En el programa misionero ‘La aventura de la fe’, presentado por Reme Sáez que se emite cada semana en AZ Radio (92.3 fm y www.azradio.org), Carmen Martínez contó sus experiencias como misionera en ese país.
-Lleva 18 años dando cariño y amor a la gente, ¿qué pasó cuando llegó por primera vez a Colombia?
-Verdaderamente llegué con ilusión y con deseo de entregarles lo mejor que pudiera tener mi vida. Y lo encontré, porque es un país en el que las personas son muy sencillas pero llegan al corazón. Una de las primeras cosas que me encontré, que nos ayuda a todos, es el idioma que es el mismo. Hay muchos países que están mucho más cerca pero el idioma es distinto y eso te corta. Allí no. Llegas y te entiendes en seguida con todos.
Al llegar nuestro primer trabajo fue la catequesis, como hermana de la doctrina cristiana que somos. Luego nos encargaron el trabajo de los niños de la calle. Cuando digo niños de la calle me emociono porque los he querido mucho, los quiero.
Los días en los que nos estábamos preparando para venir aquí a España de vacaciones uno de los niños se me acercó y me preguntó si iba a volver. Yo le dije que si ellos estaban allí, yo no me podía quedar en España y que tenía que estar allí con ellos porque los siento como míos.
-¿En qué consiste su trabajo allí?
-El trabajo consiste en ir visitando hogar por hogar y se les va preparando porque si son muy pequeñitos a veces vienen sin bautizar y entonces les vas preparando para la comunión y la confirmación. A ellos les cuesta muchas veces adaptarse porque vienen de un estado de vida muy difícil en el que han sufrido mucho y cuando uno ha sufrido le cuesta más remontar. Pero son unos niños que son muy queridos, ellos se dan cuenta en seguida de que hay amor para ellos y saben devolverlo.
Entre esos niños hay algunos que destacan y a otros les cuesta más. Uno de esos jóvenes nuestros va a recibir este año el título de abogado y eso ahora nos llena de orgullo. Cuando el empezó a estudiar le preguntamos por qué quería estudiar de abogado y él nos contestó que era para defender a los niños de la calle. Tenemos otro niño que este año ha empezado la Universidad porque quiere ser médico, y otro que está en el segundo año del Seminario porque quiere ser sacerdote. Creo que el Señor por ese lado nos bendice, nos ayuda y nos da ganas de seguir adelante.
-¿Cuántos años pasan los niños con ustedes?
-Hasta los 18 años. En ese tiempo ellos tienen que sacarse el Bachillerato y aprender un oficio para que el niño no vuelva nuevamente a la calle sin nada para poderse mantener. En esto nos ayuda ‘Bienestar Familiar de Colombia’ que nos manda a los niños. Ellos los recogen de la calle y nos lo envían a los hogares.
Primero tenemos un hogar que está alejado, en el campo, y allí están a los niños que vienen drogados y poco a poco cuando se van normalizando ya acuden a las escuelas y empieza nuevamente a estudiar.
-Esa imagen que tenemos en Europa de niños rebuscando en la basura y que huelen pegamento, ¿es cierta?
-Vienen drogados y no te puedes descuidar ni un momento porque roban. A veces les damos las mudas de ropa y de zapatos y ellos lo venden porque necesitan las drogas. En otras ocasiones nos piden caramelos porque sienten deseo.
-¿Es verdad que hay tanta violencia como la que aparece en los medios de comunicación?
-Está todo un poco exagerado, por lo menos en nuestro barrio. Pero no hay que olvidar que esta situación ya se está viviendo en España también.
-¿De dónde provienen los niños?
-Los niños provienen de familias destruidas. Normalmente acaban viviendo con las abuelas. Pero bienestar familiar de Colombia se está dando cuenta de que una abuelita no les puede dar educación y nos los traen al centro.
-A parte de la manutención y la educación ha hablado antes también de la catequesis, ¿cómo forman a los niños? ¿Ellos asisten allí mismo a la parroquia, o ustedes les dan la catequesis?
-Van a la parroquia porque es muy importante que vayan con el grupo de los niños del barrio y que se sientan integrados en la parroquia. Pero además, también va una hermana a cada domicilio un día por semana y les da formación cristiana.
A estos niños les cuesta mucho creer en un padre Dios porque ellos vienen con una mentalidad de padre agresivo y les cuesta mucho entender el amor de Dios.
-¿Y cómo ven ellos la imagen de la Virgen como Madre?
-La Virgen en Colombia es algo muy grande. La veneran mucho. Es algo muy innato en ellos. Si vas por la carretera te encuentras grutitas con la Virgen y los conductores colocan los faros del coche a la Virgen.
-¿Cómo en unos países tan cristianos hay tanto índice de inmoralidad?
-Creo que eso se puede deber a la formación que tienen. Ellos son católicos y rezan, pero la formación interior no es fuerte. Creen en más cosas. No creen en ese amor de Dios verdadero, íntegro y fuerte, sin embargo, antes de la salir a la calle siempre piden la bendición y al coger el teléfono también. A mí me ven por la calle y también me piden la bendición.
-Una vez salen del centro con 18 años y una formación más sólida, cuando ya forman sus familias, ¿algunos vuelven a visitarles?
-Sí. No hace mucho iba por la calle y me tocaron por detrás y era un joven de los que nosotros teníamos. Venía a decirme que estaba trabajando en una peluquería.
-¿Participa la gente joven allí con ustedes para ayudarlos?
Tenemos un grupo juvenil de 30 jóvenes que animan la Eucaristía y ellos son los que van atrayendo a los otros jóvenes. No hace mucho se hicieron dos bodas de dos chicos de ese grupo de jóvenes con otras dos chicas del grupo.
-¿Cómo está el machismo en Colombia?
-Las mujeres están liberándose, pero aún hay mucho machismo. El hombre es mucho y la mujer no es nadie. Poco a poco las jóvenes van formándose y se dan cuenta de las cosas.
-Para acabar, ¿qué les puede decir a los valencianos?
-Que sean unos buenos creyentes, que respondan a la fe verdadera y trabajen para que tengamos una España donde no se oculte a Dios, un país fuerte, sano y alegre, sobre todo para los jóvenes.