Desde el balcón de las aposentos oficiales del Papa, en la Plaza De San Pedro, y ante una multitud de fieles congregada, el Papa Francisco rezó este domingo de Pentecostés el Regina Coeli. Durante este habitual rezo de los domingos, Francisco instó a todos a invocar el Espíritu Santo en las dificultades y a pedir su amor.
"Hagámoslo a menudo, especialmente en los momentos importantes, antes de las decisiones difíciles. Tomemos el Evangelio en la mano e invoquemos al Espíritu. Podemos decir: 'Ven, Espíritu Santo, recuérdame a Jesús, ilumina mi corazón'. Luego, abrimos el Evangelio y leemos un pequeño pasaje, lentamente. Y el Espíritu lo hará hablar a nuestras vidas", comentó Francisco desde la ventana.
El Papa, que por sus problemas de rodilla no pudo presidir la misa de Pentecostés previa a este rezo, recordó que la fiesta que hoy se celebra ya había sido prometida por Jesús en vida en este pasaje: "El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho" (Jn 14,26).
"¿Qué puede decir el Evangelio en la era de Internet?"
"En primer lugar, el Espíritu Santo enseña ayudándonos a superar el obstáculo de la distancia. Puede surgir la inquietud de que hay mucha distancia entre el Evangelio y la vida cotidiana, porque Jesús vivió hace dos mil años, eran otros tiempos, otras situaciones. ¿Qué puede decir el Evangelio en la era de Internet y de la globalización? ¿Cómo puede impactar su palabra?", analizó el Papa sobre el pasaje de Juan.
Sin embargo, para Francisco, "el Espíritu Santo es especialista en acortar las distancias; nos enseña a superarlas. Es Él quien conecta la enseñanza de Jesús con cada tiempo y con cada persona. ¡Con Él, las palabras de Cristo cobran vida, hoy! Sí, el Espíritu las hace vivas para nosotros. A través de la Sagrada Escritura nos habla y nos orienta en el presente. Él no teme el paso de los siglos", comentó.
"Nosotros corremos el riesgo de hacer de la fe una cosa de museo, Él en cambio la pone en sintonía con los tiempos", advirtió Francisco. Por último el Papa explicó que "el Espíritu trae el Evangelio de vuelta a nuestro corazón. Ocurre como con los Apóstoles: habían escuchado a Jesús muchas veces, pero lo habían comprendido poco. Pero a partir de Pentecostés, con el Espíritu Santo, recuerdan y comprenden, pasan de un conocimiento externo a una relación viva".