Desde la Biblioteca del Palacio Apostólico, Francisco rezó este domingo un Avemaría especial por el terremoto de Indonesia, que ha causado casi medio centenar de muertos y casi un millar de heridos, y el desplazamiento hacia el interior de 15.000 personas en previsión de un posible tsunami.
Triple llamada
En las palabras que precedieron al Angelus, el Papa glosó el Evangelio del día, que narra el encuentro de Jesucristo con los primeros discípulos. "No es difícil imaginarlos sentados, haciéndole preguntas y sobre todo escuchándolo, sintiendo que sus corazones se encienden cada vez más mientras el Maestro habla. Advierten la belleza de palabras que responden a su esperanza cada vez más grande. Y de improviso descubren que, mientras empieza a atardecer, en ellos, en su corazón estalla la luz que sólo Dios puede dar".
Todo el que se ha encontrado con Él por primera vez ha sentido algo igual, "todo encuentro auténtico con Jesús permanece en la memoria viva, nunca se olvida. Se olvidan muchos encuentros, pero el verdadero encuentro con Jesús siempre permanece".
Francisco invitó a todos a revivir ese momento y a entender el significado de su triple llamada: "Dios llama a la vida, llama a la fe, y llama a un estado de vida particular". Con la vida "nos constituye como personas; es una llamada individual, porque Dios no hace las cosas en serie". Después Dios "llama a la fe y a formar parte de su familia, como hijos de Dios". Por último, "nos llama a un estado de vida particular: a darnos a nosotros mismos en el camino del matrimonio, en el del sacerdocio o en el de la vida consagrada".
Son tres maneras diferentes "de realizar el proyecto que Dios, ese que tiene para cada uno de nosotros, que es siempre un plan de amor. Dios llama siempre. Y la alegría más grande para cada creyente es responder a esta llamada, a entregarse completamente al servicio de Dios y de sus hermanos".
Ni rechazo ni miedo
Nuestra actitud ante esa llamada no puede ser de rechazo "porque contrasta con nuestras aspiraciones" ni de miedo porque la consideremos "demasiado exigente e incómoda", dijo Francisco: "Tenemos que intentar encontrar el amor que hay detrás de cada llamada, y a ella se responde solo con amor".
Una respuesta que es comunicativa, porque tras el encuentro con Jesús "espontáneamente brota también en nosotros el deseo de comunicarlo a las personas que amamos".
Como conclusión de sus palabras, Francisco insistió en evocar el momento del primer encuentro, de la sorpresa y la esperanza que sacudió a los primeros discípulos del Evangelio: "Recordemos esto: para cada uno de nosotros, en la vida, ha habido un momento en el que Dios se ha hecho presente con más fuerza, con una llamada. Recordémosla. Retornemos a ese momento, para que el recuerdo de aquel momento nos renueve siempre en el encuentro con Jesús".