Este jueves y viernes el Papa ha multiplicado sus menciones a la guerra de Ucrania en sus distintas intervenciones en congresos y audiencias.
"Estamos acostumbrados a escuchar noticias de las guerras, pero lejanas. Siria, Yemen… Habituales. Pero ahora la guerra se acercó, a nuestra casa, prácticamente, y esto nos hace pensar en el salvajismo de la naturaleza humana, hasta donde somos capaces. Asesinos de nuestros hermanos", dijo en un discurso recibiendo a miembros de un congreso sobre “Educar para la democracia en un mundo fragmentado”, organizado por la Fundación Pontificia Gravissimum Educationis, creada por Francisco en 2015.
"Nosotros hablamos de educación y, cuando uno piensa en la educación, piensa en los niños, los chicos. Pensemos en tantos soldados que han sido enviados al frente, jovencísimos, soldados rusos, pobre gente. Pensemos en tantos soldados jóvenes ucranianos, pensemos en los habitantes, los jóvenes, las jóvenes, niños, niñas…”
"El Evangelio nos pide que no miremos para otro lado, que es precisamente la actitud más pagana de los cristianos: el cristiano, cuando se acostumbra a mirar para otro lado, se convierte poco a poco en un pagano disfrazado de cristiano", denunció el Pontífice.
“¿Qué voy a hacer? Aquí en Roma, en el Bambino Gesù [Hospital del Niño jesús], hay niños heridos por los bombardeos. Se los llevan a casa. ¿Rezo? ¿Ayuno? ¿Hago penitencia? ¿O acaso vivo despreocupado, como normalmente vivimos las guerras lejanas? Una guerra siempre - ¡siempre! - es la derrota de la humanidad: siempre. Nosotros -los cultos, los que trabajamos en la educación- somos derrotados por esta guerra, porque del otro lado somos responsables. No existen las guerras justas: ¡no existen!”, añadió.
El Papa planteó la parábola de los viñadores asesinos (Mateo 21,33). “Cuando la posesión egoísta llena los corazones, las relaciones y las estructuras políticas y sociales, entonces se envenena la esencia de la democracia. Y se convierte en una democracia formal, no real”, explicó.
Una democracia puede pervertirse por dos variantes, dijo: el totalitarismo o la secularización.
Totalitarismo es -citó a Juan Pablo II en Centessimus annus- cuando “tiende a absorber en sí la nación, la sociedad, la familia, las comunidades religiosas y las propias personas”.
La secularización, por su parte, lleva al laicismo radical, "que es en sí mismo ideológico, deforma el espíritu democrático de una manera sutil e insidiosa: al eliminar la dimensión trascendente, debilita y anula gradualmente toda apertura al diálogo. Si no existe una verdad última, las ideas y convicciones humanas pueden ser fácilmente explotadas en aras del poder”, advirtió.
Y citando a Benedicto XVI (Caritas in veritate, 78) dijo: “El humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano”. Esa es la diferencia entre la sana laicidad y el laicismo envenenado, añadió Francisco.
Así, el Papa animó a educar a los jóvenes en tres líneas que ayudan a la "civilización del amor" (expresión que toma de Pablo VI):
- darles sed de democracia,
- enseñarles que el bien común va unido al amor (porque “solo el amor puede salvar la familia humana”)
- hacer que vivan que la autoridad es servir
50 niños ucranianos en el Hospital infantil del Papa
En las instalaciones del Hospital Niño Jesús de Roma, que depende y mantiene la Santa Sede (a través de donantes y fundaciones) se alojan unos 50 niños ucranianos, de los que 18 están hospitalizados, 4 con secuelas de por vida. El Papa ha escrito a Mariella Enoc, presidenta del hospital, agradeciendo el trabajo de su equipo "en el reconocimiento de la centralidad de la persona, del enfermo y de su familia sin distinción de raza, sexo, creencia política y religiosa, procedencia social y en los principios de solidaridad y apoyo a los más débiles".
