La hermana Deirdre Byrne es en estos momentos una de las religiosas más famosas de Estados Unidos, sobre todo por su participación en la Convención del Partido Republicano en la que hizo una ferviente defensa a favor de la vida, declarándose “provida eterna”.
Este hecho le ha provocado grandes alabanzas, pero también numerosas críticas por su apoyo a Trump en estas cuestiones relacionadas con la vida. Pero ya mucho antes de esta polémica, esta religiosa de las Pequeñas Operarias de los Sagrados Corazones era ya considerada una heroína nacional tras haber sido coronel del Ejército, cirujana en varios países del mundo y posteriormente una monja que atiende a pacientes en situación de extrema pobreza en Estados Unidos. Por todo, ello fue reconocida hace más de un año en el Lincoln Memorial de Washington durante el Día de la Independencia.
La coronel retirada del Cuerpo Médico del Ejército de los Estados Unidos y cirujana misionera, ha viajado por todo el mundo, tratando al personal militar y a los necesitados en Afganistán, Irak, Haití, Kenia o Sudán. En la actualidad, es cirujana voluntaria en el Centro Católico Español en Washington, DC, y ayuda con la clínica de fisioterapia de su orden, mientras cuida a varios miembros ancianos.
La hermana Byrne en Haití, tras el gran terremotó que asoló el país en 2010
Una preocupación por los más débiles
En una entrevista con el National Catholic Register, la hermana Byrne ha explicado que “como doctora católica, hermana y ser humano, creo que el aborto legal es el tema más crítico para nosotros”.
Por tanto, decidió arriesgarse a las críticas con esta participación en la convención tras reflexionar “cómo otros temas van de la mano con nuestra responsabilidad de defender la vida por nacer, como el respeto a la libertad religiosa y la libertad de expresión”.
“Tomé todo esto en oración y le pedí al Señor: ‘Señor, ayúdame a ser tu voz en la forma que quieras’. Luego recibí una llamada ese mismo día de la Casa Blanca pidiéndome que hablara”, agregó.
Esta religiosa tiene una doble condición de cirujana y médico experto en revertir abortos químicos. Y ve en EEUU un gran avance en esta materia. “Usamos ecografías ahora y vemos claramente al bebé y su corazón latiendo a las 6 semanas, que es cuando muchas mujeres descubren que están embarazadas. Eso es lo que convirtió al Dr. Bernard Nathanson, el médico abortista que se convirtió en un activista provida”, explica.
Aunque asegura que su trabajo principal en el campo de la medicina es como cirujana, “mi corazón –agrega- está con los no nacidos y ayudo con un programa que sirve a mujeres que quieren revertir su aborto” realizado a través de una píldora.
Revertir abortos químicos
La hermana Byrne “cuando una joven hace clic en el sitio web para ver cómo puede revertir su aborto, las enfermeras están disponibles en todo Estados Unidos las 24 horas del día. Encuentran la ubicación de la persona que llama y usan una lista nacional de médicos para encontrar a alguien que pueda ayudarla”.
Una vez que la han llamado para estos casos –cuenta la religiosa- “ofrezco ayuda a la joven y respondo sus preguntas. Luego el tratamiento: una dosis alta de progesterona, que se usa para inundar el cuerpo y competir contra la mifepristona, también conocida como RU-486, que ahogaría la vida del niño. Me reúno con la mujer uno o dos días después para ver cómo le está yendo médica y espiritualmente y le hago una ecografía para asegurarme de que todo va bien con el niño. Más de la mitad de los hijos de estas mujeres sobreviven y son saludables y vibrantes”.
Una de las expresiones que más ha calado de su mensaje fue su definición de “provida eterna”. La hermana ha querido explicarlo asegurando que como cristianos “nos preparamos para la vida eterna siguiendo las enseñanzas del Señor. Primero, estamos llamados a cuidar a los más vulnerables, y no se puede ser más vulnerable que los no nacidos. Y estamos aquí para cuidar a los pobres y hambrientos. Como nos recordó la Madre Teresa: ‘Todo lo que hagas al más pequeño de mis hermanos, me lo haces a mí” (Mt 25,40)”.
"Muchos católicos están mal catequizados"
En su opinión, este es el “quid” de la fe católica. Sin embargo, considera que “muchos católicos están mal catequizados. Por ejemplo, muchos de mis pacientes conviven y usan anticonceptivos. Si son católicos, les doy la ‘charla directa’, pero con humor. Hago porque nadie más lo ha hecho o lo hará. Y si no lo hago, tendré que responderle al Señor, que me preguntará: ‘¿por qué no hiciste más?’”.
Por otro lado, la hermana Byrne recuerda que “debemos estar en estado de gracia para entrar al cielo, y el sacramento de la reconciliación nos da la oportunidad de reflexionar sobre nuestra pecaminosidad. Dios quiere que seamos santos”.
El origen de una vocación
Deirdre Byrne ha servido a los demás con varios atuendos: con su bata de cirujana médica, con el uniforme de coronel del Ejército y ahora con el hábito religioso, que es al que quiere dedicar el resto de su vida. Y con los tres ha podido recorrer el mundo ayudando a los heridos y necesitados: Afganistán, Egipto, Haití, Kenia, Corea, Irak o Sudán…
Incluso su formación médica le ha permitido ser la que atendiera a la Madre Teresa durante sus viajes a EEUU, o la encargada de supervisar el postoperatorio del cardenal Hickey, arzobispo entonces de Washington, tras ser operado a corazón abierto en 1996. Ya entonces empezó a sentir la vocación a la vida religiosa. Ella quería formar parte de una orden tradicional y en la que la Eucaristía fuera el centro. Pero pasarían unos años antes de que acabara dando el salto a esta vida.
Mientras tanto, la hermana Byrne hizo varias experiencias misioneras en la que ayudaba a las comunidades religiosas como médico. También en California se dedicó un tiempo formando a personal sanitario que iba a partir a la misión.
Esta inquietud por la vida religiosa iba en aumento en ella. Pero buscaba cuál sería su sitio. Así fue como conoció una pequeña congregación llamada las Pequeñas Operarias de los Sagrados Corazones, centradas en la Adoración, la Educación y la Salud.
Deirdre hizo una primera profesión de votos, pero entonces el Ejército de Estados Unidos volvió reclamar su ayuda. Así fue como acabó llegando al grado de coronel. En ese tiempo estuvo, entre otros destinos, en Afganistán. “Estábamos a solo seis millas de la frontera con Pakistán, y escuchábamos los misiles sobre nuestras cabezas", contaba en una entrevista en la revista médica Georgetown . "El hospital era una de las pocas zonas seguras en la base, ya que estaba a prueba de bombas, por lo que nuestros pacientes estaban protegidos”, agregaba.
Ella reconoce que durante aquel tiempo “tenía un pie en la vida religiosa y otro con el Tío Sam”. Pero finalmente cuando regresó de Afganistán en 2009 se retiró del Ejército y profesó los votos perpetuos como religiosa. El uniforme militar era ya parte de su pasado.