donde relata cómo dejó atrás la vida homosexual tras haber sido Mister Gay Italia y se convirtió al catolicismo gracias a la Virgen María. Ahora, este italiano de 49 años casado y padre de familia ayuda junto a su esposa Terry a personas con proyección hacia el mismo sexo pero que desean cambiar su vida.
Este matrimonio ha creado Lot Group y en una entrevista con el National Catholic Register que recoge Aciprensa, Luca afirma que “fundamos una asociación que ayuda a las personas que, en libertad, quieren cambiar (de la homosexualidad a la heterosexualidad). Es una asociación de evangelización”.
"Queremos dar esperanza"
Este exactivista gay afirma que conoce a muchas personas que han podido cambiar su vida y han podido formar una familia con una mujer e hijos. “Estamos en contra de la ideología de género porque sabemos que hay una opción. Queremos dar esperanza. Los estudios científicos dicen que la homosexualidad no es una condición genética: no se nace así”, afirma Di Tolve.
De este modo, Luca di Tolve señala que “los cristianos creemos que Jesús puede sanar nuestras heridas. Junto con una buena psicoterapia, los hombres y mujeres heridos pueden recuperar su masculinidad y feminidad. Cuando se curan estas heridas, florece la masculinidad o la feminidad. Vuelves a lo que Dios tenía en mente para ti desde el principio. Puedes experimentar la plenitud de la alegría y la finalización”.
La falta de un padre
Este italiano explica la importancia de las causas que pueden llevar a la vida homosexual. Y el relata las suyas propias, sucesos de su infancia que marcaron su desarrollo posterior. “Poco después de mi nacimiento, mi madre y mi padre se separaron. Fue un matrimonio arreglado, no un verdadero amor. Ellos se divorciaron. Comencé a sentir los efectos de esta falta de padre en mis primeras relaciones con mis compañeros. Tenía mucha inseguridad, muy baja autoestima. Cuando intenté insertarme en un grupo de mis compañeros, no pude. Tenía miedo”, cuenta.
Luca creció solo con su madre y considera que fue un niño muy “mimado” y “sensible” que “tenía miedo de entrar en un grupo de chicos”. “Por miedo a ser herido, poco a poco, perdí mi masculinidad. Extrañaba esa belleza de hacer lo que los otros chicos hacían juntos: había un vacío en mí. A la edad del desarrollo hormonal, esto me provocó cierta atracción sexual y romántica hacia otros niños”, sostiene.
A los 12 años su madre, ya preocupada por su hijo, le llevó a un psicólogo y éste le dijo: “Tu hijo es homosexual. Debes aprender a aceptarlo porque es normal”. Y el punto de inflexión se produjo cuando conoció a un “chico muy afeminado” que lo introdujo en el mundo de los “salones gay”.
“Venía de una familia pobre con una madre soltera, así que cuando me ofrecieron la posibilidad de ganar 100 dólares por día para bailar, para un adolescente parecía maravilloso. Finalmente tuve amigos como yo”, recuerda.
La vida gay
Poco después ganó el concurso de Mister Gay Italia por lo que se hizo un nombre dentro de este ambiente, acompañando a famosos en sus vacaciones. Al final, cuenta Luca, que había cambiado los valores cristianos por el mero placer, como era “tener bienestar financiero, buenos autos y personas con quienes relacionarnos”.
Pero todo esto no era suficiente para él. “Estaba buscando amor rápido, las relaciones no me gratificaban. Tendría un novio, pero luego rompería con él o él rompería conmigo. Siempre había algo que no funcionaba. Comencé a luchar como activista para obtener derechos para los homosexuales. Empecé a viajar más y más”, relata.
La llegada del SIDA a su vida
Pero otro suceso empezó a trastocar su estilo de vida. Varios amigos suyos empezaron a morir de SIDA y después a él mismo le diagnosticaron el virus del VIH. “Si no hubiera sido tratado rápidamente, habría muerto. Descubrí esto el día antes del funeral de mi mejor amigo. Murió a los 24 años de SIDA. La vida se convirtió en una espiral descendente. Estaba enfermo y me estaba debilitando. El mundo comenzaba a desmoronarse a mí alrededor, pero continué el estilo de vida gay”.
“Seguí yendo al gimnasio, tomando vitaminas. Empecé a beber más. Empecé a tomar más drogas. Por la noche llegaba a casa, una hermosa casa, después de ser aclamado por la gente, pero no tenía una persona a mi lado que me quisiera, excepto quizás por dos noches, un mes, dos años. Me estaba hartando de eso”, cuenta Luca.
