Este miércoles la Iglesia celebra la Jornada de la Vida Consagrada y con ella los obispos pretenden mostrar el papel que las personas consagradas en sus distintas modalidades aportan al catolicismo y al mundo en general.
“Los consagrados, cada uno con sus dones y carismas, contribuyen a enriquecer la misión de la Iglesia e incluso a posibilitar que la semilla del Evangelio pueda llegar capilarmente a ámbitos mucho más profundos”, afirma el texto presentado por los obispos.
Además, los obispos aseguran que “las personas consagradas edifican el Cuerpo de Cristo y son testigos del reino en medio del mundo. De esta manera, soñando juntos, rezando juntos y participando juntos contribuyen decisivamente para que la Iglesia sinodal no sea un espejismo, sino un verdadero sueño que pueda hacerse realidad”.
De cara a esta jornada, la Conferencia Episcopal Española ofrece varios testimonios de consagrados: religiosos de vida contemplativa, de vida activa y hasta familias enteras.
Uno de ellos es fray Federico Albini, fraile menor capuchino italiano que desde hace cuatro años se encuentra en un convento de León, una comunidad internacional, insertada en el Camino de Santiago, donde tienen su principal pastoral.
Este es el testimonio en primera persona de este capuchino:
«Haciendo camino al andar»
Soy fray Federico, fraile menor capuchino italiano. Desde hace casi cuatro años estoy en nuestro convento de León, donde nuestra orden ha iniciado un proyecto de pequeña comunidad internacional en el camino de Santiago de Compostela.
Nuestra fraternidad ofrece su servicio a los peregrinos que llegan de todo el mundo y pasan por nuestro albergue a diario (unos doce mil al año). Todos los días por la tarde me dedico a encontrarme con ellos para recibirlos e invitarlos a visitar nuestra iglesia y nuestro convento. Es una oportunidad para exhortarlos a hacer un camino interior y espiritual y, como Francisco de Asís, tener el valor de buscar y encontrar el espíritu de Dios en contacto con la naturaleza. Para los que quieren, los frailes estamos disponibles para un servicio de diálogo y escucha, donde normalmente se comparte algo sobre el camino, sus motivaciones para realizarlo y sobre la vida. También existe la posibilidad de recibir el sacramento de la reconciliación. Por la noche se celebra la eucaristía y al finalizar la misa los peregrinos reciben la bendición para partir al día siguiente y continuar su camino.
Nuestra fraternidad también está involucrada durante todo el año en la asistencia a los pobres, ofreciendo alimentos y material para la higiene personal a unas cien familias.
Además, nuestra iglesia es un punto de referencia para las confesiones de los fieles de la ciudad y los lugares vecinos.
El padre Luis Ángel, nuestro obispo, nos pidió que animáramos el servicio del diálogo ecuménico e interreligioso en la diócesis.
También la fraternidad, durante más de cincuenta años, ha estado involucrada con una escuela profesional. El obispo de la época pidió a los frailes que iniciaran un servicio social para enseñar a los jóvenes una profesión. Participo con el equipo pastoral del colegio para animar la vida espiritual de los alumnos con actividades periódicas y si los alumnos lo solicitan estoy disponible para un servicio de diálogo y escucha.
Vivir en una fraternidad internacional es un gran desafío. No escondo mis dificultades iniciales para aprender la lengua y vivir en un contexto cultural diferente al de origen, sin embargo la comunidad, en los distintos ámbitos en los que se encuentra comprometida pastoralmente, me ofrece la oportunidad de vivir más intensamente nuestro carisma franciscano capuchino a través de un camino que estamos haciendo viviendo la oración y el trabajo para abrirnos juntos a la misión, encontrando hombres y mujeres de todas las culturas, lenguas, espiritualidades y convicciones no religiosas con quienes caminar juntos por la construcción de un mundo más unido, impulsados por la oración de Jesús al Padre «para que todos sean uno» (Jn 17, 21), con respeto y aprecio por la diversidad. Y para alcanzar este objetivo estamos fomentando el diálogo, en el esfuerzo constante por construir puentes y relaciones de hermandad entre las personas, los pueblos y las esferas culturales.
¡Juntos y con la colaboración de todos podemos vivir la comunión, participación y misión samaritana!, acogiendo y reflejando la presencia del Espíritu a los hombres de nuestro tiempo.
Fray Federico Albini, OFM cap.
León