Mario Zama, jefe de Cirugía Plástica del hospital, habla de los 4 niños ucranianos con graves heridas de la guerra: dos niñas han sufrido la amputación de un brazo o mano, otras dos niñas tienen un traumatismo craneofacial muy serio. Son 4 niñas de Bucha, a 50 km de Kiev. Con sus familias intentaban salir por un corredor humanitario que no se respetó y fueron tiroteadas por soldados rusos, según uno de los padres. Una ambulancia de voluntarios las llevó a Roma en un viaje de 48 horas.
Las dos niñas ucranianas de Bucha, heridas en la cara, se recuperan en el Hospital del Niño Jesús de Roma (Fuente: Facebook Ospedale Bambino Gesù).
Zama ya atendió antes niños heridos en la guerra de Afganistán, la de Yugoslavia y la de Ruanda. "Esperaba no tener que volver a ver estas situaciones, pero desgraciadamente aquí estamos de nuevo, con los mismos problemas en un marco sociopolítico completamente diferente", comenta a VaticanNews.
"Hay una niña que huía con su padre y su hermano pequeño en el coche y fue alcanzada por las balas. El hermanito murió en los brazos de esta niña que fue golpeada en la cabeza. Son situaciones absolutamente incalificables e inconcebibles. Lo que hicimos nada más llegar, aparte de las investigaciones necesarias para conocer las condiciones clínicas y establecer qué hacer, fue intentar que se sintieran seguros en una situación normal, por lo que, aparte de la asistencia de los psicólogos, estamos a su alrededor e intentamos que jueguen. Al principio estaban mudos, no querían hablar, y ahora están empezando a hablar, a sonreír, a dibujar, a jugar, en definitiva, están volviendo a una "normalidad". Luego, por supuesto, las heridas psicológicas sufridas, no sé cómo se pueden curar.
Acoger y crear comunión: mensaje a las Jornadas Sociales Católicas Europeas
Del 17 al 20 de marzo los obispos europeos y eslovacos organizan en Bratislava unas Jornadas Sociales Católicas Europeas. El Papa se ha dirigido a ellas con un mensaje a Gintaras Grušas, arzobispo de Vilnius y presidente de los episcopados europeos, con la guerra de Ucrania como tema.
"Lo que estamos viviendo en estas últimas semanas no es lo que esperábamos después de la difícil emergencia sanitaria provocada por la pandemia, que nos hizo experimentar un signo de impotencia y miedo, junto a la fragilidad de nuestra existencia", reconoce el Pontífice.
"Nunca habríamos pensado volver a ver tales escenas, que recuerdan a los grandes conflictos bélicos del siglo pasado. El grito desgarrador de ayuda de nuestros hermanos ucranianos nos insta, como comunidad de creyentes, no sólo a reflexionar seriamente, sino a llorar con ellos y a hacer algo por ellos; a compartir la angustia de un pueblo herido en su identidad, en su historia y tradición . La sangre y las lágrimas de los niños, el sufrimiento de mujeres y hombres que están defendiendo su propia tierra o huyendo de las bombas sacuden nuestra conciencia. Una vez más, la humanidad se ve amenazada por un abuso perverso del poder y de los intereses de parte, que condena a gente indefensa a sufrir toda forma de brutal violencia", dice el mensaje papal.
El Papa pide que la guerra, que "deja al mundo peor" y es "un fracaso de la política y de la humanidad, una entrega vergonzosa a las fuerzas del mal", provoque una reacción contraria, un "compromiso para refundar una arquitectura de paz a nivel mundial", donde la casa europea, nacida para garantizar la paz después de las guerras mundiales, tenga un papel primordial.
Los cristianos europeos deben convertirse en "artesanos de la comunión, tejedores de unidad en todos los niveles: no por estrategia, sino por Evangelio". "Es necesario volver a empezar desde el corazón mismo del Evangelio: Jesucristo y su amor que salva. Quien ama supera el miedo y la desconfianza hacia quienes llegan a nuestras fronteras en busca de una vida mejor: si acoger, proteger, acompañar e integrar a tantos hermanos y hermanas que huyen de los conflictos, el hambre y la pobreza es justo y humano, es aún más cristiano, añade el Papa en su mensaje a esas jornadas de Bratislava.
Para ayudar a las víctimas de la guerra en Ucrania, Cáritas Española ha abierto esta web y la cuenta Caixabank ES31 2100 5731 7502 0026 6218