El Papa llegó este martes a la República de Kazajistán para participar en el VII Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales. El avión del Santo Padre aterrizó pasadas las 17:00h, hora local, en la capital del país centroasiático. Junto al Pontífice viajaban cerca de 80 personas, entre asistentes y medios de comunicación de todo el mundo.
Nada más tocar suelo kazajo, el Papa fue recibido por las autoridades del país en el aeropuerto internacional de Nursultán. El Presidente Kassym-Jomart K. Tokayev recibió al Pontífice y, a continuación, le acompañó a la Sala VIP, donde tuvo lugar la ceremonia con la Guardia de Honor y los saludos de ambas delegaciones.
"El mundo necesita la armonía"
Posteriormente, el Papa mantuvo un encuentro con el máximo mandatario de Kazajistán en el palacio presidencial Ak Orda. Allí, los dos líderes charlaron de forma privada, y, al finalizar, Tokayev y el Santo Padre se intercambiaron regalos. Francisco agasajó al presidente con una medalla conmemorativa de la Virgen, por su 38 viaje apostólico.
Al término del encuentro, ambos se dirigieron a la sala de conciertos Qazaq, para el encuentro con las autoridades. "Estoy honrado de estar aquí con ustedes, en esta tierra tan extensa como antigua, a la que vengo como peregrino de paz, en busca de diálogo y unidad", afirmó el Santo Padre ante las autoridades presentes. "Nuestro mundo lo necesita con urgencia, necesita volver a encontrar la armonía", añadió Francisco.
Francisco recordó en su discurso a las miles de personas que sufrieron persecución en el país durante el siglo pasado. "¿Cómo no recordar, en particular, los campos de prisioneros y las deportaciones en masa que han visto a tantas poblaciones oprimidas en las ciudades y en las vastas estepas de estas regiones? Pero los kazajos no se dejaron cautivar por esos atropellos; y de la memoria de la reclusión floreció la atención por la inclusión", comentó.
Vocación del encuentro
Durante sus palabras, el Papa destacó el crisol de culturas del país centroasiático."Alrededor de ciento cincuenta grupos étnicos y más de ochenta lenguas presentes en el país, con historias, tradiciones culturales y religiosas variadas, componen una sinfonía extraordinaria y hacen de Kazajistán un taller multiétnico, multicultural y multirreligioso único, revelando su vocación peculiar, la de ser país del encuentro", relató.
El Santo Padre, también, hizo mención al motivo de su viaje a Kazajistán, y destacó el papel de las religiones. "Una laicidad sana, que reconozca el rol valioso e insustituible de la religión y se contraponga el extremismo que la corroe, representa una condición esencial para el trato equitativo de cada ciudadano", explicó.
En este sentido, el Pontífice animó a fomentar la libertad religiosa. "Las religiones, en efecto, mientras desarrollan el rol insustituible de buscar y dar testimonio del Absoluto, necesitan la libertad de expresión. Y, por tanto, la libertad religiosa constituye el mejor cauce para la convivencia civil", comentó.
Aquí puedes ver en español el discurso íntegro del Papa antes las autoridades del país.
Francisco no se quiso olvidar en sus palabras de la importancia de fomentar la diplomacia entre los pueblos. "Cada vez es más apremiante la necesidad de extender el compromiso diplomático en favor del diálogo y del encuentro, porque el problema de algunos es hoy problema de todos, y quien ostenta más poder en el mundo tiene más responsabilidad respecto a los demás, especialmente a los países más expuestos a las crisis causadas por la lógica del conflicto", señaló.
Una capulana de recuerdo
Durante el vuelo de ida a Kazajistán, el Papa recibió, por parte de una periodista española, una capulana (especie de pañuelo de Mozambique), en recuerdo de la misionera recientemente asesinada en aquel país. Así mismo, a preguntas de los periodistas sobre la presencia de Xi Jinping en Kazajistán, Francisco reconoció que desconocía que iban a coincidir y volvió a manifestar su deseo de poder viajar a China algún día.