La Plaza de San Pedro registró una importante entrada para el último Angelus de 2019, con la presencia en Roma de miles de peregrinos. Francisco dirigió un Avemaría por las víctimas del atentado de Somalia, con más de setenta muertos y cientos de heridos a consecuencia de un coche bomba en Mogadiscio, presumiblemente un terrorista islámico de Al Shabab, organización vincula a Al Qaeda: "Me siento próximo a sus familiares y a todos los que lloran su desaparición, dijo".
Se celebra este domingo la fiesta de la Sagrada Familia, por lo que era, pese a todo "un hermoso día", dijo el Papa, que nos pone como modelo a la familia de Nazaret, "que fue totalmente disponible para la voluntad de Dios".
Francisco destacó "la docilidad de María a la acción del Espíritu Santo": "Jesús exaltará su grandeza, no tanto por su papel de madre, como por su obediencia a Dios". Cuando ella no comprende plenamente los acontecimientos, "medita en silencio, reflexiona y adora la iniciativa divina. Su presencia a los pies de la Cruz consagra esa disponibilidad absoluta".
De San José no conocemos "una sola palabra", pues el Evangelio no las recoge, recordó a continuación Francisco: "Él no habla, pero actúa obedeciendo. Es el hombre del silencio, el hombre de la obediencia" al conducir a su familia según los mandatos que va recibiendo.
Por último, Jesús, obediente a la voluntad del Padre, "en tantos momentos de su vida terrena", desde cuando, siendo niño, se quedó enseñando en el templo mientras sus padres le buscaban, hasta su oración en el Huerto de los Olivos aceptando el cáliz de la Pasión.
"Los tres componentes de esta familia se ayudan mutuamente a descubrir el proyecto de Dios: rezaban, trabajaban, hablaban": un modelo que el Papa propuso contraponiendo la escena, tan frecuente hoy, de la mesa en la que no se conversa, sino que cada cual chatea con su teléfono móvil. "Debemos volver al diálogo en familia: padres, hijos, abuelos y hermanos deben comunicarse entre sí. Es una tarea para cumplir hoy. Que la Sagrada Familia pueda ser modelo para nuestras familias, para que padres e hijos se ayuden en vivir la adhesión al Evangelio, fundamento de la santidad de la familia".
"La familia es un tesoro precioso, hay que sostenerla y apoyarla siempre", insistió tras el rezo del Ángelus. Y pidió terminar el año "en paz, en la paz del corazón, y en familia, hablando unos con otros".