Con la alarmante cifra de secuestros y matanzas, Nigeria es uno de los países del mundo más hostiles para la fe. Según datos de la ONG Puertas Abiertas, tiene el récord mundial de secuestros de cristianos: de los 5.259 secuestros que sufrieron los católicos y miembros de denominaciones cristianas en 2022, 4.726 son de procedencia nigeriana.
Muchos de ellos no llegan a ser liberados por sus captores, generalmente miembros de organizaciones islámicas. Pero los que consiguen huir o son liberados, enfrentan toda una vida por delante cargada de traumas.
Por eso es especialmente importante la labor que desde 2023 lleva a cabo el proyecto O-Trauma Victims Initiative (OTVI).
El sacerdote Stephen Ojapah, miembro de la iniciativa, fue secuestrado durante la noche del 25 de mayo de 2022 junto con otras tres personas que se encontraban en la iglesia de St. Patrick, en Katsina, al norte del país, cumpliendo los 33 días de cautividad a punta de pistola.
Más de un año después, Ojapah continúa enfrentando cada día los traumas y cicatrices emocionales y psicológicas, en un país donde la atención de salud mental es generalmente escasa: se estima que menos del 20% de los nigerianos que precisan de estos servicios pueden acceder a ellos, según el portal nigeriano Premium times.
Ojapah fue uno de los miles a los que el secuestro les dejó "un trauma profundo". "Muchos tienen una necesidad extrema" de atención, señaló al diario The Leaven.
Ayudando a las víctimas de la "destrucción" islámica
Pero una vez liberado, el sacerdote de 39 años decidió aportar a paliar los estragos de las víctimas. Así empezó a colaborar en la edificación de O-trauma victims initiative (OTVI), un proyecto "para ayudar a los nigerianos a lidiar con el trauma que conllevan las banderías y otras formas de violencia".
La organización ofrece atención médica, asesoramiento sobre traumas y asistencia legal a las víctimas del secuestro en Nigeria, así como capacitación económica para ayudar en la recuperación financiera. También cuentan con programas especiales para niños que sufren traumas y de concienciación sobre la importancia de la recuperación.
Pilares que, según Ojapah, son fundamentales para "la construcción de la nación" y de una población que sea "desinteresada, compasiva y misericordiosa". Algo a lo que no contribuyen las campañas de los líderes religiosos y políticos islámicos de Nigeria, "activamente comprometidos en la destrucción de la nación", denuncia: "Tenemos una nación que construir".
Ojapah profundiza en su duelo psicológico tras más de un mes "a manos de los secuestradores, entre la vida y la muerte".
El día del secuestro, recuerda, "me desperté llorando, sin saber si llegaríamos al día siguiente, ya que los secuestradores habían decidido matarme para lograr sus peticiones y demandas. Me desperté para rezar y no pude. Estaba llorando en silencio", recuerda.
Finalmente, la diócesis de Sakoto pagó más de 25 millones de nairas nigerianas (unos 30.000 euros), a cambio de su libertad.
Un sí al perdon de sus captores, cara a cara
Al contar su testimonio, el sacerdote afirma haber perdonado a sus secuestradores: "El día que iban a liberarme, estaba llorando y débil. Uno de los secuestradores me preguntó: '¿Todavía nos perdonarás después de todo lo que te hemos hecho?' Con lágrimas en los ojos y dolor en el corazón, dije: 'Sí'".
Cumplido su 10 año como sacerdote y el primero de su liberación, Ojapah celebra agradecido ambas fechas y se mantiene firme en su propósito de cumplir su vocación y también su misión de ayuda.
"Cuando fuimos ordenados sacerdotes, fuimos ordenados para servir a la humanidad, construir el pueblo de Dios", concluye.