Sola y con el único acompañamiento de un piano. Así interpretará Rosa López el Ave María para abrir la ceremonia de beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire (18641956), el fraile capuchino limosnero que recorrió Granada durante 42 años pidiendo ayuda para su convento y ofreciendo a cambio oraciones a las que acudía la gente con fervor, conociendo su santidad.

El acto tendrá lugar el próximo 12 de septiembre en la base aérea de Armilla, en dicha capital andaluza, donde se espera acudan cerca de trescientas mil personas a pesar del temor a una huelga de autobuses urbanos convocada precisamente ese día. «Es un grandísimo orgullo como andaluza, como granadina y como creyente», afirmó la ganadora del primer Operación Triunfo, que guarda devoción al próximo beato «desde pequeñita» gracias a la estampita que le regaló su padre. Se confiesa «nerviosa» porque nunca ha interpretado «en serio» dicha pieza, pero si de algo no dudan los organizadores es de la prestancia que ofrecerá ese día su portentosa voz.

La figura de Fray Leopoldo, granadino de adopción aunque malagueño de Alpandeire de nacimiento, es muy querida en toda Andalucía, y acudirán peregrinos desde toda la región, que recibirán 300.000 alforjas para atender el acto religioso y a modo de recuerdo.



Fray Leopoldo prometía siempre tres Avemarías a quienes le pedían su bendición o le entregaban un donativo para la orden, pero su labor como limosnero, una de las más humildes e ingratas, tenía también un lado duro. No siempre era bien recibido, y fue insultado y apaleado varias veces por personas hostiles a la Iglesia, que en una ocasión intentaron incluso lapidarle.

La Virgen María fue su gran devoción, que difundía sin cesar entre quienes se acercaban a él. Pero también la devoción al Santísimo, y no era infrecuente que se lo encontraran dormido en el suelo de la iglesia tras haber pasado toda la noche en oración.

Una curación repetina de un cáncer ha sido el milagro decisivo para la beatificación, pero los favores recibidos por intercesión del humilde capuchino son continuos y han multiplicado su devoción desde que se conoció la noticia de su elevación a los altares.