El Papa Francisco prosiguió este miércoles con sus catequesis sobre los Hechos de los Apóstoles durante la Audiencia General y en ella habló sobre la evangelización, pero también sobre la persecución y el martirio.
“Siguiendo el viaje del Evangelio que nos narra el libro de los Hechos, descubrimos que san Pablo, evangelizador lleno de entusiasmo y misionero intrépido, participó también en los sufrimientos de la pasión del Señor Jesús, pues como Él, fue igualmente odiado y perseguido”, recordó el Papa.
El ejemplo de San Pablo
Comentando el capítulo 21 del Libro de los Hechos de los Apóstoles, en el que se describe la llegada del Apóstol a Jerusalén, Francisco dijo que este evento desencadenó un odio feroz hacia él, como lo fue para Jesús, Jerusalén es también la ciudad hostil para san Pablo.
“Fue al templo, fue reconocido, sacado para ser linchado y salvado in extremis por los soldados romanos. Acusado de enseñar contra la Ley y el Templo, fue arrestado y comenzó su peregrinación como prisionero, primero delante del sanedrín, luego ante el procurador romano en Cesarea y finalmente ante el rey Agripa”.
Tal y como recoge Vatican News, el evangelista Lucas, señaló el Pontífice, evidencia la semejanza entre Pablo y Jesús, ambos odiados por sus adversarios, acusados públicamente y reconocidos como inocentes por las autoridades imperiales; y así Pablo se asocia a la pasión de su Maestro, y su pasión se convierte en un evangelio vivo.
Recordando a unos peregrinos ucranianos a los que recibió este miércoles antes de la Audiencia afirmó el Papa: “¡Cómo ha sido perseguida esta gente, cuánto ha sufrido por el Evangelio! Pero no negociaron la fe. Es un ejemplo. Hoy en el mundo, en Europa, muchos cristianos son perseguidos y dan su vida por su fe, o son perseguidos con guantes blancos, es decir, dejados de lado, marginados”.
"Siempre habrá mártires entre nosotros"
El martirio, agregó el Papa, es el aire de vida de un cristiano, de una comunidad cristiana. “Siempre habrá mártires entre nosotros: esta es la señal de que vamos por el camino de Jesús. Es una bendición del Señor, que exista en el pueblo de Dios, alguno o alguna que sea este testimonio del martirio”.
Asimismo, el Santo Padre señaló que, Cristo resucitado hizo cristiano a Pablo y le confió la misión entre los gentiles, él está llamado a defenderse, y al final, en presencia del rey Agripa II, su apología se convierte en un eficaz testimonio de fe.
“San Pablo fue llevado ante el rey Agripa para defenderse de las acusaciones que le hacían sus enemigos. Hablando ante el rey – dijo el Papa hablando en nuestro idioma – manifestó su íntimo ligamen con el pueblo de Israel y contó la historia de su conversión: Fue Cristo Resucitado quien lo hizo cristiano y quien le encomendó la misión de ser apóstol de los gentiles. Pablo, obediente al mandato del Señor, se dedicó a demostrar cómo Moisés y los profetas habían preanunciado lo que él les anunciaba: que Jesucristo por su pasión, muerte y resurrección había sido constituido Señor y Salvador”.
El apasionado testimonio de Pablo, explicó el Santo Padre, toca el corazón del rey Agripa, y fue declarado inocente, pero no pudo ser liberado porque apeló al César. Así continúa el viaje incontenible de la Palabra de Dios hacia Roma. “A partir de este momento – puntualizó el Papa – el retrato de Pablo es el del prisionero cuyas cadenas son el signo de su fidelidad al Evangelio y del testimonio dado al Resucitado”.
Las cadenas, subrayó el Papa Francisco, son ciertamente una prueba humillante para el Apóstol, que aparece al mundo como un “malhechor”. Pero su amor por Cristo es tan fuerte que incluso estas cadenas se leen con los ojos de la fe; fe que para Pablo no es "una teoría, una opinión sobre Dios y el mundo", sino es "el impacto del amor de Dios en su corazón, es amor por Jesucristo".