Su fundador Ernesto Olivero, es un ex-banquero, que denunció que actualmente unas 100.000 personas mueren de hambre cada día. “Somos muy pocos, pero hemos conseguido ayudar a millones de personas de todo el mundo”.
Efectivamente, cuentan con proyectos humanitarios en 89 países. Combaten la esclavitud y el tráfico de personas y ayudan a las víctimas de la guerra".
Ernesto Olivero: “Hemos convertido una antigua fábrica de armas de Turín, que ha provocado la muerte de tantas personas, en un arsenal de paz. Es un lugar donde algunos se refugian de la mafia, se alejan de círculos peligrosos. Muchas personas de buen corazón nos ayudarán con sus oraciones y donativos a cambiar mentalidades”.
La campaña “Comparte el pan de cada día” es todo un desafío ya que cada diez días mueren de hambre casi tantos como el número de habitantes de ciudades como Detroit en Estados Unidos o Munich en Alemania.