La conversión a través de la Virgen María
Di Tolve cuenta que la medicina que tomaba para el VIH lo volvió más delgado y demacrado; dentro suyo sentía que iba a morir pronto. Y en este momento se produjo su conversión. Recordó que su madre le había dado unas estampas de la Virgen. Entonces “empecé a pensar: ‘¡La Virgen María existe!’. Me di cuenta: ‘No es solo un dibujo, no una fábula’. En ese momento, pedí ayuda. Agarré un Rosario. No conocía los misterios, pero conocía las oraciones. Y comencé a sentir dentro de mí una paz, un calor, tanto que vi a Nuestra Señora en lo más profundo de mi conciencia”.
De este modo, Luca asegura que “caí de rodillas como por un ataque al corazón de amor. Mi corazón estaba rodeado por una Madre de amor. Ella extendió las manos y dijo: ‘Adelante’. Ella entendió mis sufrimientos y dijo: ‘Sigue adelante. Da el siguiente paso como un niño pequeño que comienza a caminar. Si te caes, mi Hijo te recogerá’. Comprendí que podía seguir”.
En aquel tiempo, Di Tolve había dejado de salir de la casa y sufría ataques de pánico. “Pensé: ‘Si salgo de la casa y voy a misa, daré un paso como dijo la Virgen’. Comencé a ir a la iglesia y sentí la necesidad de confesarme. Cuando di mi confesión, fue como si el velo que cubría mis ojos, mi ceguera espiritual, se cayera. Finalmente estaba vivo. Me sentí fuerte Ahí comenzó mi conversión”, acotó.
Ayuda para dejar la vida homosexual
Di Tolve explica que para volver a su masculinidad y heterosexualidad empezó a leer un libro de Joseph Nicolosi, un profesor estadounidense de California (Estados Unidos). El texto presentaba estudios clínicos sobre la homosexualidad.
“Era como si un rayo me golpeara por lo que él había escrito. Sentí que era exactamente lo que había visto con mis propios ojos. Él estaba diciendo: ‘No eres homosexual; eres un heterosexual. Tienes un problema homosexual. Puedes volver a tu naturaleza heterosexual; es como si fueras un heterosexual latente’. Vi que tenía un problema con las amistades masculinas. El profesor dijo que la homosexualidad es un problema de relación, no de sexo. Nicolosi dijo que esa era la herida: no poder tener una verdadera intimidad con otros hombres”, expresó Luca.
Luego, el italiano llamó al Dr. Nicolosi en los Estados Unidos, y tras la llamada, decidió “que quería seguir este camino”. “Esto fue hace 22 años”, relata.
Nicolosi le presentó a un psicólogo que podía trabajar con él en Italia. Se trataba de Andrew Comiskey. “Me dijeron que podía reintegrar mi masculinidad y que las atracciones homosexuales desaparecerían. Por primera vez probé la posibilidad de que tal vez podría tener una familia. Esto fue hermoso. Gracias a esta terapia comencé este viaje, y después de unos dos años comencé a tener más iniciativa en mi trabajo, a tomar decisiones, a ser firme. Hice amistades”, reconoció Luca.
Luego, acotó: “Nicolosi dijo que cuando tienes muchas amistades saludables, las atracciones homosexuales se desmoronarán. Esto sonaba imposible. Lo que me ayudó fue la oración y la fe, porque era muy difícil”.
En Medjugorje conoció a su esposa
Tiempo después, Di Tolve comenzó a dedicar sus vacaciones a visitar santuarios de Europa. “Los jóvenes grupos cristianos fueron una gran oportunidad para tener amistades y vacaciones con oración. Hubo un momento en que estábamos en la playa pasando un buen rato y me di cuenta de que no sentía nada por los chicos en trajes de baño. En ese momento todavía no tenía una atracción por las mujeres, pero estaba feliz. Entonces comencé a orar y a pedir una mujer que entrara en mi vida. Tenía 30 años”, cuenta.
“Un día fui a Medjugorje para agradecerle a Nuestra Señora por lo que me había sucedido. Me encontré con unos amigos. Era el mes de mayo. Decidimos regresar al festival juvenil allí en agosto. Y allí, finalmente, conocí a mi esposa. Hubo un entendimiento inmediato. Teníamos los mismos valores. Queríamos hacer lo mismo. Nos comprometimos en 2006 y en 2008 nos casamos”, concluye Di Tolve.