El Papa Francisco se ha dirigido hoy a través del cardenal Pietro Parolin a más de 700 seminaristas y formadores de Francia con motivo de su primer encuentro en casi una década que ha tenido lugar del 1 al 3 de diciembre en París. Les dirigió unas palabras de ánimo, cercanía y, especialmente, de refuerzo de la elección que implica el celibato sacerdotal.
El mensaje de Francisco comenzaba valorando como "motivo de acción de gracias, esperanza y alegría" los muchos casos de fieles que "se atreven, con la generosidad y la audacia de la fe, a seguir al Señor en su servicio y en el de sus hermanos”, máxime ante los "tiempos difíciles" que atraviesan "nuestras iglesias y sociedades occidentales secularizadas".
"Gracias por dar alegría y esperanza a la Iglesia de Francia que os espera y que os necesita. Y os necesita para que seáis lo que el sacerdote debe ser, lo que siempre ha sido y lo que siempre será por voluntad divina", leyó Parolin.
Acto seguido, Francisco les invitaba a "arraigar" en sus almas "las verdades fundamentales que serán la base" de su vida e identidad espiritual.
Una "exigencia" que "nadie tiene el poder de cambiar"
Una identidad en cuyo centro "está el celibato", a su vez una "exigencia" que "no es principalmente teológica, sino mística", de modo que "los sacerdotes son célibes -y quieren serlo- sencillamente porque Jesús fue célibe".
"Hoy en día oímos hablar mucho de los sacerdotes, y la figura del sacerdote a menudo se distorsiona en ciertos círculos, se relativiza y a veces se considera subordinada. Que esto no los asuste demasiado: nadie tiene poder para cambiar la naturaleza del sacerdocio y nadie lo tendrá nunca", sentenció.
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También se refirió a una "grave crisis" que, en el caso de Francia, se materializa en que "la institución eclesial y con ella la figura del sacerdote, ya no es reconocida, ha perdido todo prestigio, toda autoridad natural, a los ojos de la mayoría de la gente".
Por ello, continuó Parolin, el "único modo posible" de proceder en la Nueva Evangelización "para que todos puedan tener un encuentro personal con Cristo", es "adoptar un estilo pastoral de cercanía, compasión, humildad, gratuidad, paciencia, mansedumbre, entrega radical a los demás, sencillez y pobreza".
También les alentó en su próxima búsqueda "exigente y a veces dura" de perfección sacerdotal, con no pocos "desafíos y tentaciones" que encuentran "solo una solución", "alimentar una relación personal, fuerte, viva y auténtica con Jesús".
Otro de los mensajes que leyó Parolin llamaba a los seminaristas y sacerdotes a amar a Jesús "más que a nada", lo que les permitirá salir "victoriosos de cada crisis y dificultad".
"Si Jesús me basta, no tengo necesidad de grandes consuelos, de grandes éxitos pastorales, de sentirme el centro, de afectos desordenados, de notoriedad, de tener grandes responsabilidades, ni de hacer carrera, ni de brillar a los ojos del mundo, ni de ser mejor que los demás. Si Jesús me basta, no tengo necesidad de grandes posesiones materiales, ni de disfrutar de las seducciones del mundo, ni de seguridad para mi futuro", alentó.
Concluyó el mensaje recomendando como "maestra de vida espiritual" a Santa Teresa del Niño Jesús en el 150 aniversario de su nacimiento .