La Santa Sede difundió este sábado el mensaje del Papa para la 56ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, que tendrá lugar el 12 de mayo, cuarto Domingo después de Pascua, bajo el lema La valentía de arriesgar por la promesa de Dios.
"Cuando sentimos la fascinación de la vida consagrada... experimentamos la sorpresa de un encuentro y, en aquel momento, percibimos la promesa de una alegría capaz de llenar nuestras vidas", dice Francisco: "La llamada del Señor, por tanto, no es una intromisión de Dios en nuestra libertad; no es una 'jaula' o un peso que se nos carga encima. Por el contrario, es la iniciativa amorosa con la que Dios viene a nuestro encuentro y nos invita a entrar en un gran proyecto, del que quiere que participemos, mostrándonos en el horizonte un mar más amplio y una pesca sobreabundante".
La vocación es un "camino que [Jesús] ha pensado para nosotros, para nuestra felicidad y para el bien de los que nos rodean", afirma más adelante, pero "abrazar esta promesa requiere el valor de arriesgarse a decidir".
El Papa glosa a continuación esa idea de "riesgo" que forma parte del lema de la Jornada de este año y que, si bien aplicada a la "vida cristiana" que "todos recibimos en el bautismo", la refiere principalmente a los llamados a la vida consagrada: "Para seguir la llamada del Señor debemos implicarnos con todo nuestro ser y correr el riesgo de enfrentarnos a un desafío desconocido; debemos dejar todo lo que nos puede mantener amarrados a nuestra pequeña barca, impidiéndonos tomar una decisión definitiva; se nos pide esa audacia que nos impulse con fuerza a descubrir el proyecto que Dios tiene para nuestra vida".
Así, "la fascinación de la llamada a la vida consagrada o al sacerdocio ordenado" es "un descubrimiento que entusiasma y al mismo tiempo asusta": "Esta elección implica el riesgo de dejar todo para seguir al Señor y consagrarse completamente a Él, para convertirse en colaboradores de su obra. Muchas resistencias interiores pueden obstaculizar una decisión semejante, así como en ciertos ambientes muy secularizados, en los que parece que ya no hay espacio para Dios y para el Evangelio, se puede caer en el desaliento y en el «cansancio de la esperanza»".
Francisco da ánimos a quienes estén en esa situación: "No hay mayor gozo que arriesgar la vida por el Señor. En particular a vosotros, jóvenes, me gustaría deciros: no seáis sordos a la llamada del Señor. Si él os llama por este camino no recojáis los remos en la barca y confiad en Él. No os dejéis contagiar por el miedo, que nos paraliza ante las altas cumbres que el Señor nos propone. Recordad siempre que, a los que dejan las redes y la barca para seguir al Señor, él les promete la alegría de una vida nueva, que llena el corazón y anima el camino".
Por último, para fomentar, discernir y cultivar las vocaciones, el Papa afirma que es necesaria "una pastoral juvenil y vocacional que ayude al descubrimiento del plan de Dios, especialmente a través de la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la adoración eucarística y el acompañamiento espiritual".
"En esta Jornada", concluye, "nos unimos en oración pidiéndole al Señor que nos descubra su proyecto de amor para nuestra vida y que nos dé el valor para arriesgarnos en el camino que Él ha pensado para nosotros desde la eternidad".