Francisco dedicó primera audiencia general de 2025, celebrada este miércoles en el Aula Pablo VI del Vaticano, a los niños y a la "plaga" del trabajo infantil, y lo hará también la próxima semana. 

Cinco mil veces en el Antiguo Testamento

Comenzó lamentando que el mundo vuelva los ojos hoy hacia Marte o hacia los mundos virtuales, pero le moleste "mirar a los ojos de un niño que ha sido abandonado en las periferias y es explotado y del que se abusa".

El Papa afirmó que la palabra que más aparece en el Antiguo Testamento, después del nombre de Dios (Yahveh), es "hijo", casi cinco mil veces, entre las que destacó una en los salmos: "La herencia que da el Señor son los hijos; su salario, el fruto del vientre" (Sal 127, 3): "Los hijos son un don de Dios. Por desgracia, no siempre se trata este don con respeto".

La misma Biblia refiere casos y hoy "muchos niños mueren de hambre y de privaciones, o despedazados por las bombas". En tiempos del Niño Jesús, "los niños de Belén" sufrieron "la violencia de Herodes" y la Sagrada Familia sufrió "la pesadilla de ser prófugos en un país extranjero", "como sucede también hoy a tantas personas, a tantos niños". 

Los alumnos del colegio diocesano Santo Domingo de Alicante, con el obispo José Ignacio Munilla a la cabeza, entre los fieles presentes en la audiencia general de este miércoles. Foto: Vatican Media.

Modelo para los adultos

Luego, en su vida pública, Jesús demostró un aprecio singular por los niños, como cuando dijo "dejad que los niños se acerquen a mí" (Lc 18, 16) para reprender a sus discípulos, que les alejaban del lugar donde predicaba. Es más, subrayó Francisco, "los pone como modelo para los adultos, al añadir solemnemente: 'En verdad os digo, el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él' (Lc 18, 17)".

El Papa recordó también su dura advertencia: "Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar" (Mt 18, 6).

"Los discípulos de Jesucristo no deberían permitir nunca que los niños sean descuidados o maltratados, que sean privados de sus derechos, que no sean amados y protegidos", exhortó Francisco: "Los cristianos tienen el deber de prevenir con empeño y condenar con firmeza las violencias o abusos contra los menores".

Lo concretó en particular en tantos niños "obligados a trabajar": "Un niño que no sonríe, un niño que no sueña, no podrá conocer sus talentos ni hacerlos fructificar. En todos los lugares de la tierra hay niños explotados por una economía que no respeta la vida y, de este modo, quema nuestro mayor yacimiento de esperanza y de amor".

"Los niños ocupan un lugar especial en el corazón de Dios", proclamó el Papa, "y quien hace daño a un niño", convirtiéndole en víctima "de la explotación y de la marginalidad", "tendrá que rendir cuentas ante Él".

El Papa concluyó expresando el deseo de que, como Jesús Niño, todos los niños puedan "crecer en sabiduría, en estatura y en gracia" (Lc 2, 52), "recibiendo y dando amor".