El Papa Francisco ha iniciado este miércoles 29 de enero un nuevo ciclo temático en sus catequesis de las audiencias públicas de los miércoles. El tema de sus catequesis ahora serán las 8 Bienaventuranzas del Evangelio de San Mateo (5:1-11).
En esta primera catequesis sobre el tema hizo una presentación general de las Bienaventuranzas, un mensaje -dijo el Papa- dirigido “a toda la humanidad”. Jesús no las proclamó sólo ante sus discípulos, sino ante una multitud variopinta, es decir, ante la humanidad.
El texto de Mateo dice que Jesús predicó desde un monte, entregando este nuevo camino de sabiduría, como recordando a Moisés, que bajó del Monte Sinaí con los mandamientos de Dios.
Jesús comienza a enseñar una nueva ley, dice el Papa: “ser pobres, ser mansos, ser misericordiosos”, revelando así “el camino a la felicidad”, es decir, “Su camino”. Ahora, con las bienaventuranzas, Jesús nos da los “nuevos mandamientos”, que no son normas, sino el camino de la felicidad que Él nos propone.
El Papa Francisco animó a los fieles católicos a aprender de memoria las Bienaventuranzas y repetirlas, “para tener en la mente y en el corazón esta Ley que Jesús nos da”.
Las “tres partes” de las bienaventuranzas
Cada bienaventuranza – precisó Francisco – está compuesta de tres partes: primero está siempre la palabra "bienaventurados"; luego viene la situación en la que se encuentran los bienaventurados: la pobreza de espíritu, la aflicción, el hambre y sed de justicia, y así sucesivamente. Y finalmente está el motivo de la bienaventuranza, introducido por la conjunción "porque": “Bienaventurados estos porque, bienaventurados aquellos porque…”.
El Santo Padre pidió poner atención al hecho de que la razón de la bienaventuranza no es la situación “actual”, sino “la nueva condición” que los bienaventurados reciben como “don de Dios”, vale decir, la “razón de la felicidad”: "serán consolados", "heredarán la tierra", "serán saciados", "serán perdonados", "serán llamados hijos de Dios", etcétera.
Bienaventurado es "el que está en condición de gracia"
“¿Pero qué significa la palabra "bienaventurado"?, planteó el Pontífice. Y explicó: Viene del término griego makarios, que significa el que está en condición de gracia y que avanza en la amistad de Dios. Esto es importante: las Bienaventuranzas iluminan las acciones de la vida cristiana y revelan que la presencia de Dios en nosotros nos hace verdaderamente felices. En ocasiones, Dios elige caminos difíciles de comprender: por ejemplo, el de nuestros propios límites y derrotas, pero es allí donde manifiesta la fuerza de su salvación y nos concede la verdadera alegría.
Las bienaventuranzas, aseguró el Papa concluyendo, “te conducen a la alegría, siempre”. Son “el camino para ir a la alegría”. Por eso invitó a tomar el Evangelio de Mateo, hoy y más veces durante la semana, y leer las bienaventuranzas: Mateo, capítulo 5, versículos del 1 al 11.
Animó a todos a leer detenidamente el texto de la Bienaventuranzas y pedir a Dios la gracia para vivirlas en medio del mundo en el que nos encontramos, su vivencia nos otorgará una profunda alegría y paz. Que Dios los bendiga.
Al saludar, como cada miércoles, de manera particular a los jóvenes, los ancianos, los enfermos y los recién casados, el Papa animó a que el ejemplo de santidad de San Juan Bosco, a quien recordaremos el próximo viernes como Padre y Maestro de la juventud, lleve, en particular a los jóvenes, a realizar los proyectos de futuro, sin excluir el plan que Dios tiene para cada uno.