En su decimosexta catequesis sobre la vejez, el Papa Francisco ha expresado cómo, lejos de ser una etapa de abatimiento, esta puede ser "un tiempo de espera" y de "esperanza" si se contempla con los ojos de la fe.
Y es que durante la vejez, explicó Francisco, "las obras de la fe que nos acercan a nosotros y a los demás el Reino de Dios hacen aún más transparente la promesa del verdadero destino de la vida, un lugar en la mesa con Dios".
Tras proponer la revitalización parroquia del "ministerio" que implica "la espera en el Señor" de la persona anciana, aseveró que la vejez "que se consume en el abatimiento trae el abatimiento para uno y para todos" mientras que vivida con dulzura impide la "comprensión errada" de contemplar la vida con el éxito y el egoísmo como fin.
"Cuando nos liberamos de esta presunción, el tiempo de envejecimiento que Dios concede" permite ver que la vida "no está destinada a cerrarse sobre sí misma" sino "a ir más allá a través del paso de la muerte, porque la muerte es un paso. Nuestro punto de destino no está aquí, está junto al Señor", añadió.
Sin embargo, el camino sí comienza en la tierra y Francisco lo compara al proceso de "noviciado": "Somos aprendices de la vida, en medio de dificultades aprendemos a apreciar el don de Dios, honrando la responsabilidad de compartirlo y de hacerlo fructificar para todos".
Por ello, denunció la pretensión de querer "detener el tiempo, la eterna juventud, el bienestar ilimitado o el poder absoluto" no solo como "imposible" sino también como "delirante".
Lejos de aferrarse a la vida, la vejez debe ayudar a comprender la existencia en la tierra como "iniciación a la vida que solo en Dios encuentra su realización. Somos imperfectos desde el principio y seguiremos siéndolo hasta el final".
"La vejez, vivida en la espera del Señor, puede convertirse en el cumplimiento la razón de nuestra esperanza para todos", expresó Francisco.
Con Dios, explica, "el espacio es superior al tiempo de nuestra vida mortal. Aquí es donde la vejez acerca la esperanza de esta realización", pues "conoce el sentido del tiempo y las limitaciones del lugar en el que vivimos esta iniciación".
Es así como el paso del tiempo lleva a la alegría y la esperanza y no al miedo como si fuese una amenaza. Por ello, Francisco explicó que al decir que "el tiempo pasa" no es una amenaza, sino una promesa esperanzadora: "La vejez, vivida en la espera del Señor, puede convertirse en el cumplimiento de la apología de la fe, que da razón de nuestra esperanza para todos".
Concluyó su catequesis resumiendo la forma cristiana de contemplar la vejez en el mensaje de que "lo mejor está por llegar": "La vejez es la fase de la vida más adecuada para difundir la alegre noticia de que la vida es una iniciación para una realización definitiva. Los ancianos son una promesa, son un testimonio de promesa. Y lo mejor está́ por llegar. Es el mensaje del anciano, de la anciana creyente".
Al finalizar la Audiencia General emitió un llamado a favor de la paz y la unidad y rezó por Ucrania que “sigue sufriendo esta guerra así de cruel”.
Durante el saludo a los fieles de lengua italiana, el Papa Francisco exhortó a todos a “ser constructores de unidad y de paz en la familia, en la Iglesia y en la sociedad”.
“No es fácil ser constructores de la paz, tanto en la familia como en la Iglesia... la unidad; pero debemos hacerlo, porque es un buen trabajo”, advirtió el Papa.
Tras ello saludó “al pueblo de Ucrania", que "sigue sufriendo esta cruel guerra”.
Saludando a los peregrinos de lengua española, el Papa Francisco expresó su cercanía a los afectados por las explosiones e incendios en la base petrolera de Matanzas, en Cuba. "Pidámosle a nuestra Madre, Reina del cielo, que vele por las víctimas de esta tragedia y sus familias. Y que interceda por todos nosotros ante el Señor, para que sepamos dar testimonio de la fe y la esperanza en la vida del mundo futuro”, mencionó.