El arcipreste de la Basílica de San Pedro recordó cómo una promesa que hizo hace 40 años atrás a la Beata Madre Teresa de Calcuta preservó su vocación al sacerdocio. La religiosa le había enseñado que sin la oración, la caridad no existe.
El cardenal Angelo Comastri presidió la celebración eucarística para conmemorar el centenario del nacimiento de la beata en la iglesia de San Lorenzo en Roma, ante unas cien misioneras de la caridad, más de 20 sacerdotes, líderes del gobierno local y un nutrido número de fieles.
La misa fue concelebrada por el Prefecto de la Congregación para los Obispos, el cardenal Marc Ouellet, quien leyó un mensaje del Papa al comienzo de la Misa.
En su homilía, el cardenal Comanstri recordó un encuentro personal con la fundadora de las Misioneras de la Caridad cuando él era un joven sacerdote.
Contó que le dirigió una carta después de ser ordenado sacerdote y su respuesta “inesperada” fue sorprendente, porque estaba escrita “en un papel muy pobre, en un sobre muy pobre”.
Tiempo después, el cardenal Comastri fue a buscarla cuando se encontraba de visita en Roma, para agradecerle por la respuesta. Cuando se encontró con ella, la Madre Teresa le hizo una pregunta que lo dejó “un poco avergonzado”.
“¿Cuántas horas al día reza?”, le preguntó.
Entre 1969 y 1970, recordó, la Iglesia estaba en un tiempo de “conflicto”, por lo que creyéndose “cercano al heroísmo”, el entonces padre Comastri le explicó que rezaba la Misa diaria, la Liturgia de las Horas y el Rosario.
La Madre Teresa le respondió rotundamente: “Eso no es suficiente”. “El amor no puede ser vivido de forma minimalista”, le dijo, y le pidió que le prometiera hacer media hora de adoración cada día.
“Se lo prometí”, dijo el cardenal Comastri, “y hoy puedo decir que esto salvó mi sacerdocio”.
En esa ocasión, tratando de defenderse, le dijo a la Madre Teresa que pensaba que ella le iba a preguntar cuánta caridad hacía. Ella le respondió: “¿Y crees que si no rezara yo sería capaz de amar a los pobres? Es Jesús el que pone amor en mi corazón, cuando rezo”.
Al finalizar su homilía, el cardenal Comastri dijo que “a través de esta pequeña mujer… se nos recuerda que la caridad es el apostolado de la Iglesia, y que la caridad sólo nace si rezamos”.