El Papa Francisco celebró este jueves la Eucaristía en la Casa Santa Marta y tal como está haciendo cada día en esta ocasión dijo que en “estos días de dolor y tristeza ponen de manifiesto tantos problemas ocultos. En el periódico, hoy, hay una foto que golpea el corazón: tantas personas sin hogar en una ciudad tiradas en un estacionamiento, bajo observación... hay tantas personas sin hogar hoy. Pidamos a Santa Teresa de Calcuta que despierte en nosotros un sentido de cercanía a tantas personas que en la sociedad, en la vida normal, viven escondidas pero, como los sin techo, en el momento de la crisis, se destacan de esta manera”.
Ya en su homilía, Francisco habló de las tres dimensiones de la vida de fe: elección, promesa y alianza. El Señor –agregó el Pontífice- “siempre ha recordado su alianza”, porque “el Señor no olvida, no olvida nunca”.
"Cada uno de nosotros es un elegido"
De hecho, aseguró que sólo olvida “cuando perdona los pecados. Después de haber perdonado, pierde la memoria, no recuerda los pecados. En los otros casos, Dios no olvida. Su fidelidad es memoria. Su fidelidad con su pueblo. Su fidelidad con Abraham es memoria de las promesas que había hecho”.
Francisco señaló que “Dios eligió a Abraham para abrir camino. Abraham es un elegido. Era un elegido. Dios lo eligió. Luego, en esa elección, le prometió una herencia” y, a continuación, “estableció una alianza. Una alianza que le hace ver a lo lejos su fecundidad: te convertirás en padre de una multitud de naciones”.
Al igual que Abraham –añadió el Santo Padre- “cada uno de nosotros es un elegido, nadie elige ser cristiano entre todas las posibilidades que hay el ‘mercado’ religioso ofrece. Cada uno es un elegido. Somos cristianos porque hemos sido elegidos. En esta elección hay una promesa, una promesa de esperanza, la señal es la fecundidad”.
La alianza es fidelidad
“El cristiano es cristiano no porque pueda ver la fe del bautismo: la fe de bautismo es un papel. Tú eres cristiano si dices sí a la elección que Dios ha hecho contigo, si vas tras las promesas que el Señor te ha hecho y vives una alianza con el Señor: esa es la vida cristiana”.
“Y la alianza es fidelidad, ser fieles. Todos hemos sido elegidos, el Señor nos ha hecho una promesa, ahora nos pide una alianza. Una alianza de fidelidad”. Para acabar indicó que “los pecados del camino van siempre contra estas tres dimensiones: no aceptar la elección y nosotros ‘elegir’ tantos ídolos, tantas cosas que no son de Dios. No aceptar la esperanza en la promesa”, y “olvidar la alianza, vivir sin alianza, como si no tuviésemos alianza”.