El pasado lunes por la mañana, dos automóviles de marca antigua Citroën 2CV’s dejaron atónitos a quienes los veían, cuando arribaban frente a las monumentales escalinatas de la fachada principal de la Asamblea Nacional francesa (Assemblé nationale), subiendo hasta la acera y estacionándose bajo las narices de los policías que hacían guardia frente al Palacio Borbón (Palais Bourbon).
Salen así del automóvil el ingeniero retirado, el señor Stanislas de Larminat, y el aclamado actor francés Michael Lonsdale, conocido por sus papeles principales en la película de James Bond Misión Espacial (Moonraker), El Día del Chacal (The Day of the Jackal) La Gente de Smiley (Smiley’s People), y De Dioses y Hombres (Of Gods and Men).
Ellos llevaban una caja de cartón pesada, con cartas para cada uno de los 570 miembros de la Asamblea Nacional francesa, pidiendo una moratoria de la investigación embrionaria.
Durante las últimas semanas, más de 11,000 personas firmaron una petición presentada en un sitio cibernético, acompañada de una carta. Larminat y Lonsdale simbólicamente le dieron uno de los sobres a Xavier Breton, un diputado de la región de Lyon, quien está a la cabeza de un grupo de parlamentarios que intentan enmendar la ley de modo que se prohíba toda investigación con los embriones humanos.
Sin embargo, a la vez que ellos estaban sometiendo la petición, los laboratorios de investigación y conocidos genetistas en Francia estaban preparándose para propulsar la investigación embrionaria. El pasado lunes en la mañana, Axel Kahn, el presidente de la prestigiosa Universidad Descartes en París (Université Paris Descartes) y director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud y de Investigación Médica (Institut national de la santé et de la recherche médicale/INSERM), dijo, durante una entrevista, que la investigación con el embrión humano “era legítima y necesaria”.
“Aún si yo fuera a considerar el embrión como una persona, eso no es un argumento a favor de no realizar la investigación con el mismo, dado que nosotros realizamos investigaciones con todas las edades del ser humano: ésa es la base de la investigación médica, no puede ser menos”, dijo él.
A la vez que la Asamblea Nacional se prepara para debatir una nueva ley de bioética el próximo martes, muchas figuras públicas, ministros de salud, y científicos, han estado argumentado que Francia necesita una ley más liberal para que “no se quede atrás”, en comparación con las otras naciones que tienen pocas, si algunas, salvaguardas en cuanto a la investigación destructora de los embriones.
Durante la conferencia de prensa esta mañana, el ingeniero retirado Stan de Larminat’s explicó el modo en que surgieron las peticiones: “Cuando yo vi lo que está sucediendo, esto es, de que a los parlamentarios franceses se les está pidiendo que aprueben una ley que convierte a los embriones humanos en material para los laboratorios, yo sabía que tenía que actuar.”
Él explicó lo siguiente: “Yo no tengo listados de correo. No tengo apoyo financiero. Yo solamente redacté una carta solicitándole a los parlamentarios que no tomen una decisión irresponsable por la que serán culpados. Y entonces le envié la petición a mis amigos.”
“Cuando les gustó y la firmaron, entonces hice contacto con gente común. Encontré una lista de hoteleros y algunos la firmaron. Hubo gente que re-enviaron mis correos electrónicos a otros, de persona a persona.”
De Larminat dijo que aquellos que firmaron la petición constituyen simplemente “el hombre de la calle”. Él está seguro que el francés común no quiere la investigación embrionaria. “Y ése es el mensaje que deseo llevarle a los parlamentarios.”
Lo que comenzó como una iniciativa privada ha dado fruto como un evento mediático a gran escala, con una exitosa conferencia de prensa, una cobertura nacional mediática, y el apoyo de un actor muy querido y famoso, quien decidió apoyar la solicitud justa y solitaria de Larminat, que él estaba sometiendo: “Para salvar la ciencia y la libertad al unísono, porque la libertad es poder y el poder necesita ser controlado y balanceado.”
En su diálogo con la prensa, frente a la Asamblea Nacional, el parlamentario Xavier Breton dijo que las gestiones relacionadas con la investigación científica en áreas tan críticas, deben ser decididas por los ciudadanos de la nación: “Nosotros estamos agradecidos, como líderes políticos, de poder escuchar la voz del pueblo, pues nos preserva de ser manipulados por algunos científicos y partes interesadas.”
Michael Lonsdale, quien es conocido por su compromiso cristiano, dijo que él participó del evento porque él “cree en la vida”.
“La vida es infinitamente preciosa”, él dijo. “La misma está cada vez más y más expuesta a la investigación moderna, lo que es realmente desconcertante. Cuando uno se da cuenta que ellos se están entrometiendo con el comienzo mismo de la vida, es importante mantenerse en estado de alerta. Es una cuestión sobre la vida buena, la vida honesta, de la vida que es hermosa, y de no dejar que los embriones sean expuestos a una manipulación de la que sólo sabe Dios. Porque allí el maligno está siempre presente.”
La revisión de las leyes de bioética francesas, en el peor de los casos, autorizaría completamente la investigación con las células estaminales embrionarias. Una posibilidad menos extrema es que se extendería indefinidamente el sistema introducido en 2004 de cinco años, que prohíbe la investigación embrionaria pero permite que haya exenciones, según decida la Agencia de Biomedicina francesa (Agence de biomédecine/ABM). La propia ABM oficialmente promueve la investigación embrionaria.
Varias asociaciones pro-vida quienes hoy día públicamente apoyan el llamado de Larminat, han señalado que las células estaminales embrionarias no han mostrado éxito alguno como terapia. Las asociaciones pro-vida que participan en el esfuerzo son la Fundación Jérôme Lejeune (Fondation Jérôme-Lejeune), la Alianza por los Derechos de la Vida (Alliance pour les droits de la vie), y Clamor por la Verdad (L’Appel à la Vérité). Juntos representan cientos de miles de personas.
El proyecto de ley sobre la bioética enmendado, busca, entre otras cosas, facilitar la accesibilidad de la procreación artificial para las parejas no casadas. También habría que ampliar el diagnóstico pre-implantatorio, y permitiría a las mujeres poder donar sus óvulos antes de que ellas mismas hubiesen tenido que parir, con una bonificación: una porción de los óvulos serían congelados para uso futuro de ellas, cuando ellas se sientan preparadas para el embarazo.