En el Evangelio de este domingo los católicos de todo el mundo escuchan la antigua enseñanza sobre la corrección fraterna en Mateo 18: "Si tu hermano peca, repréndelo a solas; si no hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si aún no hace caso, díselo a la comunidad".
El Papa ha querido comentar este pasaje desde la ventana del Palacio Apostólico en su alocución antes del Ángelus del domingo. Pero antes ha criticado los "chismes" y "habladurías", una práctica contra la que predica con frecuencia.
"Por desgracia, lo primero que se suele crear entorno al que se equivoca son habladurías, en las que todos se enteran del error, con todos los detalles, ¡menos la persona afectada! Esto no está bien y no agrada a Dios", protestó el Pontífice. "Los chismes son una plaga en la vida de las personas y de las comunidades, porque traen división, sufrimiento y escándalo, y nunca ayudan a mejorar y a crecer", insistió.
Cómo reprender: cara a cara, con buena voluntad
Después, comentó las palabras de Jesús, que primero anima a "reprender a solas". Francisco explica que Jesús lo que propone es empezar hablando "cara a cara, lealmente", para ayudarlo a entender en qué se equivoca. "Hazlo por su bien, superando la vergüenza y encontrando el verdadero valor, que no es hablar mal de él a sus espaldas, sino decirle las cosas a la cara con mansedumbre y amabilidad", anima el Pontífice.
Si ese paso no da frutos, Jesús anima a buscar "ayuda" de más hermanos. Francisco lo matiza: “Pero, ¡cuidado!, no la del grupito que chismorrea. Jesús dice: "Toma contigo una o dos personas" refiriéndose a personas que realmente quieran ayudar a ese hermano o hermana que ha errado".
Si tampoco ese diálogo da frutos, Jesús habla de acudir a la comunidad. De nuevo, Francisco lo matiza: "No se trata de poner a la persona en la picota, de avergonzarla públicamente, sino de unir los esfuerzos de todos para ayudarla a cambiar".
Francisco explica que "señalar con el dedo a las personas no es bueno. De hecho, a menudo hace más difícil que quien se ha equivocado reconozca su propio error". Por el contrario, la comunidad, aunque condena el error, debe intentar mostrar a la persona que "le está cerca con la oración y el afecto, siempre dispuesta a ofrecer el perdón y a empezar de nuevo".
El Papa finalizó este mensaje pidiendo "que María, que siguió amando incluso cuando escuchaba a la gente condenar a su Hijo, nos ayude a buscar siempre el camino del bien".
La familia Ulma, asesinada por los nazis
Tras el Ángelus, el Papa mencionó la beatificación esta misma mañana de domingo en Polonia de la familia Ulma, en Markowa. José y Victoria Ulma eran un matrimonio con 7 hijos (un bebé aún en el seno materno); padres e hijos fueron asesinados por los nazis en 1944 por haber escondido en su casa a judíos perseguidos (lea más de esta impresionante historia aquí).
"Al odio y a la violencia que caracterizaban aquella época, opusieron el amor evangélico. Que esta familia polaca, que representó un rayo de luz en las tinieblas de la Segunda Guerra Mundial, sea para todos nosotros un modelo a imitar en el celo por el bien y en el servicio a los necesitados", afirmó el Papa antes de pedir un aplauso para los beatos.
Oración por Ucrania, contra la retórica de la violencia
También mencionó el Papa a "la martirizada Ucrania", señalando numerosas banderas de este país, exclamando: "¡Está sufriendo tanto, tanto!". Además de los miles de ucranianos que están refugiados en Roma desde hace muchos meses, hay otros ucranianos llegados estos días para un sínodo de los obispos ucranianos de rito griego, que se reunieron en días recientes con el Papa.
Francisco insistió: "Sintámonos llamados a oponer a la fuerza de las armas la de la caridad, a la retórica de la violencia la tenacidad de la oración. Hagámoslo especialmente por tantos países que sufren por la guerra; aquí creo que de modo especial, ¡intensifiquemos nuestra oración por la atormentada Ucrania!".